Opinión
Un País con Poca Esperanza
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Por José Cabral
El país es un verdadero dolor de cabeza, porque hasta para invertir algunos recursos en un proyecto cualquiera lo primero que debe hacerse es dotarse de una vocación mafiosa, ya que es el modelo que prevalece en el escenario nacional.
Lo mismo habría que decir de todo aquel joven, no importa que capaz sea, que busca un empleo, el cual antes que nada tiene que apoyarse en un amigo con influencia o bien conectado en el Estado cuando se trata del sector publico.
Es decir que el ciudadano tiene una moneda de dos caras, una de las cuales representa los deberes y la otra los derechos, pero ninguna de las dos tienen ningún valor, porque amén que no existe la igualdad de oportunidades, tampoco se impone el cumplimiento por parte de los beneficiados.
Es un cuadro muy complejo que la única explicación que ofrece es que toda esta situación es el resultado de una sociedad que atraviesa por una crisis muy profunda, caracterizada por una enfermedad terminal donde los valores del cumplimiento se han perdido.
Otro factor que vuelve a la República Dominicana aún mas peligrosa es que el fraude, el engaño y la irresponsabilidad de gobernantes y gobernados constituye la conducta normal.
Es un drama que realmente no se sabe dónde nos llevará, hacia dónde nos conducirá, sobre todo porque los actores de la vida política nacional cada día son más insensibles y definitivamente los peligrosos fenómenos sociales mencionados parecen no servir de escarmiento, pese a la inseguridad generalizada que arropa al país, no importa que se tenga o no bienes materiales.
Cuál será el futuro de una sociedad que se dirige a perderlo todo e incluso hasta su nivel de criticidad a las cosas mal hechas, lo que estimula a los funcionarios del Gobierno a depredar los recursos públicos sin que a nadie le importe.
Ojalá que el Todopoderoso pueda meter sus manos y que nos aleje de los grandes peligros que amenazan a la sociedad dominicana.
Amén.