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Opinión

Doce razones para no participar en comicios del 2024

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Por Narciso Isa Conde

El Movimiento Caamañista (MC) declara ante el país que decidió no participar en los procesos electorales fijados para este año 2024. Convicciones muy profundas y consistentes han determinado este posicionamiento político frente a las votaciones a las alcaldías, congreso y presidencia de la república.

· LAS DOCE RAZONES:

1.- PORQUE las heroicas luchas por la democracia y la libertad han sido obstruidas y secuestradas por una partidocracia insensible y voraz, por las continuas intervenciones del poder imperialista estadounidense y por el poder del dinero de elites capitalistas y mafias diversas.

2.- PORQUE las denominadas elecciones municipales, congresuales y presidenciales están basadas en una Constitución profundamente antidemocrática y en dos leyes hechas a la medida de los intereses de partidos corruptos y de las cúpulas capitalistas-imperialistas y narco-capitalistas que los manipulan.

3.-PORQUE el sistema electoral dominicano no garantiza equidad y respeto para todos los que participan en estos procesos. El pueblo no elige. Eligen los partidos con más poder y más dinero:

· Empleando fondos procedentes del estado y sus contribuyentes, injustamente asignados por ellos mismos;

· Recibiendo financiamientos de tutumpotes megamillonarios, que invierten en el mercado electoral para multiplicar fortunas y controlar el estado;

· Usando dineros procedentes del ejercicio inmoral de las funciones públicas, del lavado del producto de la corrupción política, del narcotráfico, las bancas de apuestas y otros negocios turbios.

En todos estos casos han usado esos medios, recursos y condiciones para manipular las votaciones y apoderarse de la mayor parte de los cargos electivos.

4.-PORQUE en todos los niveles abundan candidatos y candidatas con antecedentes de corrupción y evidencias mafiosas.

5.-PORQUE durante 58 años, en procesos electorales parecidos a éstos, sólo se ha logrado más de lo mismo y se han agravado problemas cruciales que afectan a la nación y al pueblo en vertientes tan sensibles como alimentación, salud, seguridad social, educación y seguridad ciudadana.

6.-PORQUE elecciones tras elecciones no cesan el deterioro ambiental y la vulnerabilidad frente a los fenómenos naturales; el caos en el transporte; la opresión y violencia contra la mujer; el auge del racismo; las enormes desigualdades sociales; el injusto régimen salarial y la explotación y sobreexplotación de los trabajadores y trabajadoras; en tanto el sistema electoral facilita que los partidos que acceden al gobierno no se dediquen a resolverlos.

7.-PORQUE en estas últimas décadas se han empeorado la inseguridad ciudadana, el aplastamiento de la soberanía y la autodeterminación por el poder imperialista de EEUU y sus aliados; la crisis de agua y de los sistemas de drenajes pluviales y sanitarios; la minería destructiva; el robo y la narco-economía; la privatización del patrimonio público y natural de la nación; y el maltrato de las relaciones con Haití y su pueblo, con graves daños al espíritu de coexistencia, cooperación y oportunidades económicas mutuamente ventajosas.

8.- PORQUE el sistema electoral ha transformado gran parte de los partidos en compañías por acciones; muchos/as votantes -sobre todo a los/as más pobres- son tratados/as como clientes y el voto convertido en mercancía; degradando comicios e instituciones, y reforzando su carácter comercial y su esencia excluyente.

Tan excluyentes y antidemocráticas son estas votaciones, que los llamados partidos emergentes que no tienen manera de emerger, terminan plegándose a los que dominan el sistema a base de dinero y de poder, a cambio de cuotas menores.

9.- PORQUE el sistema de medios de comunicación, al servicio del gran capital e influido determinantemente por el derroche de publicidad gubernamental y privada, excluye, margina o minimiza todo lo que no responde a sus intereses y sacan del debate los temas fundamentales, banalizando los procesos electorales.

10.-PORQUE desde 1966, en materia de elecciones se ha demostrado, que si no se cambian sus bases constitucionales y legales, su sistema de partidos, sus mecanismos de financiamientos y sus actuales reglas de juego, los resultados serán siempre más de lo mismo y su producto igual o peor; como ha pasado muchas veces en el Congreso, las Alcaldías y en el propio Poder Ejecutivo.

11.-PORQUE es poco o nada lo que pueden hacer las contadas personas honestas y con voluntad de reformas que logran colarse en este tipo de votaciones para ocupar cargos electivos.

12.-PORQUE desde el poder central se ha anulado la independencia del poder municipal, tanto con la ley de ordenamiento territorial como con prerrogativas onerosas en favor de las mineras.

· NUEVA RUTA HACIA UN NUEVO PROCESO CONSTITUYENTE.

En resumen: porque las pregonadas “fiestas de la democracia”, realizadas después de la invasión militar yanqui de 1965, han resultado verdaderas trampas; y porque éstas votaciones no serán diferentes, decidimos no avalar la continuidad de ese círculo vicioso y viciado.

En lugar de participar en votaciones tramposas y viciadas, hemos optado por seguir desplegando nuestras energías por otra ruta; procurando, a los compas de luchas sociales más politizadas, erosionar la gobernabilidad de estas instituciones extremadamente degradadas.

Esta nueva ruta procura crear conciencia colectiva de la necesidad de reemplazar esta institucionalidad a través de un PROCESO CONSTITUYENTE SOBERANO Y PARTICIPATIVO, capaz de construir nuevas bases constitucionales, que posibiliten establecer una nueva institucionalidad realmente democrática y garantizar comicios verdaderamente libres.

Bajo las actuales condiciones, molestarse en participar en esos comicios y acudir a votar solo contribuye a legitimar y prolongar esta situación.

Estas son nuestras sinceras y firmes convicciones, respetando el parecer y las actitudes de quienes de buena fe y con honestidad probada consideren beneficioso participar en estas votaciones. A nadie descalificaremos por asumir esas actitudes, pero si exhortamos a reflexionar y a debatir estas ideas, las cuales trascienden estas nuevas votaciones normadas por reglas inaceptables para nosotros/as

POR LA COORDINACIÓN CENTRAL DEL MOVIMIENTO CAAMAÑISTA: Narciso Isa Conde, Raúl Guerrero, Elisabeth Mejía y Rafael Félix.

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Opinión

Cuando la Legalidad no Basta…

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Por Isaías Ramos

Una democracia en la que más del 46% de la población no participa, expresa su voto nulo o en blanco, y donde existen prácticas como el uso indebido de recursos y métodos de coerción para influir en las elecciones, plantea serias preocupaciones sobre la legitimidad y representatividad del proceso electoral. Estas cifras no solo revelan un desinterés o descontento generalizado, sino que también ponen en tela de juicio la integridad de nuestro sistema político.

Los recientes resultados electorales nos ofrecen una fotografía clara de la situación actual. El alto porcentaje de votos nulos, blancos o la abstención directa, así como la evidencia de que muchos votantes se presentan a las urnas motivados por incentivos económicos, demuestra una erosión significativa del principio de libre elección, que es fundamental en cualquier democracia.

Este comportamiento no es espontáneo, sino el resultado de décadas de prácticas corruptas, clientelismo político y decisiones electorales que no reflejan necesariamente el verdadero apoyo popular hacia determinados candidatos o partidos.

Un presidente que sea elegido con la aprobación de menos del 31% de sus electores enfrenta un dilema de legitimidad, especialmente en un contexto donde los favores estatales y el clientelismo político han tenido más peso que la propia voluntad de la ciudadanía.

Aunque el sistema electoral pueda cumplir con todas las formalidades legales, su legitimidad se ve comprometida cuando una parte significativa de la población demuestra, mediante la abstención, que no se siente representada por los actores políticos impuestos por el sistema.

La diferencia entre lo legal y lo legítimo se vuelve crucial en este contexto. Una democracia robusta no solo debe adherirse a las normas y procedimientos jurídicos; también debe fomentar valores como la participación activa de los ciudadanos, la integridad electoral y el respeto por los derechos individuales, incluyendo la libertad de conciencia asegurada por el artículo 45 de nuestra Constitución.

Las leyes pueden ser ajustadas, como lo sugieren aquellos que abogan por el voto obligatorio, proponiendo una modificación al artículo 208 de nuestra Constitución. Sin embargo, esto podría ser una solución superficial si no se aborda la raíz del problema.

Modificar la legislación para hacer el voto obligatorio podría parecer una solución viable, pero esencialmente no aborda el desencanto y la alienación que sienten muchos votantes.

En el Frente Cívico y Social, consideramos que la respuesta no yace en imponer más reglas, sino en restaurar los principios y valores que le dieron origen a nuestra nación. Entendemos que el problema fundamental es un sistema político que ha demostrado no poseer las virtudes esenciales como la honestidad, la integridad, la transparencia, la empatía y el compromiso con el bienestar de la sociedad.

Es por esto que, a partir de este proceso electoral, en el FCS hemos decidido continuar nuestra batalla cultural para instaurar los principios y valores que heredamos de nuestros libertadores.

Es hora de reclamar una democracia que sea tanto legítima como legal, una que verdaderamente represente la voluntad y los intereses de su gente.

¡Despierta, RD!

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Opinión

La excepción de órdenes superiores en la  competencia de la Corte Penal Internacional

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Por Rommel Santos Díaz

El artículo 33 del Estatuto de Roma establece que el hecho de que un delito de competencia de la Corte Penal Internacional se cometa en cumplimiento de una orden emitida por un superior-sea  militar o civil- no eximirá de responsabilidad penal a su autor-sin embargo, existe  una excepción cuando:

  1. La persona acusada estuviere obligado por ley a obedecer órdenes emitidas por el gobierno o el superior  de que se trate;
  2. La persona acusada no supiera que la orden era ilícita; y
  3. La orden no era manifiestamente ilícita.

Estas tres condiciones son acumulativas, y el Estatuto de Roma  específicamente establece que cualquier orden para cometer genocidio o crímenes de lesa humanidad son manifiestamente ilícitas  en todo momento.

Esta excepción  es , por lo tanto, sólo aplicable a las personas a  quienes se les ordenó  cometer un crimen de guerra o, un crimen de agresión. De otra manera la excepción de órdenes superiores sólo se puede utilizar como una circunstancia atenuante, por ejemplo para reducir la pena.

Esta excepción siempre ha sido controversial. Las Cartas de los Tribunales de Nuremberg y Tokio, asi como  los Estatutos del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda establecen que la excepción de órdenes superiores  no es admisible  en situación alguna.

Se creía que al se una orden para cometer un delito, esta era ilícita, y por ende no podía utilizarse como una justificación para una conducta subordinada.

Sin embargo, el derecho interno de muchos Estados ha tomado un punto de vista contrario, con respecto  al alegato de órdenes superiores, y por lo tanto asi es de conformidad con el artículo 33.Esto significa que en la mayoría de los Estados, esta excepción existe como tal y un subordinado no puede ser culpable de un delito si el  o ella no conocían que la orden era ilícita o esta no era manifiestamente ilícita.

Esta regla se encuentra en los códigos militares disciplinarios de Alemania, Estados Unidos, Italia y Suiza, y la noción de responsabilidad penal ha sido consagrada por la jurisprudencia de los tribunales nacionales de crímenes de guerra. Solo algunos Estados prohíben la excepción de órdenes superiores en su derecho interno.

Otros Estados toman una medida diferenciada : permiten alegar la excepción de órdenes superiores cuando uno de sus  nacionales es acusado, pero prohíben su utilización cuando la persona acusada hubiera estado en combate contra un enemigo o fundamentan su excepción en el derecho de un país extranjero.

Sería  recomendable que los Estados Partes realizarán algunos cambios en su derecho  interno si esto es necesario para  asegurar que no haya excepción de este tipo más amplia que el artículo 33 del Estatuto de la CPI.

Si el sistema judicial nacional debiese absolver a un individuo porque tiene un control más bajo para la excepción de órdenes  superiores , esto  se podría considerar  como un medio para impedir que la persona sea llevada ante la justicia. Por ejemplo, la excepción de órdenes superiores  no se utilizaría en los casos en que había un orden para cometer un crimen de lesa humanidad o genocidio.

Los Estados Partes al Estatuto no deben cambiar su legislación interna si ésta no dispone de esta excepción de defensa para la persona acusada. En los Estados en que el derecho interno prevé esta excepción  de defensa, se podría requerir  una  reforma que la declare inadmisible cuando la orden fuese para cometer un crimen de lesa humanidad o genocidio.

Aun asi, los Estados Partes que deseen armonizar los procedimientos penales, podrían adaptar su legislación nacional a las disposiciones del Estatuto. En tal caso, se necesitaría realizar los siguientes ajustes:

  1. a)Declarar la excepción de órdenes superiores generalmente inadmisible;
  2. b)Declararla admisible solo cuando la persona acusada  haya demostrado que en su caso se dieron estas tres condiciones acumulativas:
  3. Obligación legal de obedecer la orden;
  4. El o ella no sabía que la orden era ilícita;
  5. La orden no era manifiestamente ilícita;
  6. c)Declarar la excepción de  órdenes  superiores inadmisible cuando se le ordeno a la persona acusada de cometer un crimen de lesa humanidad o genocidio;
  7. d)Finalmente, declarar que la excepción de órdenes superiores estará sujeto a las mismas reglas, ya sea  cuando la orden haya sido emitida por una autoridad civil o militar.

Rommelsantosdiaz@gmail.com

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Opinión

Reevaluemos el voto exterior

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Por Nelson Encarnación

Nadie discute que el voto de los dominicanos en el exterior es una gran conquista y un reconocimiento a los aportes que hacen nuestros compatriotas allende los mares, no solo en términos económicos cuantificables por vía de las remesas, sino directamente a familiares y allegados mediante otros medios.

Ese derecho llegó unido al reconocimiento de la doble ciudadanía, al establecerse la no pérdida de la original por nacimiento, lo que permite que cientos de miles conserven su arraigo nativo, lo cual se manifiesta en el apego a lo nacional en varios aspectos, incluido el político.

Pero esta última cuestión es solo un apego emocional que no se expresa en un ejercicio de ciudadanía, una de cuyas derivaciones esenciales es la participación en procesos electorales.

Veamos las recién pasadas elecciones, sobre las cuales se discute ahora mismo la gran abstención que por primera vez supera el 46% en unas presidenciales.

Sin embargo, esto es muy relativo, pues es oportuno tener en cuenta el gran impacto que sobre la abstención general ha tenido la ausencia de votantes en las circunscripciones del exterior, donde, de un padrón de inscritos de 863,785 electores, apenas concurrieron 162,953, para un pírrico 1.86%.

Si se desagregan estos 700,832 registrados no concurrentes, la abstención real bajaría significativamente, situándose en un 39%, cifra que, de todos modos, todavía se considera elevada, si se toma en cuenta el histórico en las presidenciales.

¿Qué hacer frente a una situación que deja ver que el voto en el exterior solo motiva a los activistas políticos?

Los actores políticos y la Junta Central Electoral pudieran implementar una modalidad en la que los dominicanos del exterior mantengan sus derechos electorales, pero solo para escoger a los diputados de ultramar.

Incluso, se pudiera estudiar—al segregarlos de la presidencial—la creación de dos senadurías, para Europa y América, que junto con las siete diputaciones, serían más útiles que la propia Presidencia.

Esta separación del padrón presidencial no sería negación de derechos, sino, por el contrario, un mayor reconocimiento, vía la representación congresual.

Sabemos que es un tema polémico, pero los propios líderes comunitarios deberían entender que un derecho solo sirve si se ejercita.

Y sobre lo económico, debemos entender que, en esas condiciones, la inversión para el montaje electoral del exterior es casi un dispendio. Que se estudie.

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