Opinión
Una práctica en la música clásica
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Por Miguel Guerrero
Sin embargo, ha habido muchas excepciones. Una muy conocida es la del genial Juan Sebastián Bach, quien nunca enumeró sus obras y se sabe de otros ilustres compositores, como es el caso de Mozart, en los que la numeración no se hacía de forma ritual ni cronológica. Existen otros ejemplos en los que el número correspondió a trabajos e investigaciones del editor que publicaba las composiciones. La numeración ha permitido en muchos casos entender la evolución y los cambios de muchos autores importantes, como por ejemplo la forma en que circunstancias ajenas a su control y otras propias de su temperamento determinaron el contenido de su producción y la época en que fueron concebidas y concluidas.
También es muy conocido en los ambientes clásicos la situación derivada de la muy difundida práctica de la catalogación póstuma, que solía generar mucha confusión en el estudio de algunos de los más brillantes compositores, dado el hecho de que distintos editores daban diferentes numeraciones a algunas de sus partituras más famosas, lo cual sucedió con Bach y otros de los más grandes de su tiempo.