Periodismo Interpretativo

Viejos y nuevos corsarios

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Ya no hay que darse esas horribles duchas de agua salada bajo un sol de castigo en un espacio impreciso y dilatado con un parche en un ojo y una expresión mortífera en la mirada para obtener fama y fortuna a granel o sencillamente para obtener fortuna.

Ambos, agua salada y soles de fuego, pelaban la piel y acompañados del escorbuto con otros entretenimientos como los males transmitidos por las ratas, prometían veladas no muy agradables al viajero de gran calado pirateril, con ambiciones gerenciales poderosas y promesas de retiro honorable, que casi nunca pudo haber ocurrido pues la muerte no suele ser tan concesiva ni las realezas rectoras eran entonces tan generosas.

El progreso humano demanda otros métodos para los nuevos escenarios financieros internacionales.

Lo grotesco no ha perdido vigencia en los territorios de la humanidad pero siempre hay la posibilidad de innovar.

Basta en nuestros días buscarse aliados comerciales entre gente que, atreviéndose a criticar a las prostitutas, se les sale la baba cuando ven unas cuantas papeletas verdes de las que se distribuyen discretamente en los lugares de gran lujo para las operaciones más miserables del género humano:

Las de disponer de la soberanía de territorios previamente enajenados a conveniencia de lo que quiera el cliente y con pagos a plazos bien lejanos como si se dijeran nombres mágicos, por ejemplo, (la traducción es libre), Barrick Gold (el barril de oro), ahí no tienen que funcionar los barrilitos ni las nominillas sino que puede haber algo productivo y más sustancioso.

Otros ejemplos: Falconbridge, (el puente del halcón) Rosario, el  objeto emblemático de una cierta religión).

Pero eso no es así, dispuesto torpemente como un juego de niños, si no se supiera lo que se está haciendo.

Primero hay que crear una crisis ambiental falsa en cierto  modo que se pueda distraer la atención respecto a los verdaderos planes a poner en marcha.

Después se hace pasar por debajo de la mesa, entre legisladores que están ya seteados, bien desayunados y mejor senados.

Piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros de colmillos afilados, envueltos en un aire de conquistador romántico, siempre

los hubo en estos contornos atormentados del Caribe.

Incluso, los corsarios actuaban bajo banderas imperiales, con respaldo oficial y franquicia abierta, al uso, con luz verde para arrancarle el alma al que se resistiera a la voluntad de la corona que ellos representaban.

Esos eran piratas vip que no debían explicaciones a nadie sino a quienes mandaban allende las aguas.

Cuando asolaban algún área escogida ni siquiera tarjeta dejaban, sólo cenizas, muerte, destrucción y el mensaje evidente de que volverían cuando se lo reclamaban los altos negocios y las operaciones del porvenir.

Pero los modernos, aquellos que se han hecho acompañar de lo que Marx llamó la hez de la raza humana, los abogados mercantes nacionales, esos les ganaron la partida a los antiguos dueños del mar, dejándolos en condición de tristes artesanos del asalto y la conquista secular.

Entre aquellos los hubo, dicen historias recientes filtradas de esos envejecidos pero valiosos archivos de Sevilla, que les arrancaban el corazón a sus víctimas.

A continuación y sin que mediara mucho tiempo porque la comida se enfriaba, se los comían, no tanto para demostrar una cruenta antropofagia al uso sino para amedrentar y mostrarse diestros y despiadados, como mandaba el momento.

Bien sabían estos buenos piratas ahora decorados con el tono dorado de la leyenda y el ilustre tiempo, que no andaban por ahí, mar adentro, acompañados de arcángeles ni querubines o gente amanerada, que podía haberla.

Pero aquellos gays de la época, si los tuvieron esos barcos poblados de gente tan valiente, se cuidaba de mostrarla delante de especie tan sanguinaria.

¿Usted se imagina a un ser humano más o menos cuerdo llevándose a la boca el corazón palpitante, así sin cebollitas ni sazón o condimento alguno de otro ser humano?

Y menos aún, sin previo cocimiento ni frito al ajillo ni pasado por agua caliente ni revuelto en una sartén o preparado a la parrilla?

Eso ya no lo hace casi nadie ni en lo más profundo de las hundideras y abismos de irracionalidad o reservas selváticas del mundo, cree uno.

Congénere al que ha asaltado con ferocidad, a suerte y verdad, en medio de las olas y abordando su nave mercante, talvez lo más pacífica del mundo, y victimado sin protocolo ni nada sino como quien, para estos negocios informales pero de alto riesgo, se hace el más terrible de los mortales?

Se diría que esos señores son a ciencia cierta los precursores de las enormes agencias financieras que han quebrado al ritmo de una melodía llamada los subprime.

Estas primorosas operaciones fraudulentas contaron con la anuencia y complicidad del clan petrolero- financiero-armamentista de la marca Bush, atenuado pero no desplazado definitivamente del poder.

Las exquisitas libertades que se dieron esos consentidos banqueros de la manera más irresponsable, puesto que lo tenían todo a su favor, incluido el susto del público, pendiente de lo que iba a pasar en Irak, amenazaron con poner patas arriba el complejo universo de las reservas económicas mundiales con consecuencias extraordinarias siempre negativas para aquellos que no tienen abogados defensores si es que quedan todavía, de los más débiles y desamparados.

 

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