Una excelente enseñanza en una sociedad anárquica y de anti-valores

La deshumanización ha tomado mucho cuerpo en la sociedad dominicana y la misma se produce en medio de un gran desorden y falta de disciplina.

Es un fenómeno que se puede apreciar en cualquier escenario, no importa que sea público o privado.

Ver a un hombre o una mujer dominicana comerse un guineo mientras camina por la vía pública y  lanzar la cáscara en cualquier lugar e incluso en el mismo pavimento a sabiendas de que ese desperdicio sólido va directo al cauce de los ríos, es algo cotidiano, común y corriente

Sujetar la puerta de entrada de cualquier establecimiento comercial puede esclavizar al que lo haga a durar mucho rato sin que nadie le dé nisiquiera la gracia.

Ver a un conductor que sin el semáforo estar con una señal en su favor continuar la marcha y amenazar la vida del peatón es algo  que ocurre cada hora, cada minuto, cada segundo en cualquier calle del país.

Se trata de un gran desprecio por los valores cívicos, pero también es una expresión de muy poco amor por sus conciudadanos.

Todo esto nos dice que la República Dominicana está sumergida en una crisis y surgir un escenario donde no sólo se pida respeto para los derechos fundamentales, como el de elegir y ser eligible, sino también de promover valores perdidos nos envía el mensaje de que todavía queda país.

Y eso exactamente es lo que significa la protesta  en la Plaza de la Bandera de la capital dominicana, donde se concentran jóvenes de diferentes procedencias sociales, que no sólo buscan mejorar la democracia, sino también restablecer valores.

Ojalá que  protesta o concentración como estas perduren en el tiempo y se conviertan en un espacio permanente para restablecer valores cívicos, morales y democráticos.