SAO PAULO.- En su 460 aniversario, el transporte y el espacio público siguen condicionando a Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil y corazón financiero del país, que, tras las protestas del Movimiento Passe Livre del pasado junio, busca soluciones urbanísticas para sus 19 millones de habitantes.
Para esta población -compuesta en su mayoría por descendientes de inmigrantes italianos, japoneses y brasileños de otros estados- el transporte es el gran problema y hace apenas tres años, el 51 por ciento afirmaba que si pudiera, cambiaría de ciudad.
Un ejemplo es Pedro Nascimento, nacido en Sao Paulo hace 25 años: «Me gustaría algo más tranquilo, con una mayor calidad de vida, no quiero que mi hijo crezca aquí pero es aquí donde está el trabajo».
Aún así, esta megalópolis provoca reacciones bipolares, inspira amor y odio, oportunidades y discriminaciones.
«La noche es genial, hay oferta para todos los gustos, no te aburres y a la hora que sea puedes conseguirlo todo, la ciudad no duerme», puntualiza Pedro.
Pero los análisis no se quedan a pie de calle, sociólogos, arquitectos o urbanistas también han hecho de Sao Paulo su material de estudio y apuntan al tráfico y a la organización urbana como grandes conflictos.
«Nuestra sociedad es muy desigual, los pobres solo pueden vivir en la periferia porque es mucho más barato, lo único que pueden permitirse», explicó a Efe el sociólogo Eduardo Vasconcellos.
El también consultor de la Asociación Nacional de Transportes Públicos se quejó de esta organización urbana y señaló que se debe reformar la arquitectura e incentivar el empleo y los servicios en las zonas periféricas.
«Sao Paulo sufre embotellamientos desde los años 60 pero hoy es mucho peor, hay gente que tarda tres horas en llegar al trabajo», expone el sociólogo, quien considera que los atascos suponen un gasto económico mayor, una pérdida de tiempo y un aumento del estrés, no solo para los conductores.
Y es que para Vasconcellos, el hecho de que una persona «ocupe más de 30 metros de espacio público» con su vehículo afecta también a los que no usan transporte privado.
Asegura que «la sociedad dominada por el coche es muy injusta al desperdiciar una cantidad gigantesca de recursos».
Por ello, insiste en que la única solución vendrá de una mejora del transporte público, foco de las protestas del pasado junio iniciadas por el Movimiento Passe Livre durante la Copa Confederaciones.
Entonces, «la tumba de la samba» -como la denominó el poeta Vinicius de Moraes- «despertó» de la somnolencia, según alegaron los manifestantes que se levantaron contra el aumento de 20 centavos en la tarifa de metro y autobús.
Además de conseguir su objetivo (el Gobierno local retrocedió y el billete volvió a los tres reales, unos 1,24 dólares), las manifestaciones sirvieron para apuntar a otros problemas y los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad no tardaron en llegar.
En 2014, la ciudad afrontará el reto del Mundial de fútbol y en particular la inauguración, el próximo 12 de junio.
Bajo este contexto, Sao Paulo intenta recuperar su centro histórico, donde viven gran parte de los sin techo, drogadictos y prostitutas y que está considerada una de las zonas más peligrosas de la ciudad.
Mientras en su periferia, cientos de favelas muestran cómo el desorden de las épocas de industrialización y falta de planificación empujó a millones de personas a intentar acceder a soluciones individuales frente a la falta de vivienda.
Sao Paulo es una urbe cosmopolita donde apenas se encuentra un paulistano de nacimiento y donde se da cabida a la mayor colonia de libaneses fuera del Líbano y a la mayor comunidad de japoneses tras las fronteras del país del sol naciente.
Ciudad de récords, es el mayor centro aéreo de América Latina, si fuera un país sería el quinto de Sudamérica y cuenta con la mayor cantidad de pizzerías por habitante; conocida por tener todos los acentos de un país de 200 millones de habitantes, Caetano Veloso alabó su poesía y la «discreta deselegancia de sus mujeres».
Veloso describió en sus sones este mar de hormigón, ciudad gris, y de su relación con ella recuerda: «fuiste un difícil comienzo (…) y quien viene de otro sueño feliz de ciudad aprende deprisa a llamarte realidad».