El esfuerzo de un grupo ciudadano para llevar a la República Dominicana a condiciones de vida de mayor dignidad tuvo su inicio este domingo en el club Mauricio Báez, donde se dieron cita miles de personas que buscan que en el país haya una mejor democracia.
El evento, que tuvo una serie de mensajes subliminales, constituyó un primer peldaño para que el país sea impactado por el fenómeno latinoamericano de que la izquierda sea una verdadera opción de poder, como ha ocurrido en Colombia, Chile, Honduras, entre otras naciones latinoamericanas.
Siempre se ha dicho que a pesar de que la República Dominicana es una de las naciones con un mayor nivel de politización y donde la izquierda y la vocación democrático de su pueblo ha permitido abonar con la sangre de sus mártires la consecución de mayores espacios de democratización, la misma se ha quedado rezagada en materia de verdaderos cambios a favor de la gente.
La concentración ciudadana de este domingo fue sencillamente el envío de una señal de que todavía queda país y que segmentos importantes de la población siguen preocupados por la forma como la derecha neoliberal maneja en su favor el patrimonio público del país.
Podría decirse, sin temor a equivocarse, que una de las peores desgracias de la nación ha sido el hecho de que la derecha neoliberal no solo ha logrado lesionar y casi hasta desaparecer una serie de valores nacionales, como la hermandad, la solidaridad y la reciprocidad y que en su lugar promueve la avaricia, la codicia, entre otros antivalores, como el clientelismo.
Importan muy poco los errores cometidos en el curso del montaje del evento, ya que lo más valioso es el deseo de sacrificio de los que han decidido promover estas ideas de cambios y que al propio tiempo estos planes se canalicen a través de una gran confrontación electoral, civilizada y sensata, para que las grandes mayorías nacionales puedan medir los efectos de aquellos que se mueven por intereses y los que lo hacen por principios y por amor a su patria.
El rostro entusiasta de los ciudadanos participantes en la concentración de este domingo en el Mauricio Báez augura un porvenir hermoso para la sociedad dominicana.
Es motivo para agradecer el sacrificio para el montaje de este evento de ciudadanos que no buscan ningún protagonismo personal, individualista, y que aquel que lo tenga que lo abandone a favor de tan noble causa.
El momento es oportuno para que los hombres y mujeres de la nación anuncien un cambio real para un país que ha sufrido todo tipo de vejámenes de aquellos que desde el poder económico y político no se cansan de buscar acumulación originaria o el aumento de fortunas sobre la base de un patrimonio público que es de todos.
Ya no se puede permitir que los pequeños detalles pesen más que las grandes ideas y esfuerzos de gente que se acuesta y se levanta con el único anhelo de un país donde el futuro de sus hijos y nietos sea promisorio y que les permita vivir con dignidad.
No permitamos que nadie mate estos sueños.
Ni un paso atrás ciudadanos de estas tierras de Juan Pablo Duarte, Gregorio Luperón, Francisco Alberto Caamaño Deño, Juan Bosch y Manolo Tavarez Justo, prohombres de la historia nacional.