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- “La ciudadanía necesita conocer el estado de salud del presidente”
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, reveló el viernes un proyecto de ley que permitiría al Congreso intervenir bajo una enmienda de la Constitución para retirar al presidente de sus labores, insistiendo en que no se trata de Donald Trump, sino de la necesidad de una mayor supervisión del Congreso sobre la Casa Blanca.
La 25ta Enmienda le permite al gabinete o al Congreso intervenir cuando un presidente no sea capaz de cumplir sus obligaciones. Pelosi ha estado poniendo en duda el estado mental de Trump desde su diagnóstico de COVID-19 y ha exigido más transparencia sobre su salud. El proyecto de ley crearía una comisión que evalúe la capacidad del presidente para dirigir el país y asegurar la continuidad del gobierno. La iniciativa llega un año después de que la cámara baja, bajo el mando de Pelosi, intentó infructuosamente de someter a Trump a un proceso de juicio político.
“No se trata del presidente Donald Trump, él se enfrentará al juicio de los votantes” en los comicios de noviembre, dijo Pelosi durante una conferencia de prensa en el Capitolio.
Los opositores del mandatario ya han sopesado antes la posibilidad de invocar la 25ta Enmienda, pero ahora lo están planteando muy cerca de las elecciones, a medida que las campañas se convierten rápidamente en un referendo sobre el manejo de Trump a la pandemia de coronavirus. Más de 210.000 estadounidenses han muerto y millones más han infectado con el virus, que no da muestras de ceder de cara a lo que los expertos de salud advierten que será una complicada temporada de influenza estacional y un invierno difícil.
El Congreso no se encuentra en sesiones, así que es poco probable que se dé alguna consideración seria a la medida, mucho menos llevar a cabo una votación en la Cámara de Representantes o el Senado, pero la propuesta sirve como herramienta política para avivar preguntas sobre la salud de Trump en momentos en que la Casa Blanca atraviesa un brote que ha contagiado a algunos de los principales asesores, miembros del personal y visitantes, incluyendo senadores.
Cuando faltan apenas unas cuantas semanas de las elecciones del 3 de noviembre, Pelosi ha dicho que Trump debe dar más detalles sobre su estado de salud luego de ser diagnosticado con COVID-19. El jueves, la legisladora destacó el “extraño tuit” de Trump en el que ordenó suspender las negociaciones para un nuevo paquete de ayuda por la pandemia —que subsecuentemente intentó revertir— y dijo que los estadounidenses deben saber exactamente cuándo fue que él contrajo el COVID-19, luego de que otros miembros de la Casa Blanca también se infectaron.
“La ciudadanía necesita conocer el estado de salud del presidente”, dijo Pelosi.
Trump no tardó en responder vía Twitter.
“La loca Nancy es la que debería estar bajo observación. No le llaman loca en vano”, tuiteó el presidente el jueves.
Trump afirma que se “siente grandioso” después de haber sido hospitalizado y de haber vuelto al trabajo en la Casa Blanca, pero los médicos han dado señales contradictorias sobre su diagnóstico y tratamiento. Trump planea reanudar pronto su campaña.
En una sorprendente revelación, el líder de la mayoría en el Senado Mitch McConnell dijo el jueves que dejó de ir a la Casa Blanca hace dos meses debido a que no estaba de acuerdo con los protocolos contra el coronavirus de la residencia presidencial. Su última visita fue el 6 de agosto.
“Mi impresión es que su manera de manejar esto era diferente a la mía y a lo que insistí que se hiciera en el Senado, que es utilizar mascarillas y mantener el distanciamiento social”, dijo McConnell durante una gira de campaña para su reelección en el norte de Kentucky.
Pelosi y el representante demócrata Jamie Raskin, profesor de Derecho Constitucional, planeaban presentar la propuesta el viernes, que crearía una comisión de acuerdo con lo detallado en la 25ta Enmienda, la cual fue aprobada y ratificada por el Congreso en 1967 a fin de garantizar una continuación en el poder tras el asesinato del presidente John F. Kennedy.
La enmienda señala que el vicepresidente y la mayoría de los principales funcionarios de los departamentos ejecutivos “o de otro organismo, como el Congreso” pueden, por ley, brindar una declaración ante el Congreso de que el presidente “es incapaz de desempeñar la autoridad y los deberes de su cargo”. En ese momento, el vicepresidente asumiría inmediatamente los poderes de presidente interino.
Trump suspendió súbitamente las negociaciones sobre un paquete de ayuda a principios de esta semana, lo que causó un duro impacto en la economía, desconcertó a sus aliados republicanos y dejó a millones de estadounidenses sin respaldo adicional a pocas semanas de los comicios. Casi inmediatamente intentó revertir sus acciones y entablar negociaciones.
Todo ocurrió en una serie de tuits y comentarios sorprendentes hechos días después de que volvió a la Casa Blanca luego de permanecer hospitalizado por COVID-19.
Primero, Trump dijo a líderes republicanos en el Congreso el martes que suspendieran las negociaciones sobre un paquete de ayuda. El miércoles, intentó llamar a todos a la mesa de negociaciones en los puntos más importantes, incluyendo cheques de estímulo de 1.200 dólares para la mayoría de los adultos en el país.
Pelosi declaró el jueves que los demócratas “siguen en la mesa” y que su oficina reanudó las conversaciones con el principal negociador, el secretario del Tesoro Steven Mnuchin.
Pelosi afirmó que le dijo a Mnuchin que estaba dispuesta a considerar una iniciativa para ayudar a las aerolíneas, que enfrentan despidos masivos, pero esa asistencia, recalcó, debe ir acompañada de una iniciativa más amplia que incluya el tipo de pruebas diagnósticas, rastreo y prácticas de salud que los demócratas afirman son necesarias como parte de una estrategia nacional para “aplastar al virus”.
Normalmente, las elevadas apuestas políticas de cara a las elecciones proveerían margen de negociación para un paquete de tal magnitud, pero ante el rechazo de otros republicanos a gastar más dinero, parece que no habrá asistencia en camino una vez que los estadounidenses ya comenzaron a emitir sus votos.
Los demócratas han dejado en claro que no avalarán un enfoque gradual hasta que el gobierno de Trump apruebe un plan integral que proponen para las pruebas de diagnóstico, rastreo y otras medidas para frenar la propagación del virus. Han reducido su propuesta de 3 billones a 2,2 billones de dólares. La Casa Blanca presentó una contraoferta por 1,6 billones de dólares. Las negociaciones se llevaban a cabo al momento que Trump ordenó suspenderlas.
“No hay duda de que la cercanía de la elección ha hecho que esto sea mucho más desafiante”, declaró McConnell.