La sociedad dominicana sufre una amenaza muy preocupante y tiene que ver con el hecho de que el Ministerio Público, responsable de perseguir el crimen y el delito, no cumple con su rol.
No decimos esto por lo que ocurre con los megas expedientes de corrupción, porque se sabe de más que a ese nivel se hacen grandes esfuerzos para castigar esa conducta que tanto daño le ha hecho al país.
Hablamos de las denuncias y querellas que se presentan en los centros de recepción de las mismas, las cuales no tienen ningún seguimiento y mucho menos resultados.
Son miles de personas que acuden a denunciar casos de raterismo y de violencia callejera en los centros de denuncias del Ministerio Público que luego de muchas horas para presentarlas y de meses o tal vez años de espera no se recibe ningún resultado, ninguna respuesta.
Se puede asegurar que el Ministerio Público a este nivel es la expresión más contundente de lo mal que anda la sociedad y el Estado dominicanos.
Ahí está la explicación de por qué en el país hay tanta impunidad, porque generalmente la de cuello blanco no tiene un régimen de consecuencia, pero igual ocurre con aquellos crímenes y delitos que se quedan al nivel del raterismo, del de baja monta.
Este cuadro de ineficiencia, complicidad y de dejar hacer, dejar pasar constituye un tema de gran preocupación, porque es una forma de mandar a la gente a que haga justicia con sus propias manos.
En este contexto se inscribe lo ocurrido en un sector de La Romana, porque resulta que el protagonista de los hechos, conocido como El Ebanista, había sido víctima de una serie de robos y a pesar de que presentaba sus denuncias o querellas nunca recibía una respuesta.
Entonces llegó un momento que se llenó de impotencia, odio y de dolor y acabó con la vida incluso de algunos amigos que intentaron intervenir para evitar que la tragedia ocurrida.
El meta mensaje de esta tragedia radica en que ese caso es un espejo de lo que pasa con la gran mayoría de los que presentan denuncias y querellas en contra de delincuentes que los mantienen en zozobra con robos permanentes y a plena luz del día.
El Estado dominicano debe comenzar en lo inmediato la corrección del gran problema que se presenta en el Ministerio Público, que aunque se busca que funcione arriba, abajo está afectado de unas distorsiones que podrían provocar tragedias peores.
Este periódico espera que esta denuncia no sea un motivo para que la Procuraduría General de la República la atribuya a una campaña de difamación en contra del Ministerio Público y que la misma sirva para que la Inspectoría de este importante órgano recurra a una minuciosa investigación sobre lo aquí dicho para determinar las razones de ser de la tragedia de La Romana.