MADRID, España.- No siente nostalgia ni tristeza por la decisión tomada: Decir un «hasta siempre» a la música, a la que ha dedicado más de 40 años de su vida. La razón por la que la cantante española Paloma San Basilio enfrenta con tanta altura de miras este marcado quiebre, es porque está llena de proyectos para esta nueva etapa. Y entre todos ellos destaca uno: la pintura.
El arte es una afición de infancia y juventud en la española, que después de permanecer dormido durante mucho tiempo, hoy se ha convertido en pasión, desde que hace ocho años decidiera pasar largas temporadas en su casa frente al mar de Cádiz, donde amigos pintores no pararon hasta conseguir que retomara los pinceles. «Voy a pintar porque me gusta pintar», comenta desde su refugio en el sur de España.
La decisión de pintar —»mis obras son abstractas, con mucho color y hasta ahora sin firma», precisa— y de exponer por primera vez en su vida —el próximo viernes 14 en Sevilla— es paralela a otra en la que ya venía pensando desde hace tiempo: Poner fin a su carrera musical. Decir «hasta siempre» a algo que fue también pasión, y durante cuatro décadas.
«Prefiero decir hasta siempre que adiós. Es más bonito, suave, sutil… Es un cambio de ciclo vital», argumenta San Basilio al hablar de una decisión muy meditada. «Cada etapa en la vida tiene unos componentes, unas necesidades, una filosofía. Y las mías en este momento son otras».
Su adiós musical, aunque a ella no le guste la palabra, durará todo 2013, cuando tiene previsto realizar una extensa gira de conciertos que le permitirá despedirse de su público español y del latinoamericano.
Una gira de agradecimiento a un público que le ha sido fiel durante tanto tiempo. «Me parece una ordinariez irme de una casa a la que he sido invitada sin decir adiós», grafica.
Y como huye de la palabra «adiós», Paloma San Basilio quiere que tan extensa gira de conciertos en ambas orillas del Atlántico lleve precisamente por nombre «Hasta siempre»: «Quiero dar las gracias a la gente por seguirme, por estar ahí. Agradecer lo recibido».
Paloma San Basilio se va, dice, en un buen momento de su carrera. «Podría seguir, pero en otras direcciones», especula. Su sensación es de paz. «Era algo que venía gestándose dentro de mí. No es nada forzado. Siempre he hecho, y hago, las cosas en el momento en que he pensado que las tenía que hacer. Es algo natural, que va de dentro hacia afuera», cuenta.
Una decisión «natural, lógica, coherente» para dejar atrás una carrera que la ha llevado a los escenarios más prestigiosos del mundo, a grabar más de una treintena de discos, todos ellos superventas de oro o platino, a compartir escenario con muchos grandes y a atesorar más de treinta galardones.
«No siento sensación de ruptura, ni de nostalgia. Me hace mucha ilusión recuperar la libertad, que cada día es un bien más preciado», reflexiona en voz alta Paloma San Basilio, que habla con pasión de la etapa vital que ahora se cierra.
«Ha sido larga y maravillosa, apasionante, sorprendente y me ha aportado también mucho como persona. Me ha hecho ser quien soy ahora. ¡He visto tanto, sentido tanto!», recuerda ahora, cuando está a punto de dejar los escenarios.
Escenarios que sólo volvería a pisar en situaciones excepcionales, sobre todo si, en su condición de actriz, le ofrecen un papel interesante, «sin que tenga que cantar», puntualiza. También si la llaman para participar en un concierto benéfico.
En el resumen, cuenta que en cuarenta años «ha habido más ratos placenteros que sinsabores. ¡Sí, por favor! Ha habido dolor a nivel personal, por la pérdida de muchos seres queridos», comenta quien, además de pintar, quiere escribir «relatos cortos», precisa, además de viajar de verdad, no como ha hecho durante su vida artística, y dedicarles mucho más tiempo a su hija y a sus dos nietos, Neo y Alma, que viven en California.
Allí piensa pasar no menos de cuatro meses al año, para estar con los suyos y para mostrar —»¿por qué no?», se pregunta— su nueva faceta de pintora.