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Un relato desde la sala de espera del Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter

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Santo Domingo.-A pesar de la época de pandemia las visitas no se detienen en el Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter. El terreno que alberga los diferentes edificios es amplio, sin embargo, parece no ser suficiente para la gran demanda de personas que llegan desde todas partes del país en busca de una palabra de esperanza.

En el área destinada a la espera para consulta de las pacientes de cáncer de mama, decenas esperaban su turno para ver algún especialista. Aunque es de dominio público la estadística de que una de cada ocho mujeres puede padecer la enfermedad, no deja de sorprender verlas juntas.

Según revelan los datos estadísticos del Registro Hospitalario de Tumores del Instituto de Oncología, las mujeres más afectadas tienen edades comprendidas entre los 41 y 60 años. Pero en más de una ocasión mi mirada se cruzó con muchas que superan este número.  La sala estaba llena de historias.

Mercedes sostenía con firmeza la silla de ruedas que carga a su madre. Tiene 39 años y tres hijos. Es hija única. Su madre tiene 72. Ambas son pacientes de cáncer. “En nuestra familia existen varios casos de cáncer de mama. Hace dos años mi mamá se descubrió una masa en el seno derecho, pero lo ocultó. Mi padre me dio la alerta y enseguida la traje a chequear. Era cáncer. Lleva 10 quimioterapias y por el avance de la enfermedad no se ha podido operar. Hace un año descubrimos que yo también tenía cáncer”.

Cada mes, Mercedes y su madre salen a las 4:00 de la mañana desde La Cuchilla, de Yamasá, un municipio de la República Dominicana situado en la Provincia de Monte Plata.

“Para llegar a tiempo a la cita tenemos que pagar un vehículo a un costo de mil doscientos pesos. Esta enfermedad ha consumido todo lo que teníamos, pero damos gracias a Dios porque nos permite seguir adelante”, dice Mercedes con una actitud positiva que contagia. “Yo le digo a mi mamá que nosotras vamos a morir de cualquier cosa, pero no de cáncer, porque estamos en pie de lucha y agarradas de Dios”.

Otros testimonios

María Dolores Rizo tiene 70 años. Recientemente ha sido diagnosticada con cáncer en su mama izquierda. Uno de sus siete hijos la acompaña. Llega desde Jimaní, un municipio de la República Dominicana situado en la provincia de Independencia.

Ella no puede moverse con facilidad, se auxilia de una silla de ruedas. Salió de su pueblo a las 3:00 de la mañana. “Hoy es un día importante”, dice con la voz entrecortada por el llanto. Su hijo la ayuda: “Traemos todos los exámenes para saber cuál es su situación”.

María Dolores no es la única que lloró. Muchas de las mujeres de la sala no pudieron contener las lágrimas al escuchar el testimonio y las canciones de Francis Marizán, una joven artista, por segunda vez sobreviviente de cáncer de mama, y quien fue invitada por Bernadette Sánchez, de Relaciones Públicas y la directiva del Grupo Cáncer de Mama, para llevar alivio y esperanza a las pacientes, al conmemorarse este 19 de octubre, el Día mundial de la lucha contra el cáncer de mama.

Cabezas cubiertas para ocultar la pérdida de cabello. Miradas tristes y perdidas, cada una guarda un relato distinto, pero también unas ganas inmensas de vivir.

María Altagracia Brito hace tres años que descubrió algo anormal en sus senos. El temible diagnóstico la enfrentó a una realidad, que según cuenta, a pesar del tiempo pasado no logra superar. “Tengo 57 años, soy madre soltera de unas mellizas de 18 y un varón de 35. Por situaciones económicas pasé cinco meses sin poder seguir en tratamiento y empeoró mi situación. Ahora el cáncer esta en mis huesos y pulmones”, relata entre lágrimas.

Cada 21 días ella llega Instituto de Oncología desde Pedro Brand, al Este de Santo Domingo Norte. Ahora teme perder su empleo en el área de limpieza de Salud Pública. “Con el cambio de Gobierno y las ausencias por mi enfermedad me da miedo quedarme sin trabajo. Es el único ingreso que recibo, mi hijo es camionero y gana poco, mis hijas no trabajan. El gasto promedio mensual de la enfermedad es de 10 mil pesos. Hemos tenido hasta que sacrificar la comida para cubrirlo”.

La historia de Onide también es conmovedora. Es de nacionalidad haitiana, tiene 38 años y tres hijos. “Ha pasado tanto tiempo desde que supe que tenía cáncer que ya no recuerdo la fecha – comenta en un español poco fluido – debo venir cada mes, pero muchas veces no tengo dinero”.

Onide reside en San José de Ocoa. Antes recogía tomates para subsistir, ahora no puede hacerlo y el único ingreso que recibe es el que lleva su esposo producto de jornadas de trabajo informal. “Mi esposo echa días por ahí, haciendo cualquier cosa. Me han dado algunas quimioterapias, ni se cuántas, pero para venir hay que juntar de seis a ocho mil pesos, y es mucho. He tenido que dormir en la calle y pedir dinero para volver a la casa”.

La próxima vez que veas un lazo rosa, recuerda estas historias. El cáncer no conoce nacionalidad ni estatus social. La detección temprana te puede salvar la vida.

listindiario.com

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El Árbol de la Esperanza: diez años transformando vidas a través de la empatía

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Santo Domingo, R.D.-Ágora Mall celebra una década de amor y solidaridad con su Árbol de la Esperanza. La emblemática estructura, que se levanta majestuosa cada año en el atrio del centro comercial, se ha consolidado como una plataforma de responsabilidad social que promueve la empatía y el apoyo a causas nobles en la sociedad dominicana.

A lo largo de estos 10 años, 24 fundaciones han encontrado en este espacio una vía para recibir respaldo en áreas cruciales como la salud, el bienestar, la educación y la protección; 400 mil vidas han sido impactadas y dos mil voluntarios se han sumado al proyecto.

“Esta edición presenta un árbol renovado que simboliza la continuidad de esta valiosa iniciativa, que cuenta con la participación de 19 fundaciones. Hasta el 22 de septiembre, el público tendrá la oportunidad de contribuir con las entidades participantes adquiriendo corazones de papel, el instrumento de donación elegido para esta ocasión”, explica al equipo de Listín Diario, Rocío Sánchez, gerente de Mercadeo de Ágora Mall.

Silvia Rosales, administradora del referido centro comercial, destaca la importancia de la participación ciudadana, señalando que “mientras más donen, más se llenará de color el Árbol de la Esperanza”, reflejando así el impacto directo de cada aporte en la vida de quienes más lo necesitan. “El árbol no es un adorno del centro comeres una poderosa representación de lo que puede lograr la solidaridad colectiva”, enfatiza.

Un compromiso de todos

Rosales y Sánchez subrayan la importancia de la participación activa de la ciudadanía en la construcción de una sociedad más solidaria. “Todos podemos ser parte de la solución”, afirman, destacando que cada gesto de apoyo, por pequeño que sea, tiene el potencial de generar un impacto significativo.

Están convencidas de que la misión del Árbol de la Esperanza trasciende la simple recaudación de fondos: “Se trata de un esfuerzo colectivo para movilizar a la comunidad en torno a causas que necesitan visibilidad y apoyo continuo”. “Creando consciencia transformamos vidas”, concluyen las protagonistas de esta entrevista, invitando a todos los miembros de la familia a sumarse a esta iniciativa que, de una manera efectiva, demuestra que cuando la comunidad se une se pueden lograr grandes cambios y construir un país más solidario.

Fundaciones beneficiadas

Las fundaciones que participarán en la décima edición del Árbol de la Esperanza son: Quiéreme como Soy, Dr. Juan Manuel Taveras, Fundación Pedro Martínez, Asociación Dominicana de Síndrome de Down (Adosid), Un Techo para mi País (Techo), Banco de Alimentos, Nido para Ángeles.

Acción Empresarial por la Educación (Educa), World Visión, Instituto Ayuda al Sordo Santa Rosa, Yo También Puedo, Heart Care Dominicana, La Merced, Aprendiendo a Vivir, Fundación Solidaridad Calasancia (Solca), Save The Children, Hábitat para la Humanidad, Operación Sonrisa República Dominicana y Fundación Salesiana Don Bosco.

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El periodista Geraldino González presenta su novela “Informes Fatales”

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Santo Domingo, R.D.-El periodista Geraldino González puso en circulación su novela “Informes Fatales” y la reedición de sus escritos sobre temas de medio ambiente. La actividad se realizó en el Salón Aida Cartagena Portalatín, de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña.

“Informes Fatales” constituye un documento sobre un hecho ocurrido en el país en la última década del siglo XX, en donde el uso de las influencias de poder político militar, policial, los intereses económicos de un sector empresarial pretendían cambiar un rumbo de destrucción de recursos naturales y conllevan la ejecución de una trama insospechable.

Julieta Arias y Eduardo Ortiz.

La reedición de algunos de sus libros sobre recursos naturales y medio ambiente incluye obras que se habían agotado hace varios años.

 
Tomás Vargas, Radhamés Muñoz y Wilson Gómez.

Tomás Vargas, Radhamés Muñoz y Wilson Gómez.

 

Laura Jácquez, Rafael Ovalle y Evelyn Batista.

Laura Jácquez, Rafael Ovalle y Evelyn Batista.

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Evita Harryson: a pasos firmes hacia la grandeza en el violín

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Santo Domingo, R.D.-Evita Harryson es una joven prodigio del violín. Pausada, serena, enfocada, ha trazado un camino con pasión y dedicación que la ha llevado desde la curiosidad infantil hasta ser aceptada en una de las instituciones musicales más prestigiosas del mundo: Cleveland Institute of Music.

De origen europeo, Evita reside en República Dominicana desde niña, y ha convertido su amor por el violín en su propósito de vida.

Su historia con la música comenzó cuando tenía apenas tres años. Fue una experiencia tan inesperada como reveladora. Un día, mientras estaba con el hijo de un amigo de su madre, presenció cómo el joven violinista abría su estuche y, en ese instante, algo dentro de ella despertó. “Fue una fascinación súbita, un deseo inexplicable de explorar ese instrumento tan delicado y poderoso a la vez”, recuerda con la pureza de sus emociones de niña. “Desde ese momento supe que quería ser violinista”, afirma con la certeza de alguien que ha encontrado su vocación.

A los seis años inició formalmente sus estudios de violín en la academia musical Crescendo. Su disciplina y talento no tardaron en llamar la atención. “Cuando me contactaron desde la Fundación Sinfonía para ofrecerme una beca para el programa Oacademy, no podía creerlo”, cuenta Evita con gratitud.

El programa Oacademy le brindó la oportunidad de recibir clases de solistas y maestros de renombre, lo que significó un salto cualitativo en su formación. Además, gracias a esta beca, fue seleccionada como Fellow en el Paax Festival GNP en Cancún, dirigido por Alondra de la Parra.

“Han sido oportunidades únicas, posibles gracias a la Fundación Sinfonía, y estaré siempre agradecida”, afirma.

Ahora, con tan solo 21 años, Evita Harryson se prepara para un nuevo desafío en el Cleveland Institute of Music, donde estudiará bajo la tutela de dos maestros de renombre mundial, Ilya Kaler y Olga Dubossarskaya Kaler. Sus expectativas son altas, pero su determinación es aún mayor. “Voy tras el sueño de convertirme en una gran violinista, y sé que con esfuerzo y dedicación lo lograré”, declara con la firmeza de quien ya ha recorrido un importante camino, pero que aún tiene mucho por conquistar.Apoyo familiar

“Voy tras el sueño de convertirme en una gran violinista, y sé que con esfuerzo y dedicación lo lograré”, declara con firmeza Evita Harryson.Silverio Vidal/LD

“Mi madre Jodie ha puesto todo su esfuerzo y amor para mi educación. Me enseñó a soñar en grande, a creer en mí, pero, lo más importante, a trabajar para hacer mis sueños realidad. Cuando me fallaban las fuerzas ella siempre estaba ahí para levantarme…”, reflexiona. Este vínculo ha sido esencial para mantener a Evita enfocada y motivada en su camino hacia la excelencia musical, un recorrido que inicia cargada de fe.

Un sueño por cumplir

Uno de sus anhelos es tocar como solista bajo la batuta del maestro Gustavo Dudamel. “Ha sido mi sueño desde siempre”, confiesa, recordando cómo, de pequeña, enviaba dibujos y mensajes de admiración a Dudamel a través de un amigo en común. “Dudamel es un símbolo de perfección, cada movimiento que realiza con su batuta es magia”, expresa Evita con un respeto que delata el impacto positivo que el maestro ha tenido en su vida.

La música tiene poder

Evita no solo sueña con perfeccionar su técnica y estilo, sino con algo más trascendental: compartir la magia de la música en los escenarios del mundo. Para ella, el violín es más que un instrumento, una vía para conectar con emociones profundas y para sanar a través de cada melodía.

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