La República Dominicana está frente a una de las más graves amenazas que se ciernen sobre su economía y en consecuencia en contra de su manipulada estabilidad política.
El crecimiento económico ha sido sostenido y permanente durante décadas en el país, cuyos renglones más importantes son el turismo y las remesas.
El profesor Juan Bosch siempre dijo que la mejor exportación que ha hecho la República Dominicana es la gran cantidad de dominicanos que se ha ido del país en busca de mejores condiciones de vida.
De igual modo, miles de extranjeros llegan al país para disfrutar de sus bellezas naturales, playas, montanas y sol.
Nadie puede negar que el turismo y la remesa han servido de contrapeso a una gran deuda social que tiene el país con las grandes mayorías nacionales.
Tanto una como la otra, han tenido un gran peso en el llamado crecimiento económico y en el Producto Interno Bruto de la República Dominicana.
Sin embargo, la pregunta que se impone en estos tiempos cuando gobiernos ultraderechistas y proteccionistas se instalan en muchas naciones, sobre todo en aquellas hacia donde tienen la mira los que se quieren ir del país, cómo se harán las naciones pobres frente al nacionalismo y la xenofobia?.
No creemos que vuelva el Estados Unidos que otorgó alrededor de dos millones de visas para que nuestra gente se estableciera en su territorio y de esa manera se le quitaba presión a unos gobiernos que se sustentan, principalmente, en la corrupción.
Qué pasaría en la República Dominicana si un 38 ó 40 por ciento de las familias no recibieran un financiamiento de los suyos que viven en el exterior?
Probablemente la llamada estabilidad política no pasara de ser un sueño, porque la presión social en contra del Estado fuera tan fuerte que se haría insoportable.
El cambio que sufre el mundo, máxime aquellos países en capacidad para recibir millones de inmigrantes, plantea una profunda reflexión sobre qué hacer para no tener consecuencias sociales definitivamente devastadoras?
Es un cuadro que no pinta muy bonito, sobre todo si partimos de que cada día hay mayores restricciones para el que busca emigrar, mientras el incremento de la delincuencia se vuelve incontrolable por el aumento poblacional, la inequidad y la exclusión social, el desempleo, así como la falta de oportunidades de los jóvenes en capacidad productiva.
Pensar en el futuro de un país como la República Dominicana, donde la corrupción está diseminada en todos los estratos sociales y que no deja otra opción a los más pobres que apelar a la emigración, provoca un gran escalofrío.
¡Piénselo tranquilamente a ver si se trata de una exageración!