Editorial
Un Grito de Auxilio
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Por lo menos este es el caso del Distrito Judicial de Santiago, donde no hay forma de que se pueda perseguir a través de la fiscalía al que roba, mata o comete cualquier otro tipo de crimen o delito.
En virtud de que la Ley Orgánica del Ministerio Público describe a este órgano como único e indivisible, entonces no hay otra opción por ahora que presentar las querellas y denuncias de los hechos que se producen en la zona norte en el Distrito Nacional.
Este es un grito de auxilio frente al total colapso del Ministerio Público y que de todas maneras la crisis de este órgano del Estado estimula el crimen y el delito.
Todas las querellas y denuncias se toman como si fueran un verdadero relajo, cuya actitud de la fiscalía pone en peligro la vida de la gente, así como la armonía y la convivencia en las comunidades de la zona norte del país.
El editorial de este periódico va acompañado de la presentación de varias querellas disciplinarias en contra de fiscales que sin dudas están confabulados con la delincuencia y con lo mal hecho por comisión u omisión.
Que se tenga claro, muy claro, que no vamos a tolerar mas negligencia, ineptitud y complicidad de los que tienen la misión de diseñar y perseguir los hechos bandálicos y criminales que se producen cada día por la complacencia, la tolerancia y podría decirse hasta por el soborno de los que tienen que cambiarlos.
No es que nos ilusionemos con que en la capital las cosas vayan a ser diferentes, pero por lo menos canalizaremos el problema a través de las más altas instancias del Ministerio Público para ver los resultados.
De lo contrario, asumiremos que todo ya se ha perdido y que sólo podremos recurrir a la articulación social para lograr un cambio de conducta del Ministerio Público y de la Judicatura.
Si tampoco logramos resultados satisfactorios entonces no habría otro camino que echarse a morir o largarse del país.
Lo otro sería apelar a la vía de hecho y que el país se convierta en una verdadera selva o cuando menos que regresemos a la edad de piedra o a la ley de la selva.
¡Basta ya!