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Opinión

¿Y el Episcopado, dónde está?

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Por Rosario Espinal
ROSARIO-ESPINAL-200x30011111111Sorprende que a pesar de dos décadas de muchas acusaciones contra sacerdotes por casos de abusos sexuales a menores en diversos países, la jerarquía de la Iglesia Católica dominicana no estuviera adecuadamente preparada para dar una respuesta contundente cuando el problema se presentara de manera alarmante en República Dominicana, como ha sucedido en las últimas semanas.

Los casos de abusos sexuales a menores no han ocurrido en un solo país, tampoco ha sido un asunto de medios de comunicación agitadores; porque si las acusaciones hubiesen sido falsas, producto de la morbosidad mediática, los curas acusados hubiesen sido absueltos.

La realidad es que la cantidad de evidencias y pagos en reparaciones es inmensa. Sólo en Estados Unidos se estima que la Iglesia Católica ha pagado más de dos billones de dólares a víctimas de abuso sexual.

Que hay maldad por doquier, se sabe. Que la pederastia no es exclusiva de los curas, se sabe también. Que la mayoría de los curas no son pederastas, así es. El asunto es que un religioso tiene el doble compromiso de actuar siempre con la mejor buena fe, la mayor ética y la mayor prudencia, porque su función principal es ser guía espiritual; no es ser político, ni cantante, ni negociante. Para eso están los laicos.

Cuando los casos de pederastia comenzaron a resonar a nivel internacional se descubrió que no solo había curas pederastas y muchas víctimas, sino que sus superiores, conociendo el problema, encubrían a los curas y se limitaban a cambiarlos de parroquia o institución.

Con eso agrandaban el problema, porque los curas trasladados seguían cometiendo sus fechorías con nuevas víctimas. Muchos obispos, arzobispos, y hasta los últimos Papas, han pedido perdón públicamente por esas faltas. Eso está bien, pero no es suficiente ante la magnitud del daño. El abuso sexual a menores, sean varones o hembras, es un delito grave.

Las denuncias y la secuencia de hechos recientes en torno a tres casos, el del nuncio, el cura de Juncalito y el de Constanza son de tal magnitud, que ya la Conferencia del Episcopado Dominicano, al unísono, debió haber fijado una posición pública de apego a la ley y a los valores cristianos.

Acusar los medios de comunicación de instigadores no es buen calmante ante la gravedad de lo que se sabe o sospecha, y donde está involucrada una alta autoridad eclesial. Convocar una rueda de prensa con curas de segundo rango, con actitud más aguerrida que compasiva, y además, con palabras de defensa a los señalados bajo el argumento de que hasta que se demuestre lo contrario nadie es culpable, fue una insensatez.

Se sabe que todo acusado es inocente hasta que se demuestre lo contrario; es una estipulación del derecho democrático. El problema es que el nuncio y el cura polaco de Juncalito salieron sigilosamente del país y, por tanto, no pueden ser juzgados.

Si son inocentes, ¿por qué se marcharon? Si son inocentes, ¿por qué no regresan a enfrentar con valentía los cargos? Si huyeron a pesar de todo el poder que tiene la Iglesia Católica para asegurar un juicio justo, e incluso ventajoso, hay que suponer que algo anda muy mal.

Monseñor Agripino Núñez Collado tomó el toro por los cuernos y habló. Bien hecho. Pero ha faltado una posición conjunta de la jerarquía eclesial, no para condenar a nadie, eso le corresponde a la justicia si los dos fugitivos aparecen, sino para informar a la feligresía católica y al pueblo de esta lamentable situación, y ponerse sin tapujos del lado de la verdad y la justicia.

Artículo publicado originalmente en el periódico Hoy.

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Opinión

La detención provisional de una persona  ante  la Corte Penal Internacional

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Por Rommel Santos Diaz

Cuando la Corte Penal Internacional ya haya despachado la orden de detención  de conformidad con el artículo 58 del Estatuto, pero no cuente con la documentación requerida para fundamentar la solicitud a un Estado para la detención y entrega, los artículos 58 y 59 le permiten a la Corte solicitar al Estado la detención provisional de la persona  sujeto de la orden. Tal solicitud para una detención provisional podrá ser utilizada solo en casos de urgencia.

Cabe   destacar que la solicitud de detención provisional deberá ser por escrito, pero podrá comunicarse por cualquier medio capaz de dejar constancia escrita, como el correo electrónico. Estos requisitos para la solicitud están enumerados en el artículo 91 del Estatuto de la CPI. En ese orden los Estados están obligados a ejecutar la solicitud inmediatamente.

Si la información requerida para fundamentar la orden de arresto  y entrega no esta disponible para el Estado en cierto periodo de tiempo se establecerá en las Reglas de Procedimientos y Prueba. Sin embargo una vez que los documentos estén disponibles, los Estados deberán inmediatamente arrestar de nuevo a la persona.

Procede señalar, que si la persona  podrá voluntariamente consentir su entrega a la Corte aun si  el Estado no recibe la información que fundamente su detención, siempre que esto sea permitido por el derecho interno del Estado requerido. En tal caso de que esté pendiente una decisión sobre la admisibilidad del caso bajo el artículo 19, cuando una orden de detención ya se haya emitido.

En el marco de las obligaciones  los Estados Partes deberán tomar inmediatamente las medidas necesarias en respuesta a las solicitudes de la CPI para la ejecución de órdenes de detención, inclusive las órdenes de detención provisional. Esta obligación es también aplicable a las órdenes despachadas  posteriormente para una persona liberada bajo el artículo 92 del Estatuto de Roma debido a que la documentación requerida  no fue recibida al momento de la detención provisional.

Si la Corte Penal Internacional  así lo  solicita, los Estados Partes deberán informar sobre cualquier requisito  especial bajo el derecho interno sobre los contenidos de la solicitud de detención y de entrega de la persona.

Todos los oficiales y autoridades de los Estados que tengan contacto con la persona detenida, deberán presumir su inocencia  hasta que no se le demuestre su culpabilidad ante la Corte Penal Internacional, de conformidad con el derecho aplicable.

Si una persona ha sido detenida provisionalmente y el tiempo límite para recibir la documentación  que la fundamente no ha expirado aún; la persona sujeto de la orden de detención provisional voluntariamente consciente su entrega a la Corte y esto se permite bajo el derecho interno del Estado  requerido; entonces el Estado deberá proceder con la entrega de la persona a la Corte lo más pronto posible.

Cuando se solicite, los Estados deberán asistir al Fiscal de la Corte Penal Internacional en la prevención de que ciertas personas evadan la justicia, cuando esté pendiente la decisión de admisibilidad del caso bajo el artículo 19 del Estatuto de Roma, cuando ya se emitió una orden de detención.

Finalmente, los Estados deberán tomar las medidas cautelares con el propósito de decomisar, cuando se solicite, luego del despacho de una orden  de detención o comparecencia de la persona.

Rommelsantosdiaz@gmail.com

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Opinión

José Guillermo Sued, un lujo de locutor y mejor ser humano.

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Por José Cabral

La crisis de valores que impacta tan fuertemente a la sociedad dominicana, donde ya no hay amigos sinceros y peor aún que ésta se ha llevado de paro la hermandad, la solidaridad y la reciprocidad.

Conozco y he tratado con mucha deferencia a José Guillermo, porque aparte de su sinceridad y amigo inigualable era un excelente profesional de la radio que todo santiaguero se sentía orgulloso de sus dotes y manejador de la palabra hablada.

Recuerdo los días en que fuimos parte, ya unos años después, del equipo de softbol de la Asociación de Cronistas Deportivos y también de la asociación de locutores de Santiago.

No puedo olvidar lo bien que la pasamos cuando fuimos en reiteradas ocasiones a intercambios de este deporte con algunos equipos de Ponce, Puerto Rico, la cual tiene particularidades muy parecidas a Santiago, nuestra ciudad amada.

Todos estos recuerdos inolvidables llevan ahora a tener que escuchar, porque hace muchos años que no lo veo físicamente, la paraplejía que lo aqueja luego de sufrir una caída en una cabaña que tiene en Jarabacoa.

José Guillermo es un ser extraordinario que nunca lo he visto ofender a nadie, cuyo nivel de tolerancia y de comprensión tal vez sea difícil encontrarlas en estos tiempos.

Sin embargo, José Guillermo ha sido bendecido por tener una familia que lo ama y que siempre estará a su lado, principalmente su hija Pamela, quien han mostrado un amor por su padre inigualable.

A Pamela la conocí desde pequeñita e incluso en alguno momento tuve el privilegio de cargarla, lo cual me hace sentir orgulloso no por su proyección pública, sino por el amor que profesa hacia su progenitor.

De José Guillermo recuerdo de aquellos momentos en que laborábamos en el Noticiero Mundo Noticias, donde el hacia la voz noticiosa conjuntamente Jaime Thomas, entre cuyos directores estuvo el periodista Huchi Lora, así como otros profesionales del periodismo.

Traigo este episodio a colación porque en el año 1978, en pleno apogeo del Gobierno de Joaquín Balaguer, sufrimos las consecuencias de ser jóvenes profesionales con una total entrega a los mejores intereses del país, con una gran vocación de servicio,

José Guillermo fue quien me recogió en el 1978 luego de la derrota de Balaguer en la cárcel pública San Luis, localizada en la calle del mismo nombre, tras permanecer recluido en ella por algunos meses por una acusación de un hecho que no cometí.

Pero fue José Guillermo quien logró que el procurador fiscal de entonces, Lorenzo Rodríguez, firmara la orden de libertad porque después de ordenarse ésta mediante un recurso de habeas corpus conocido por la entonces jueza Semírame Olivo de Pichardo todo el mundo se desapareció y sólo quedaron en el escenario  Negro Veras, el general Guaro Estrella, padre de Eduardo Estrella, y el amigo entrañable hoy afectado de una dolencia que le arruina la vida a cualquiera.

Luego de esos hechos mi reencuentro con José Guillermo Sued fue en los años 90 cuando el amigo José Francisco Hernández fue escogido como candidato vicepresidencial del profesor Juan Bosch y en cuyo proyecto también estaban Julián Serulle, Miguel Vega y el cirujano y gran ser humano Higinio López.

José sé que el destino nos tiene reservada nuestra suerte, pero tu recuperación tiene que ser una recompensa a tu bondad y extraordinario ser humano que siempre ha sido.

Que Dios te bendiga siempre

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Opinión

Apostar a la segunda vuelta

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Por Nelson Encarnación

Los partidos de oposición que compiten por desplazar al actual presidente de la República están dirigidos por hombres curtidos en las lides políticas y electorales, que han estado en la primera fila de la lucha democrática de los últimos 45 años.

De los tres líderes del bloque opositor, al que menos experiencia se le puede atribuir es al presidente y candidato del Partido Revolucionario Dominicano, Miguel Vargas Maldonado, pero acumula una larga trayectoria al lado de José Francisco Peña Gómez, compitió por la presidencia en 2008 (42%) y fue canciller del país durante cuatro años.

Y del candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana, Abel Martínez, se pudiera sugerir que dada su relativa juventud carece de experiencia.

Sin embargo, sí tiene experiencia, pues ha sido presidente de la Cámara de Diputados durante seis años, alcalde de Santiago por otros 8, y procurador fiscal de esa demarcación judicial.

O sea, como decimos en el seno del pueblo, Abel tampoco es “un chivito jarto’e jobos”.

De Leonel Fernández y Danilo Medina hay poco que agregar, porque, en su calidad de presidentes de la República y líderes partidarios, han acumulado una experiencia de gran calado y bagaje político.

Tienen en común lo que no es poca cosa: de 2004 a 2016— juntos o medio separados—cargan en su alforja nada menos que cuatro elecciones ganadas en primera vuelta.

Esto resulta de enorme relevancia, por tratarse de gladiadores que conocen el terreno y se arman de las herramientas indispensables para competir.

Con esta enorme experiencia a cuestas, están dotados de los elementos suficientes para saber en el terreno cuándo la lucha por el poder se libra en campo minado.

Percibimos estar ahora mismo en un momento en el cual el liderazgo opositor—al analizar el potencial de su oferta electoral—se da cuenta de que navega contracorriente, si bien procura elevar la moral de las tropas, lo que resulta razonablemente útil.

La oposición sabe que es un combate con escasa viabilidad; un escenario que recrea el afrontado por Luis Abinader contra Medina en 2016, cuando todas las encuestas daban por descontada la victoria del entonces presidente reeleccionista.

¿Es previsible revertir en 12 días la tendencia consistente de 70 encuestas que durante dos años le promedian a Luis un 63%? Lo dudamos y hasta descartamos.

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