Agencia Efe
BAGDAD.- Al menos una persona murió hoy en la octava jornada consecutiva de protestas en Irak, que fue escenario de las manifestaciones más multitudinarias de la última semana en la capital y las provincias del país, a pesar de las promesas de elecciones anticipadas por parte del jefe de Estado.
Este viernes, una mujer murió por el impacto de un bote de gas lacrimógeno en la cabeza después de que las fuerzas de seguridad dispersaran a los manifestantes que intentaban cruzar el puente de Al Yumhuriya, que une la céntrica plaza Tahrir con la fortificada Zona Verde, donde se ubican edificios gubernamentales y embajadas.
Ali al Bayati, miembro de la pública e independiente Comisión de Derechos Humanos iraquí, aseguró a Efe que “es la primera chica que muere en las manifestaciones”, que en los pasados ocho días dejaron un centenar de muertos, según datos de este organismo.
Miles de iraquíes se han concentrado esta tarde en la plaza Tahrir, epicentro de las protestas en la capital iraquí, para expresar su rechazo a las promesas del presidente, Barham Saleh, que ayer se mostró favorable a convocar elecciones anticipadas y aseguró que el primer ministro, Adel Abdelmahdi, está dispuesto a dimitir.
La plaza, abarrotada de manifestantes durante la mañana, siendo hoy un día festivo, se llenó todavía más después del rezo musulmán del mediodía, cuando miles de personas ocuparon también las calles adyacentes, según pudo constatar Efe.
Nasim Alsalhy, un manifestante de Bagdad, aseguró a Efe de que el aumento de la participación en las manifestaciones se debió a la llamada de la máxima autoridad religiosa chií de Irak, el ayatolá Ali al Sistani, que en un comunicado reiteró hoy su apoyo a los manifestantes.
“La sangre que ha sido derramada durante las últimas semanas es valiosa para todos nosotros y es necesario trabajar para evitar más pérdidas y nunca permitir que el país degenere hacia las sombras de una guerra civil, el caos y la devastación”, aseguró Al Sistani.
El clérigo agregó, en un mensaje leído por su representante en la ciudad santa chií de Kerbala, Ahmed al Safi, que “ninguna persona (…) o ningún actor regional o internacional tiene el derecho a robar la voluntad del pueblo iraquí e imponer su opinión” sobre los asuntos del país.
Al Sistani apoyó de esta forma las declaraciones del líder supremo de Irán, Ali Jameneí, que esta semana acusó a EEUU y a los servicios de inteligencia occidentales de incitar las actuales protestas y disturbios en países de la región como Irak y el Líbano, ambos con una fuerte influencia iraní.
Una fuente de seguridad, que pidió el anonimato, aseveró que la cifra de manifestantes de este viernes es la mayor registrada desde el comienzo de las manifestaciones, y atribuyó este hecho a las palabras de Al Sistani.
Al igual que en los días anteriores, las fuerzas de seguridad volvieron a emplear gases lacrimógenos para dispersar a los concentrados en el centro de Bagdad y provocaron decenas de casos de asfixia, según la Comisión iraquí.
Ayer, Amnistía Internacional denunció en un comunicado que algunas de las muertes que se han producido desde el inicio de las protestas fueron por el impacto de botes de gas lacrimógeno en la cabeza de los manifestantes.
Por su parte, Al Bayati dijo en un comunicado que uno de los grupos de médicos voluntarios en la plaza Al Tahrir, donde hay al menos diez de estas agrupaciones, recibe de 5 a 20 casos diarios de quemaduras, además de casos de parálisis temporal como resultado de la inhalación de gases lacrimógenos.
“La existencia de tales casos genera sospechas sobre el material usado, ya que el gas causa irritaciones en la membrana mucosa del ojo y, sobre todo, en el sistema respiratorio”, agregó, exigiendo una investigación.
También pidió al Gobierno que no oculte la cifra de muertos y heridos que se han producido en esta nueva oleada de protestas, que estalló el pasado viernes, después de un primer brote a principios de octubre.
Durante la primera semana de movilizaciones, al menos 157 personas fallecieron y miles resultaron heridas, de acuerdo con un informe publicado por el Comité Ministerial Supremo formado para investigar la muerte de civiles en las manifestaciones.
Sin embargo, los iraquíes han seguido protestando en las calles por el deterioro de los servicios públicos, el desempleo y la falta de soluciones a la mala situación económica, problemas que achacan en primer lugar a la corrupción de sus dirigentes, y por ello exigen reformas radicales y profundas, y no sólo un cambio de Gobierno.