La Unicef pide a las naciones del mundo más apoyo para luchar contra la desnutrición en África Subsahariana. (Foto: Archivo)
Más de un millón de niños menores de cinco años muere anualmente en África Subsahariana por hambre y malnutrición, situación crítica en esa región asolada por sequías y el alza de los precios en los alimentos, reveló el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
«El déficit nutricional tiene consecuencias dramáticas para los menores pues incide directa o indirectamente en el fallecimiento de los pequeños y en que más del 30 por ciento de ellos sufra crecimiento raquítico», enfatizó la Unicef.
Los datos han sido revelados en un comunicado de la Unicef con motivo del Día de África para la Seguridad Nutricional y Alimentaria, que se celebra cada 30 de octubre.
Este día fue instituido en la XV Cumbre de la Unión Africana realizada en 2010 en Kampala, capital de Uganda.
Con motivo de esta celebración, el organismo de la ONU realizará para este miércoles un foro con el fin de solicitar a los gobiernos, la sociedad civil y los donantes más apoyo en la lucha contra la desnutrición.
Asimismo, el foro centrará sus esfuerzos en prevenir la «emergencia silenciosa» que ha generado la falta de alimentos en el continente africano.
La malnutrición, un estado que aparece como resultado de una dieta desequilibrada, no sólo impide el crecimiento físico del niño, sino que provoca un daño cognitivo irreversible que dificulta su capacidad para aprender, aseguró Elhadj As Sy, director regional del organismo para África Oriental y Meridional.
Como parte del África Subsahariana, países del Cuerno Africano como Somalia, sufren inseguridad alimentaria y sequía, que causa desnutrición y otras enfermedades en miles de niños.
A mediados de 2011, la Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró hambruna en algunas zonas del sur de Somalia, como consecuencia de la larga sequía y efectos combinados de dos décadas de conflicto armado.
Según el organismo multilateral, se necesitarían mil 600 millones de dólares sólo para Somalia, donde cada día mueren niños y adultos «a un ritmo terrible» por la falta de alimentos.