Un Pedazo de Papel que Rige la Vida Institucional y Democrática.

Por Elba García

La Constitución de la República Dominicana ha sido un pedazo de papel, como la llamó en  algún momento el fenecido presidente Joaquín Balaguer, pero por  lo menos en estos años ha servido para sentar jurisprudencia en beneficio del  estado de derecho y de la democracia.

Desde la creada el 6 de noviembre de 1844 hasta la fecha, la Constitución ha sido un instrumento para que la mayoría de los que han llegado a la presidencia de la República busque perpetuarse en el poder.

Pedro Santana fue el primero que se agenció la incorporación del artículo 210 en la primera Constitución de la vida republicana del país para manejar la naciente nación a su antojo, tanto fue así que hasta la anexó a España en contra de la voluntad de los dominicanos.

Pero el asunto no se ha  quedado ahí y durante toda la vida republicana el país se ha visto gravemente afectado por violaciones muy graves a la Constitución para propósitos individuales y profundamente antidemocráticos.

Sin embargo, debe decirse que desde la aprobación de la Constitución del año  2010 se han dictado una serie de sentencias, sobre todo en lo que respecta a los recursos de amparos, que sin dudas han servido para fortalecer el sistema de justicia y en consecuencia el estado de derecho.

Pero todavía falta mucho por recorrer  para que la República Dominicana avance hacia una justicia, sino plena,  que por lo menos trace el camino hacia la aplicación de la ley en el marco de un nivel de institucionalidad que convierta la nación en un territorio más habitable.

Este 6 de noviembre es un buen motivo para continuar la prédica y la práctica de un derecho constitucional que rija el país por el camino de lograr una normativa  jurídica que sea una garantía de que no prevalezca la violación caprichosa de la Carta Magna e incluso de las leyes adjetivas del país.

Es misión del Estado dominicano corregir todos los errores que contenga la Constitución de la República y ajustarla a una sociedad moderna, insertada en una comunidad internacional que necesita tener garantía de una vida democrática sin debilidades y grandes deficiencias.

Es un momento para honrar a los antepasados que siempre se preocuparon porque el país se dotara de las herramientas jurídicas para garantizar  la independencia, la soberanía y la autodeterminación nacionales y que éstos no  sean mancillados por ninguna potencia extranjera.

La Constitución de la República es la mejor carta de presentación para lograr ese fin, el cual proyecta los valores por los que se rigen los intereses de la patria.

Viva la Constitución de la República!