Las travesuras del Ministerio Público durante décadas y las faltas cometidas por jueces y otros actores del sistema de justicia provoca que la gente esté a la expectativa de cualquier desviación que pueda producirse en un momento en que se espera que las cosas sean mínimamente diferentes.
Todo el pueblo dominicano sabe que el Ministerio Público, que es el responsable de perseguir el crimen y el delito, se ha prestado para muchas componendas y las mismas han servido para que se hayan declarado muchos archivos definitivos y de ese modo perpetuar la impunidad.
No se sabe por qué, pero la razón parece ser política, pero históricamente los jueces bailan la música que cantan los fiscales y su respuesta está asociada a intereses del momento que giran alrededor de la judicatura nacional.
Son innumerables los casos conocidos por el Ministerio Público que han provocado una gran frustración en el pueblo dominicano, porque al final de la jornada ha primado la impunidad.
Ahora, aunque no ha sido el interés del partido gobernante, se ha logrado instaurar un Ministerio Público independiente y los resultados hasta ahora han sido muy esperanzadores.
Se espera que esa posición del Ministerio Público sea invariable porque el camino que llevaba el país es para quedar totalmente desarticulado en el curso de los años, cuyo logro no es del actual Gobierno, sino de los ciudadanos que se pararon en dos patas y se tiraron a las calles para exigir independencia en el manejo del órgano persecutor.
Sin embargo, cualquier detalle mal manejado, no tal vez porque haya malas intenciones o con ellas, sino por negligencia e incapacidad, podría tirarlo todo por la borda, sobre todo cuando ya se ha cuestionado la participación en la Operación Falcón de algunos fiscales de Santiago que tienen un precedente preocupante.
Y en lo que respecta a la familia Musa de Puerto Plata, el Ministerio Público debe manejarse con mucho cuidado para que todo se haga en el marco del debido proceso, pero también debe primar una eficiencia que no deje ninguna duda ni en una ni otra dirección.
Pero estas dudas o preguntas, que son propias de la lógica jurídica y del debido proceso, deben ser despejadas o respondidas con claridad, porque no hay forma de entender que esta joven al ser la novia de una ficha tan importante del bajo mundo no esté contaminada con dinero proveniente del crimen organizado.
Sin embargo, los resultados son los únicos que pueden hablar contundentemente de este caso, porque en cierta forma parecen legitimas las preocupaciones sobre los alcances de los vínculos con la red de narcotráfico de por lo menos algunos de los miembros de la familia Musa de Puerto Plata.