Conecta con nosotros

Editorial

Una Suprema Corte de Justicia sin Autoridad Moral para Juzgar a Nadie.

Published

on

La Suprema Corte de Justicia fue el resultado de un proceso que dejó muchos traumas en la sociedad dominicana.

Todo como resultado de la elección de personajes del partidarismo político como jueces del más alto tribunal del país.

La elección de una Suprema Corte de Justicia  comprometida con el partidarismo político daña toda la  judicatura nacional, ya que es el más alto tribunal  el que diseña y escoge a los que están en la escala inferior del sistema de justicia, como jueces de paz, de primera instancia y de apelación, entre otros.

El mensaje que envía su escogencia impacta a todos y cada uno de los actores de la judicatura nacional, constituyéndose en una amenaza para una buena administración de justicia.

El reto más importante para una Suprema Corte de Justicia, antes leonelista y ahora danilista, es el juicio de fondo del caso Odebrecht, porque están en juego no solo los mecanismos que establece la propia ley para garantizar el debido proceso y que no se produzca denegación de justicia, sino también la esencia del estado de derecho y de  la democracia.

Así es, porque lo que manda frente a los vínculos del presidente de la Suprema Corte de Justicia con uno de los imputados, el senador Tommy Galán, es la inhibición, a lo que se ha negado Luís Henry Molina, lo cual ha generado su recusación.

Pero el asunto se complica con la recusación de otros cuatro jueces de la Suprema Corte de Justicia, lo que deja al alto tribunal prácticamente inhabilitado para conocer el recurso interpuesto en tal sentido.

Esto así, porque el artículo 20 de la Ley Orgánica del Ministerio Público establece que deben ser 12 los que deben acoger o rechazar la recusación en contra de cualquiera de esos magistrados, pero resulta que, si hay cinco en esa condición, entonces la SCJ debe recurrir a dos jueces de una instancia inferior, es decir, de las cortes de apelación, para poder evaluar y dar un veredicto de los recursos interpuestos por parte de los abogados de la defensa de los imputados.

Todo es sólo una consecuencia de la escogencia de jueces comprometidos con el partidarismo político, porque si fueran de carrera la historia fuera otra.

Pero habría que preguntarse ¿quién es el más afectado con semejante situación, pues la respuesta no puede ser otra que la sociedad, porque ello deja claro que en la República Dominicana no hay garantía de un juicio sobre la base de los principios que deben regir una justicia independiente y ajustada a un verdadero estado de derecho.

Sólo queda por el momento esperar los resultados de unas acciones politiqueras que dañan a toda la sociedad y como vía de consecuencia a una simulada democracia, en la que los logros reales, principalmente en el campo de la justicia, la educación y la salud, no son más que mediáticos, a nivel de retórica política y sus resultados son el disfrute de un sistema disfuncional y cadavérico.

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Editorial

Neo-constitucionalismo versus institucionalidad.

Published

on

A nivel internacional e incluso en aquellos órganos de la Organización de Estados Americanos (0EA) y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) está muy en boga el concepto predominante en el constitucionalismo contemporáneo, el cual se fundamenta en valores, principios y derechos fundamentales.

Y naturalmente el fenómeno también ha impactado a la República Dominicana en dos niveles diferentes, uno el académico e intelectual y el otro en la práctica del derecho por parte del Tribunal Constitucional.

En este aspecto nadie puede dudar que en ambos contextos ha habido avances importantes, primero porque el tema está sobre la mesa en los escenarios de las universidades nacionales y de una serie de constitucionalistas que abordan la cuestión y en las sentencias que emite el Tribunal Constitucional, en las que se reflejan las teorías en esta materia que hoy se debaten en el derecho comparado.

Son muchos los entuertos corregidos por el Tribunal Constitucional en lo que respecta a derechos, principios y valores como el de igualdad en la aplicación de las salidas que se les debe a los casos en que el mismo resultaba subordinado a otros principios de menor peso.

Pero se observa que el sendero que lleva el Tribunal Constitucional no parece que deje los resultados esperados, por lo menos a corto o mediano plazo, porque ese neo-constitucionalismo fundamentado en derechos, valores y principios no ha sido lo suficientemente digerido por el juez de primera instancia y de las cortes de apelación.

Aunque, naturalmente, podría decirse que al final de la jornada una mala interpretación jurídica, de la ponderación y de la argumentación por parte de los jueces de primera instancia va a sucumbir en el camino  porque los casos tienen como   destino  que lleguen al Tribunal Constitucional, pero en realidad ante lo largo de la mora podría decirse entonces que en los casos habría denegación de justicia.

Entonces, la pregunta que se impone es si con los bajos niveles de institucionalidad será posible que en el país prevalezca con buenos resultados el neo-constitucionalismo a partir de que hasta las decisiones que se inscriben en esta corriente no tienen la garantía de que se apliquen en los tribunales inferiores, muchas de las cuales además sientan jurisprudencias y constituyen precedentes vinculantes.

En realizad, ante un sistema de justicia obsoleto, con jueces con una visión atrasada del derecho, no es fácil que la corriente del constitucionalismo contemporáneo haga efecto en el país, por lo menos en los próximos años.

En consecuencia, se impone que el Consejo del Poder Judicial y la Suprema Corte de Justicia recurran a su inspectoría para que someta a un control a los jueces ordinarios o de los tribunales inferiores para que se compruebe sin fallan en función de la nueva corriente del derecho que tiene que ver con el neo-constitucionalismo, el cual está fundamentado en valores, principios y derechos fundamentales.

Además, seria de una gran importancia que se pueda crear una mesa técnica que le dé seguimiento a este tema, la cual debe estar integrada por abogados constitucionalistas, las universidades nacionales a través de sus escuelas de derecho, el Consejo del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, a fin de que haya una vigilancia permanente de los actores del sistema de justicia y así evaluar si se comportan en función del catálogo de derechos humanos consignados en las figuras de la interpretación, la ponderación y la argumentación.

Continue Reading

Editorial

R.D. en medio de disyuntiva politica entre jóvenes viejos y viejos jóvenes.

Published

on

El agotamiento del modelo que han impregnado en la sociedad dominicana los partidos históricamente viejos, comprometidos con el peor de los pasados, parece abrirle las puertas hacia la dirección del Estado a jóvenes sólo biológica o físicamente, pero viejos de ideas y con profundos compromisos con los intereses de sus padres y abuelos.

El fenómeno, aunque parece normal,  si la sociedad no le pone atención a ese detalle, podría vernos sumergidos en las mismas inconductas de políticos partidistas que se llevan hacia la eternidad su mal accionar en contra del país y de la patria.

En estos tiempos no ha quedado dudas de que se avecinan cambios en la forma de hacer política, en ponerle fin a la cadena de complicidad que ha colocado al país en su peor destino, en lo que podría ser la más grande desgracia nacional.

El nivel de abstención permite hacer un diagnóstico de la mejoría de un enfermo que parece que no se quiere dejar morir y naturalmente nos referimos a la República Dominicana, cuyos actores de la vida política nacional lo han empujado a un precipicio que si se cae en ese vacío no lo salva nadie.

Sin embargo, las elecciones recién celebradas, tanto las municipales como las presidenciales y congresuales, han dejado el mensaje de que la gente, el ciudadano, no está dispuesto a dejar que todo se pierda, porque la abstención es una alarma de los grandes riesgos que corre la democracia y que indica que el votante no se mantendrá pasivo e indiferente.

Naturalmente, ese disgusto debe ser bien canalizado para que el remedio no sea peor que la enfermedad, por lo que se impone poner atención a una camada de políticos nuevos que tienen serios compromisos con ese pasado funesto que arrastra el país.

Hay una serie de jóvenes que más que representar el verdadero cambio que se requiere, representa sumergir la nación en el peor de los legados y ante esa realidad, en muchos casos, vale más la pena fijarse en políticos biológicamente viejos, pero jóvenes desde la perspectiva de su compromiso con el futuro a través de la ética y la moral y de ideas innovadoras que conduzcan a la República Dominicana hacia el crecimiento y el desarrollo.

Las herramientas están a la mano, pero todo va a depender que tanto compromiso se tenga con el pasado, con los políticos corruptos y degenerados, o con aquellos que a pesar de ser biológicamente viejos, son jóvenes de ideas y de proyectos que insertarían a la nación en un porvenir promisorio.

Es bueno que se entienda que el quid del asunto no descansa en escoger un joven que no tenga la menor idea del poder del Estado para la transformación nacional, pero además comprometido con un pasado que lo ata, sino ciudadanos, sin importar la edad, que rechazan ese legado y que procuran vivir más allá de la muerte.

Ojos pelaos, porque todo lo que brilla no es oro.

 

Continue Reading

Editorial

Un enfermo que camina con un medicamento o muleta que no evitará su muerte.

Published

on

Las elecciones celebradas este domingo dejan un mensaje agridulce a los dominicanos, porque los comicios no son un instrumento de fortalecimiento de la democracia, sino de una reconfirmación de una serie de antivalores cívicos y democráticos.

La peligrosidad de la crisis social, económica, de seguridad pública y ciudadana, así como de fenómenos como la exclusión social y la corrupción generalizada, toma cuerpo en la sociedad dominicana, ya que el que no ve la vida desde esa perspectiva es un loco o desquiciado.

Por esa razón aparece gente en el proceso electoral que se concentra en un centro de votación y sólo acude a depositar su voto cuando aparece el mejor postor para comprarle ese derecho cívico tan sagrado.

Es decir, que se trata de un problema de fondo, muy delicado y como ha dicho este periódico en otras ocasiones, de que se trata de un mal con raíces profundamente culturales.

Y no importan las advertencias de la Procuraduría de Asuntos Electorales, porque esta instancia adolece del mismo problema, dado que se trata de una cuestión integral y transversal a todas las instancias públicas y privadas de la sociedad dominicana.

Sin embargo, el ciudadano dominicano se ha encargado de enviar el mensaje de que no está conforme con la conducta de los gobiernos que se suceden en el país, lo cual no es asimilado por los partidos políticos que cuando tienen el control del Estado se creen que el patrimonio público es de su propiedad.

La abstención y más que ésta el propio voto en blanco, que aparece por primera vez en unas votaciones nacionales,  es una herramienta para buscar mejorar la democracia nacional y decirles no a los politiqueros que no creen en otra cosa que no sea en sus propios intereses personales o individuales.

Este nuevo triunfo del PRM a nivel municipal y nacional no sirve más que para que estos funcionarios en un segundo periodo gubernamental se crean que el patrimonio público les pertenece por ser parte de una herencia que les dejaron sus abuelos.

Lo preocupante de todo esto que aun aquellos que tenían una actitud crítica con los que se dedican a la politiquería hoy se sumen a los que no tienen otro propósito que causar la ruina de las riquezas nacionales.

Sólo falta esperar para tener todos los resultados de las elecciones presidenciales y congresuales, en las que  parece que la nueva figura que hace presencia en la política partidarista nacional es la falta de legitimidad de sus autoridades, lo cual podría representar un serio problema de gobernanza y gobernabilidad.

Continue Reading

Edificio La República: Restauración No. 138, cuarta planta, Santiago, República Dominicana. Teléfono: 809-247-3606. Fax: 809-581-0030.
www.larepublicaonline.com  / Email: [email protected]
Copyright © 2021 Blue National Group