Una sociedad en peligro de extinción.

El fenómeno de la imposición de antivalores está determinado por el crecimiento y el impacto de la corriente de la economía conocida como el neoliberalismo salvaje.

Esta corriente ha logrado una ruptura con valores que son intrínsecos de la dominicanidad, como la solidaridad, la reciprocidad y la hermandad.

Ahora todo es la mercancía llamada dinero, lo cual crea ruptura en el seno de la familia y de la sociedad.

A estos fenómenos se agregan aquellos que tiene que ver con la promoción de antivalores tan despreciables y malditos como el chisme, la envidia y el egoísmo.

Es tan grave el tema de la sustitución de valores por antivalores que en el país hay una gran mayoría de gente que llora los éxitos de amigos y familiares y se ríe de los fracasos de aquellos que tienen años de lucha para lograr concretar tener éxito en un proyecto.-

Es una transformación que la que sufre la sociedad dominicana y que los resultados explican por si solos el hecho de que tanta gente busque hacer dinero por la vía fácil.

Por esta razón muchos dominicanos entran a los negocios ilegales, del crimen organizado y del bajo mundo en sentido general.

La prisa es hacer dinero aunque se destruya la familia y la nación, cuya conducta está asociada con el estilo de vida que tienen mucho que ver los propios partidos políticos, ya que son los portadores y promotores de los peores legados a las presentes y las futuras generaciones.

Es una verdadera revolución en contra de las mejores causas del país, pese a que se debe decir que es un tema mundial, aunque cada nación con sus propias particularidades, por lo que este fenómeno es grave en algunos países del planeta.

Para revertir este cuadro tan feo de deshumanización de la sociedad sólo será posible con un plan muy bien concebido para construir a través del sistema educativo nacional y los medios de comunicación social un nuevo hombre y una nueva mujer sobre la base de valores humanos, ciudadanos, cívicos y democráticos.