“No creo que Carlos sea el primer alumno al que se le discrimina o difama, pero queremos que sea el último”, contó este lunes en entrevista con Efe el padre del infante, Fabián Santamaría.
Este día medios recordaron que en agosto de 2018, el niño Carlos Santamaría inició su andadura por la UNAM en la carrera de Física Biomédica y que como cualquier universitario, se esforzó por obtener buenas notas pero en su intento se topó con obstáculos.
Primero se acreditó un cero en álgebra y la misma nota para dos exámenes finales luego de que una suplente de profesor le dijo que él no tenía por qué estar ahí “porque era un niño y los niños no van a la universidad”.
Algo parecido le ocurrió con un profesor de biología celular, que junto con algunos alumnos inició una campaña en redes sociales en la que puso en duda la capacidad académica del niño y dijo que se encargaría de demostrar que Carlos no merecía estar en la UNAM.
“A pesar de que Carlos aprobó 13 materias en lugar de cinco asignadas, se dio esta campaña de desprestigio y las calificaciones injustas y junto a ello las autoridades fallaron”, apuntó el padre.
Por ello, el padre tramitó un amparo ante el Instituto Federal de Defensoría Pública de la Ciudad de México en el que argumentó “la omisión de autoridades universitarias para brindar un ambiente adecuado para que su hijo estudiara en la UNAM”.
Ese difícil primer semestre que cursó en la segunda parte de 2018 hizo aceptar a la familia una invitación para estudiar bioquímica en la Universidad de las Islas Baleares, en España, pero Carlos no se adaptó y regresó a la UNAM.
A su vuelta a México, el 22 de agosto, casi un año después del episodio, un tribunal le concedió el amparo a Santamaría para que la UNAM determine en qué medida fue el “acoso y la difamación de la que fue víctima” por parte de personal académico durante su primer semestre de nivel licenciatura y que se repare el daño.
“El amparo no solamente acoge a Carlos sino a cualquier otro niño que logré ingresar a la UNAM; la polémica se centra en la libertad de cátedra y ésta no está por encima de los Derechos Humanos, ni los de los infantes, esta libertad tiene un límite”, apuntó Santamaría.
Tras determinar que Carlos sufrió acoso, el tribunal resolvió que resultaba “imperativo que se evalúen las repercusiones en su entorno psico-social, ya que sólo así será posible llegar a una reparación del daño que puede implicar desde terapias sicológicas hasta la disculpa pública” cuando se ha afectado la reputación.
El tribunal ordenó a la UNAM crear procedimientos académicos y administrativos para la atención de casos de alumnos menores de edad con talento o competencias “extraordinariamente desarrolladas” y tomar medidas tendientes a capacitar a los profesores y concientizar a los alumnos sobre el tema de acoso escolar.
Este lunes, la UNAM dijo en un comunicado que dará cumplimiento a la ejecutoria de amparo en los términos establecidos, respetuosa como siempre ha sido de las determinaciones judiciales.
“Si la UNAM lo acepta sentaría un buen precedente a nivel mundial”, dijo el padre del niño.
La sentencia apuntó que la directora de la Facultad de Ciencias, Catalina Stern, debe informar al rector de la UNAM, Enrique Graue, y al Consejo Universitario la situación de Carlos para que garanticen la inclusión del alumno de 13 años en la comunidad universitaria en un ambiente libre de todo tipo de violencia considerado, incluso, el perfeccionamiento de la Legislación Universitaria.
Carlos Santamaría inició su relación con la UNAM en 2015, cuando tenía 9 años y cursó diplomados en química analítica y bioquímica y en biología molecular para la industria farmacéutica en la Facultad de Química y algunas materias en el Instituto de Investigaciones en Materiales de la universidad.