Siempre he sostenido que no soy muy inclinado a la utilización de metáforas para describir la realidad nacional en virtud de que las mismas siempre parten de una premisa falsa, de una utopía.
Sin embargo, a mi juicio las metáforas podrían ser el mejor recurso para hacer una comparación entre un cuerpo humano gravemente enfermo y lo que pasa en la actualidad con nuestro cuerpo social.
Asumamos que el Poder Ejecutivo es una especie de corazón del cuerpo social, entonces hay que dejar claramente establecido que el mismo no sólo sufre de hipertensión arterial, sino que ya ha sido alcanzado por el cáncer que padece todo el Estado y toda la sociedad dominicana.
De igual modo pasa con otro órgano de nuestro cuerpo social como lo es el Congreso Nacional, el cual muy bien podría definirse como una de su víscera más importante.
La lista podría ser bastante larga, pero basta con mencionar por ejemplo la Cámara de Cuentas, cuya función podría ser muy parecida al rol del hígado y los riñones en el cuerpo humano.
Así las cosas, tendríamos que analizar la función tan importante como la de las arterias, las cuales son una especie de ríos que recorren todo el cuerpo humano transportando sangre, sin la cual sería imposible la existencia de cualquier ser humano o animal.
De manera, que el hecho de que los ríos de la República Dominicana estén gravemente contaminados nos dice hasta dónde la sociedad dominicana, es decir todo el cuerpo social, está al borde de la muerte.
El estado languideciente, comatoso, del río Yaque del Norte no puede ser analizado al margen de la cadena de complicidad y de impunidad que prevalece en La República Dominicana.
El Yaque del Norte es la principal cuenca hidrográfica del país al ocupar el 15 por ciento del territorio nacional, es decir 7 mil 53 kilómetros cuadrados, constituyéndose en un elemento fundamental para el desarrollo de la Nación.
El otrora Yaque dormilón es una fuente de vida de provincias tan importantes como la Vega, Santiago, Valverde, Monte Cristi y Santiago Rodríguez, cuyas poblaciones superan el 20 por ciento de los habitantes de todo el país.
El Yaque del Norte por su caudal es el más importante de todos nuestros ríos, el cual nace a una altura de 2,500 metros sobre el nivel del mar en el Pico Duarte, recorriendo más de 300 kilómetros de longitud.
La cuenca alta del Yaque del Norte va desde su nacimiento en Jarabacoa, con un recorrido de 85 kilómetros de longitud, pero en su paso por la ciudad de Santiago sufre un desvió para conducirlo a la presa de Taveras, Bao y el embase López Angostura.
Precisamente después de la presa, el río se vuelve artificial en virtud de que los kilos de energía eléctrica generados por sus aguas son más importantes que su cauce natural, convirtiéndolo cada día en más pequeño y al borde de la desaparición.
Cada día que pasa el estado agónico del Yaque del Norte se profundiza como si su enfermedad a consecuencia de la deforestación y la contaminación fuera a acabar con su vida, dejando a cientos de miles de ciudadanos, a pueblos enteros sin el derecho a un líquido tan preciado y vital como el agua.
El crimen contra el Yaque del Norte también ha sido arropado por el manto de la impunidad que hoy prevalece o se impone en todo el territorio nacional.
En definitiva, saque usted amigo lector sus propias conclusiones si conoce a alguien que necesite diálisis y no la reciba cuales serán las consecuencias. ¿La muerte?.
Exactamente esto pasa con el Yaque del Norte, cuya desaparición tendrían serias consecuencias para toda la República Dominicana, porque este es fuente de vida.