Los dominicanos se crean sueños fuera del territorio que les vio nacer, como ejemplo Nueva York, pero para cualquier lugar que se muevan siempre van estar atrapados por la falta de escrúpulos de los políticos del patio.
El consulado dominicano en Nueva York ha sido un ejemplo de que las promesas durante las campañas electorales son como lo que el viento se llevó, ya que una vez llegan al poder hacen exactamente lo mismo que los que han sido sustituidos.
Es una lucha que consiste en “quítate tú pa ponermo yo”, porque el problema es tan complejo que no se entiende por qué un presidente tiene que entregarle un puesto como el de cónsul a uno de sus activistas, a menos de que no sea beneficiario de la fortuna que se acumula en el puesto.
Pero sería interesante preguntarse por qué no se corrige un problema que impacta tan negativamente a los que son víctimas de unas altas tarifas en perjuicio de gente que aporta tanto a la vida económica de la nación, como son los dominicanos del exterior.
La verdad que se trata de un problema bastante complejo y perjudicial para la salud moral de toda la sociedad dominicana.
Los consulados, pero principalmente el que opera en Nueva York, es una fuente de tanta desvergüenza que en algún momento habrá que escribir un libro sobre sobre las cosas que allí ocurren.
Es un verdadero botín, cuyos reales y grandes beneficiarios nadie conoce a ciencia cierta, pero no hay ninguna duda de que los partidos políticos han hecho una gran fiesta con sus ingresos.
No se observa que el asunto se pueda resolver en el futuro inmediato, porque por ahora no se vislumbra que en el país pueda producirse algún cambio en perjuicio de una serie de partidos con reales posibilidades de llegar al poder que constituye uno solo en esta materia, aunque con diferentes colores.
Solo podría llegar un momento de cambio en lo que respecta al manejo del consulado dominicano en Nueva York si el votante dominicano que vive allí se plantea una solución seria que provenga de su voto, pero ello por ahora no parece tan fácil, ya que la politiquería en el territorio nacional impacta de una forma muy importante a la comunidad dominicana del exterior.
A Dios que reparta suerte.