El Partido Revolucionario Moderno (PRM) y su Gobierno, encabezado por Luis Abinader, han dejado lo suficientemente claro que está totalmente plegado a los intereses del sector empresarial.
Desde antes de iniciar a recorrer el camino de desdecir todo lo que había planteado desde la oposición, el PRM y el presidente Abinader se preocuparon de colocar en posiciones importantes en la administración pública a cuadros reconocidos del sector empresarial.
Todo el mundo sabe que los empresarios tienen una agenda muy personal y grupal, es decir, sólo les importa aquellos que les beneficia económicamente, sin tomar en cuenta nada más.
Pues esa forma de manejarse del PRM y Luis Abinader no podía tener otro resultado que traicionar todos sus propios argumentos cuando de cuando eran opositores, concretándose esa falta de coherencia y podría decirse hasta de ética con la proyección de un perfil que consiste en cambiar de posición como el camaleón de color.
Es triste decir y a sólo horas de la rendición de cuentas del presidente con motivo del 27 de febrero, que el PRM es un partido que ha dejado la imagen de que no tiene ninguna responsabilidad ni lealtad con aquellas cosas que lo ha llevado a tener el control del Estado.
Todo parece indicar, naturalmente por su conducta, que la permanencia en el poder del PRM será efímera, de muy poca duración, aunque tal vez se beneficie del hecho de que el sistema de partidos está desarticulado en el país como resultado de sus conductas.
Ahora resulta que el PRM y sus funcionarios son contrarios a prácticamente todo lo que defendieron cuando estuvo en la oposición, como, por ejemplo, las tres causales.
Es decir, que la negación de lo que había defendido en tiempos en que hacía oposición es muy evidente, como Loma Miranda, el Pacto Eléctrico y lo que ocurre con el Sistema de Seguridad Social y muchos otros temas de interés nacional.
A partir de ahora es poco lo que se puede pedir a un partido como el PRM, porque ya ha hecho una norma que consiste en su renuncia o renegación de los compromisos asumidos.
No se puede esperar otra cosa de un PRM que sabe muy bien como renunciar a sus compromisos e incluso a sus principios.
En realidad, se trata de un partido al servicio de grupos económicos y de intereses que no son los más sanos de la sociedad dominicana.
Ojalá que en el futuro el pueblo dominicano tenga mejor suerte.