Cada día se comprueba que los amarres hechos por Leonel Fernández en las llamadas altas cortes hace prácticamente imposible su enjuiciamiento y condena en la República Dominicana.
No importa cuán numerosas y contundentes puedan ser las pruebas en su contra, porque en pocas palabras la débil institucionalidad descansa en la voluntad de Leonel, quien, sin lugar a dudas, hoy se ha constituido en el hombre con mayor poder en el Estado.
Del ex-mandatario depende a quién se condena y a quién no en la República Dominicana, porque la sociedad le permitió que constituyera los tribunales nacionales a su antojo y de esa manera garantizar impunidad para él y para los suyos.
En estas circunstancias en el país no hay formas de condenar, ni siquiera de investigar, a personas tan seriamente comprometidas con la corrupción como Félix Bautista y otros funcionarios peledeístas, así como el propio ex-mandatario.
Es realmente una vergüenza en una nación supuestamente democrática que los jueces de todos los tribunales del país estén a merced de los intereses de aquellos que han secuestrado el Estado, que se han robado el patrimonio público.
Esto es comprobable en la Suprema Corte de Justicia, instancia que rige el llamado poder judicial, la cual hoy está conformada por jueces escogidos desde la perspectiva y los intereses de un hombre totalmente corrompido como Leonel Fernández.
El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Germán, hermano de Alejandrina Germán, alta dirigente peledeísta e involucrada también en actos de corrupción, no constituye una garantía de una buena administracion de justicia, ya que éste por demás fue abogado del hombre más señalado como responsable de malversar o sustraer recursos públicos, como lo es Félix Bautista.
Traemos esto a colación para referirnos al rechazo del recurso sometido por la corriente de Hipólito Mejía, a fin de lograr la nulidad del juicio disciplinario a que fue sometido por el grupo de Miguel Vargas Maldonado en el Partido Revolucionario Dominicano y que determinó su expulsión de esa organización política.
Este Tribunal Superior Electoral ha dado una convincente demostración de que trabaja para profundizar la división del PRD, sobre todo por la incidencia que tienen en su seno Leonel Fernández y Miguel Vargas Maldonado, ya que el mismo fue conformado sobre la base de un acuerdo partidario entre ambos dirigentes.
De manera, que los tentáculos de estos rufianos de la política vernácula en el TSE propician la evacuación de una sentencia que prácticamente sella la división del PRD y sobre todo que ese veredicto parece estar dirigido a que en la República Dominicana haya un sólo partido y de esa manera garantizar la permanencia en el poder del Partido de la Liberación Dominicana.
El más ingenuo de los ciudadanos sabe muy bien que todos los procesos están viciados en el PRD, de uno y otro bando, porque la trampa, el engaño y el fraude son las normas que prevalecen en esa organización, así como en el PLD y el PRSC, porque al final de cuentas los tres tienen el mismo comportamiento.
Los tres constituyen la gran desgracia nacional.
Lamentablemente es así.
Y eso lo saben los jueces del Tribunal Superior Electoral y conocen además con detalles de los fraudes, los engaños y la manipulación de Miguel Vargas Maldonado de los organismos del denominado partido del jacho prendió.
Lo penoso de la contaminación de las llamadas altas cortes es que la única que realmente pierde es la sociedad dominicana, porque estos precedentes son, sin lugar a dudas, un dique de contención para una buena administración de justicia y en consecuencia para el crecimiento y fortalecimiento institucional.
El país, definitivamente, está en manos de una pandilla de delincuentes que lesionan gravemente su credibilidad y que podrían hacerlo colapsar .
Es un peligro que sólo se puede combatir con una ciudadanía consciente de sus derechos y deberes, así como de su integración al proceso de cambios que deberá operarse tarde o temprano en la patria de Juan Pablo Duarte y de otros tantos patriotas dominicanos.