Una fecha muy importante para que la conducta del país cambie con el dominicano del exterior.

Por Elba García

Han sido muchas las veces que se ha hablado de la necesidad de que el Estado cambie su forma de tratar al dominicano del exterior.

Pero han sido prácticamente nulas las ponderaciones al respecto de las autoridades, porque hasta los servicios que se le presta al dominicano del exterior podría decirse que son los más caros del mundo.

El sacrificio del criollo que se ve compelido a abandonar el país se somete a grandes sacrificios para que sus familias que viven en el país por lo menos tengan derecho a la comida y a disfrutar un techo donde guarecerse.

La ocasión es muy propicia para honrar su memoria y sacrificio  a propósito de cumplirse 20 años del acto terrorista de las torres gemelas que acabó con la vida de más de cien dominicanos que en el momento de la tragedia hacían lo que saben hacer en territorio norteamericano, que no es otra cosa que trabajar.

Es decir, que la muerte de esos dominicanos tiene un gran impacto en su familia y en todos sus compatriotas, pero en realidad también han dejado un gran legado que en el momento en que les llegó la muerte se sometían al sacrificio de buscar el pan de cada día para sus seres más queridos.

De manera, que ese odioso acto terrorista sirve además para dejar sentado que los dominicanos se van a los Estados Unidos a levantarse muy temprano para entregarse a un trabajo que al cabo de los años les sirve para darles alguna seguridad de vida a sus familiares.

En este momento el país recibe de las comunidades del exterior el equivalente a una porción importante del Producto Interno Bruto, por lo que la muerte de casi cien dominicanos en las torres gemelas de Nueva York, debe ser una causa más que suficiente para rendirles un homenaje permanente a esos criollos que durante su existencia mostraron un gran amor por su patria.

Si el Gobierno levantara un monumento en favor de estos dominicanos fallecidos en las torres gemelas, no a partir sólo de lo dañino que resulta el terrorismo en el mundo, sino también como símbolos del sacrificio del inmigrante dominicano que da hasta su vida por la patria que le vio nacer.

Es hora de dejar constancia del agradecimiento que debe existir en el país por los dominicanos, sin importar donde se encuentren, por su gran sacrificio en favor de un país mejor y los que murieron en las torres gemelas son un buen ejemplo para evaluar al criollo que vive fuera de la tierra que le vio nacer.

No se debe desperdiciar la oportunidad de que el país exprese de alguna manera lo tanto que se aprecia lo que hacen los dominicanos en favor de su patria, porque hasta ahora no hay nada ni nadie que haya dejado un testimonio imperecedero de ese agradecimiento.