Opinión
Estados Unidos en caída progresiva
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2 años agoon
Por Narciso Isa Conde
Estados Unidos, a la cabeza del sistema imperialista occidental, atraviesa por la peor crisis de su historia.
Esta crisis se ha tornado crónica e impacta severamente las economías, los sistemas políticos-institucionales, el medio ambiente, la salud, la educación, la alimentación y la propia vida del planeta y la humanidad.
Su guerra global a cargo del Pentágono y la OTAN, capítulo tras capítulo, ha sido desplegada a lo largo de 21 años; imponiendo terribles destrucciones y enormes sufrimientos.
Su dinámica neoliberal esencialmente neo-conservadora ha generado los más altos niveles de desigualdad social en la historia planetaria.
Elites capitalistas voraces han pretendido dominar, explotar y manipular al resto de la población mundial por siempre y para su insaciable opulencia: usurpando para sus fines egoístas los espectaculares avances tecno-científicos registrados en el curso de su largo, violento y ya decadente reinado.
A finales del Siglo XX las cúpulas de esa superpotencia llegaron a creerse que la única soberanía de las innumerables identidades nacionales era la propia y que podrían darse el lujo de jugar solos en la cancha.
Sin embargo, su crisis -especialmente la que estremece su centro estadounidense- ha asumido todas las características de una crisis sistémica, integral y de progresiva decadencia.
Es, a la vez, una crisis de hegemonía: su poderío declina en términos comparativos y su sistema global se fracciona y empantana.
· China y Rusia se fortalecieron con energías propias, sumando aliados pese a la intensa hostilidad de EEUU contra ambas súper potencias emergentes.
· El polo mundial de los BRICS, con China y Rusia en su centro, está en proceso de ampliación. Brasil apoya el ingreso de Venezuela, y Túnez, Turquía, Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Egipto están en tren de ingresar.
· El Banco BRIC está en funcionamiento y la idea de una moneda propia del conjunto toma fuerza.
· La tendencia a la autodeterminación en la periferia dependiente de las potencias capitalistas norteamericanas y europeas, crece, se extiende.
· Europa Occidental se compromete cada vez más con el guerrerismo estadounidense y el fascismo ucraniano y le va mal, lo que ya provoca significativas disidencias.
· En EEUU rebrota la crisis interna con nuevos bríos.
· Pensaron que ampliando y fortaleciendo la OTAN, desatando la guerra contra Rusia, sacrificando a Ucrania, y amenazando a China, le iría mejor; y ha sido al revés.
· Rusia dosifica su poderío para vencer en territorio ucraniano el plan de la OTAN en su contra, con la lógica de prolongar la guerra, convirtiéndola en una guerra de desgaste del Imperialismo occidental, que acentúa lentamente las diferencias internas en el campo político-económico y militar adverso(EU-UE-OTAN); con la importante ayuda del crecimiento de la poderosa economía china, su fortalecimiento tecnológico y su expansión comercial en todos los continentes; algo que EU no logra contener, mucho menos revertir.
· La multipolaridad es un hecho difícil, sino imposible, de aplastar.
· En Nuestra América EU no logra detener la pérdida de control, ni el avance de los BRICS.
· La expansión comercial de China parece indetenible.
· Lula, por fin, ha metido de lleno a Brasil en la lógica de la independencia de esa potencia emergente Suramérica. La reunión de los 11 países sudamericanos en Brasil ha erosionado aún más el poder hegemónico de EEUU sobre la región.
· Los socios de EEUU en ese espacio, Lacalle de Uruguay y Gabriel Boric de Chile, quedaron de feo en ese debate, mientras avanza la influencia de los BRICS y la tendencia a la autodeterminación en el Continente.
· La Colombia de Petrus -todavía amarrada por 9 bases militares gringas y por la OTAN- estuvo presente en dirección positiva. El servilismo extremo de los Uribe y Duque quedó atrás junto a la hostilidad contra a Venezuela.
· Maduro, después de volver trizas a los Guaidò y salir airoso de las confrontaciones con Trump y Biden, fortalece sus relaciones con Brasil y en el Continente, con China, Rusia, Irán y los demás países de polo anti imperialismo occidental.
· Bukele, caso singular, podrá ser todo lo atolondrado que aparenta, pero la realidad es que es potro difícil de domar.
· Fernández de Argentina, con muchas ambigüedades e inconsistencias, tampoco puede correrse totalmente para el otro lado.
· Cuba y Nicaragua enfrentan, con renovada firmeza antimperialista, la guerra de cuarta generación desatada por las agencias gringas contra ambas naciones y contra Venezuela. Bolivia por igual, luego de revertir el Golpe el Estado de Elon Musk y la Casa Blanca
· Las justas rebeldías de los pueblos de Perú y Haití colocan a sus gobiernos serviles e ilegítimos al borde de la ingobernabilidad.
· En Ecuador, la respuesta popular y congresual al ultra neoliberalismo pro-imperialismo de Guillermo Lasso, está en vía de desplazar su gobierno.
· En Honduras, Xiomara Castro asume una política exterior independiente, algo también presente en una parte de las pequeñas naciones del Caribe Insular.
· La nota más alta de independencia y antimperialismo la de López Obrador, desafiando la prepotencia gringa con una alta dosis de dignidad y solidaridad internacionalista.
· A escala continental crecen y se politizan cada vez más los movimientos sociales en lucha, a la vez que el neofascismo toma cuerpo en los Estados todavía colonizados y desde las nuevas derechas.
· La pérdida progresiva de hegemonía e influencia de EEUU en la región y el mundo han potenciado su esencia agresiva; mientras su crisis sistémica y sus carencias aumentan su voraz saqueo de la Madre Tierra y violenta contraofensiva.
· La lluvia de drones contra Moscú, raya en una locura sumamente peligrosa, porque desconoce el poder de sus adversarios y la existencia de un mundo multipolar.
· Tales reacciones, sin embargo, no han podido ni podrán variar su ruta decadente. La soberbia los traiciona y sus guerras, si bien resultan buenos negocios para su complejo militar-industrial-financiero, no logran detener su declive.
· Los países que se zafan de la tutela de EEUU sufren sus crueles represalias, mientras los retrocesos de derecha y ultraderecha duran poco.
· El tránsito hacia la nueva independencia y las transformaciones sociales asume las características de resistencias y ofensivas heroicas.
· En ese contexto, el progresismo, cuando está despojado del antiimperialismo y de poder reformador, es muy vulnerable y bastante inestable. Montado sobre las viejas instituciones se desgasta más fácilmente, que cuando auspicia procesos constituyentes o ciertas transformaciones estructurales.
· El abanico de esa corriente y de la llamada izquierda reformista es muy diverso y sus limitados resultados en la gestión, también. Coexiste con una izquierda transformadora anticapitalista, también diversa, pero todavía muy débil
· La contrapartida revolucionaria-transformadora es bastante embrionaria, en tanto no pocas de las fuerzas que han logrado por la vía electoral ser gobierno sin la bendición imperialista, a lo sumo asumen el antiimperialismo sin incorporar a su accionar de Estados las transformaciones anticapitalistas; lo que limita la profundidad de los cambios y la necesaria radicalización y consolidación de los procesos en marcha.
jpm-am
Por Isaías Ramos
En el artículo anterior, “Cuando trabajar no alcanza”, mostramos lo esencial: en nuestro país hay trabajadores a tiempo completo que, aun cumpliendo con todo, no alcanzan el costo de la canasta básica. Hoy toca cerrar el círculo con una pregunta inevitable: si el Estado asegura que no tiene margen para indexar el ISR ni para acercar los salarios a la canasta, ¿cómo sí lo tiene para blindar exenciones y subsidios que ya rondan el medio billón de pesos al año?
La comparación es contundente: alrededor de RD$19 mil millones para cumplir la indexación —lo mínimo para que la inflación no se coma el salario por la vía del impuesto— frente a más de RD$500 mil millones en gasto tributario y subsidios no focalizados. Esa diferencia no es técnica; es moral. Es un impuesto silencioso al trabajo para sostener privilegios que casi nunca rinden cuentas.
No hablamos de milagros, sino de coherencia constitucional.
Primero derechos; después privilegios.
La indexación es justicia básica; que el salario cubra la canasta es dignidad mínima. Cuando eso no ocurre, todo lo demás se convierte en una transferencia regresiva: recursos públicos arriba y salarios de subsistencia abajo.
Lo vemos en historias como la de Marta, cajera en una tienda que abre seis días a la semana. Gana el salario mínimo del tramo superior y aun así no le alcanza para transporte, alimentos y educación básica de sus hijos. Todos conocemos una Marta. Su caso no es la excepción; es el reflejo de un modelo.
Reconocemos, sin ambigüedades, que ciertos sectores han traído inversión y empleo. Pero en un Estado Social y Democrático de Derecho, la prioridad no se discute: derechos primero, incentivos después. Si un sector recibe exenciones millonarias durante décadas, la contrapartida mínima es un salario mediano por encima de la canasta y una reducción verificable de la informalidad. Y si los beneficios se justifican por su aporte, ese aporte debe comprobarse con datos públicos.
Las preguntas son simples, y las respuestas deberían serlo también:
- ¿Cuál es su salario mediano y qué parte de la canasta cubre?
- ¿Cuál es su aporte fiscal neto, descontadas exenciones y transferencias?
- ¿Qué metas salariales y de formalización han cumplido —auditadas y con plazos—?
Si esas respuestas no existen, la falla no está en quien critica, sino en un modelo que evita mirarse al espejo.
Cuando miramos la región, el panorama se vuelve más claro y más crudo. Llevamos décadas creciendo alrededor de 5 % anual, más del doble del promedio latinoamericano. Sin embargo, datos del Banco Mundial muestran que menos de 2 % de los dominicanos ascendió de grupo de ingreso en una década, frente a un 41 % regional. Es una de las movilidades más bajas de América Latina: un motor económico de alta potencia montado sobre una carrocería social demasiado frágil.
A eso se suma un mercado laboral con alrededor de 55 % de informalidad, superando un promedio regional que ya bordea la mitad. Millones de personas trabajan sin contrato, sin protección y sin capacidad de negociación. Mientras tanto, el salario mínimo formal del sector privado no sectorizado —según el tamaño de la empresa— oscila hoy entre unos RD$16,000 en las microempresas y cerca de RD$28,000 en las grandes, y ni siquiera en su tramo superior alcanza el costo de la canasta familiar nacional, que ronda los RD$47,500, ni la canasta del quintil 1, situada en torno a RD$28,400. La mayoría de los trabajadores informales ni siquiera se acerca a esos montos.
Ahí está el nudo del modelo: un PIB que corre por delante del promedio regional, con salarios más bajos, más informalidad y menor movilidad que casi todos. Ahí es donde la retórica del “milagro” deja de coincidir con lo que millones viven cada día: jornadas largas, ingresos insuficientes y un crecimiento que no se traduce en dignidad.
Y, mientras tanto, la indexación —que solo evita que el impuesto castigue el salario— se presenta como inalcanzable. No lo es. Lo inalcanzable es pretender estabilidad congelando la protección del trabajador mientras se blindan privilegios que nadie revisa con lupa desde hace décadas. Eso no es estabilidad; es un subsidio a la precariedad.
La discusión no es “si hay dinero”, sino de dónde es justo que salga.
¿De quienes ya no pueden más, o de exenciones que llevan medio siglo sin evaluación seria?
¿De la nómina de la clase trabajadora, o de regímenes especiales convertidos en vacas sagradas?
En el Frente Cívico y Social entendemos que la guía es simple y está escrita en la Constitución. El artículo 62 establece, entre otras cosas, que es finalidad esencial del Estado fomentar el empleo digno y remunerado y, en su numeral 9, consagra el derecho a un salario justo y suficiente para vivir con dignidad. No es poesía; es mandato. Si el salario mediano de un sector no cubre la canasta, ese sector no cumple con la dignidad mínima. Y si además recibe exenciones, la obligación de rendir cuentas es aún mayor.
Y porque no hay dignidad sin desarrollo, no olvidemos lo esencial: salario digno es demanda interna, productividad futura y estabilidad social. Con sueldos de miseria no se construye un mercado interno robusto, no se fortalece el capital humano, no hay escalera de movilidad. Lo que se “ahorra” hoy en salarios bajos se paga mañana en menor crecimiento y mayor conflictividad.
En una frase: un país que se respeta no pone el privilegio por encima del salario, ni el incentivo por encima de la dignidad. Cuando la política honra esa jerarquía, la estadística deja de ser consuelo y se convierte en vida vivible.
Despierta RD.
Las escaseces de divisas, alimentos, medicamentos, salarios y servicios públicos, como la electricidad, etc., predominan y se agravan en Cuba, donde no ha estallado una poblada contra el orden socio-político instaurado principalmente por la comprensión ciudadana del inhumano bloqueo económico-financiero y comercial de Estados Unidos y su inspiración en el líder histórico de su Revolución, Fidel Alejandro Castro Ruz. Ese prodigio comprueba el poder de la ideología y la herencia de los sistemas de valores como pilares para mantener el control del Estado.Opinión
La Corte Penal Internacional y los tribunales penales internacionales (2 de 2)
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14 horas agoon
diciembre 5, 2025Por Rommel Santos Diaz
La naturaleza sui generis de los tribunales Ad-Hoc los constituye al mismo tiempo como jurisdicciones que tienen un carácter limitado tanto ratione temporis como ratione loci.El Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia solo tiene competencia para juzgar los crímenes cometidos a partir del 1 de enero de 1991 en el territorio de la Ex República Federal Socialista de Yugoslavia mientras que el Tribunal Penal Internacional para Ruanda tiene una competencia temporal aún más restringida dado que sólo puede juzgar los crímenes cometidos durante el año 1994 en el territorio de Ruanda.
Por su parte, la Corte Penal Internacional es un tribunal permanente que tiene una competencia ratione temporis de carácter prospectivo, vale decir, se aplica sólo a los crímenes cometidos luego del 1 de julio del 2002, fecha de la entrada en vigor de su Estatuto. Además, su competencia ratione loci se basa en el principio de territorialidad y no en el principio de jurisdicción universal.
Por otro lado, conviene destacar que la forma de creación de los tribunales penales internacionales determina a su vez el modo como estos tribunales internacionales se relacionan con las jurisdicciones internas.
Así por ejemplo, la Corte Penal Internacional se rige por el principio de complementariedad en relación a la jurisdicción interna de los Estados. Esto tiene particular relevancia en los casos de competencia concurrente con la jurisdicción nacional, dado que la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia y del Tribunal Penal Internacional no es complementaria de la jurisdicción nacional, sino que en su lugar se trata de una jurisdicción internacional que tiene primacía sobre las instancias nacionales.
Lo anterior permite que en cualquier estado de un proceso ante un tribunal nacional tanto el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda puedan requerir a los tribunales nacionales la remisión del caso a sus respectivas competencias.
En relación a la existencia de mecanismos de cooperación judicial entre los tribunales penales internacionales, es pertinente subrayar que esta instituciones responden a principios distintos de aquellos que son propios del derecho penal internacional propios del derecho internacional privado y es en esta línea conservadora que ninguno de los estatutos de los tribunales internacionales contiene disposiciones específicas sobre cooperación entre ellos.
Así por ejemplo, el Estatuto de Roma regula las relaciones de cooperación y asistencia judicial sólo entre los Estados Parte y la Corte Penal Internacional y conforme al Artículo 2 de su Estatuto, se prevé en virtud del acuerdo entre la CPI y las Naciones Unidas, relaciones de cooperación con esta organización internacional.
Por tanto, el tratado de Roma no contiene referencias relativas a la forma como la Corte Penal Internacional podría vincularse con otros tribunales del sistema de justicia penal internacional.
Finalmente, tal como se observa en las líneas precedentes no existe un vínculo normativo entre la Corte Penal Internacional y los tribunales Ad-Hoc . No obstante, es innegable que la valiosa y extensa jurisprudencia del Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda servirán como referente en el desarrollo del trabajo jurisprudencial de la CPI.
