Un Estado Indiferente ante el Fenómeno de la Violencia.

La violencia no deja de producir grandes tragedias en la sociedad, por una u otra causa, pero de cualquier modo un luto que genera un gran dolor en las familias dominicanas.

Vista esta realidad,  por qué el Estado no hace la inversión que sea necesaria para disminuir los niveles de violencia que azota a los dominicanos.

La violencia ya representa un fenómeno social que se supone que debe ser de alta preocupación de las autoridades,  que debe motivar el diseño de políticas públicas para contrarrestar el problema.

Pero evidentemente que el Estado carece de esa visión, pese a que su misión tiene que ser, buscar y crear los mecanismos que sean necesarios para acabar con aquellos flagelos que tienen un perfil generalizante.

La violencia toma una dimensión que prácticamente se puede decir que es epidémica, cuyos controles no van a venir de otro entorno que no sea del sector público, ya sea mediante planes de educación y de control social por la vía de las normativas jurídicas.

Sin embargo, nadie puede negar que se trata de un problema de falta de visión del Estado, por lo que es muy poco lo que se puede esperar de las autoridades  en lo que respecta al fenómeno de la violencia.

Siempre se ha dicho que la violencia que viene a través de los feminicidios sólo puede ser detenida en el tiemp0o mediante el sistema educativo y los medios de comunicación social, principalmente, ya que se requiere de la formación a largo plazo de un nuevo hombre y una nueva mujer.

El problema plantea la necesidad de que los niños que apenas han nacido en estos tiempos sean partes de ese proceso de transformación que implica una participación de primer orden del Estado.

Pero por el momento no parece que eso pueda ocurrir, ya que sería como pedir peras al olmo, como dice una famosa expresión popular.

No es mucho lo que se puede esperar al respecto.