Conecta con nosotros

Opinión

Las izquierdas ayer, hoy y siempre: Perspectivas

Published

on

Por Narciso Isa Conde

NARCISO-ISA-CONDE11111121Las izquierdas han dado enormes aportes al país. Aquí no hay un solo avance político, social, cultural…una solo conquista donde las izquierdas no hayan sido determinantes.

No pasa así con las derechas de ayer y de hoy, responsables de todos los males acumulados.

Hemos tenido ascensos y descensos, momentos estelares como el de la resistencia antitrujillista de los años 40, la expedición de junio del 59, la formación del Movimiento 14 de junio, MPD y PSP-PCD,  la Revolución  de abril de 1965 y los combates en los doce años.

Los últimos lustros han sido muy difíciles para las fuerzas revolucionarias por múltiples causas incluso muy superiores  a los individualismos, a las pugnas personales y a las competencias sectarias, que ciertamente han tenido impactos muy negativos.

A la dispersión post-abril del 65, a las afiliaciones a corrientes internacionales en pugnas, se le sumaron los desgarrantes impactos del derrumbe del llamado “socialismo real” y de la larga hegemonía neoliberal, junto a diferencias políticas y conceptuales muy importantes previas y posteriores.

Las debilidades de las izquierdas partidistas -expresadas sobretodo en su marginalidad  en el campo electoral- ha tenido mucho que ver con una suma de factores: la forma como fue diezmada por el terrorismo de Estado en época de Balaguer, la imposición de un sistema político altamente excluyente y antidemocrático, el oligopolio electoral conformado; las traiciones del PRD y el PLD y sus deserciones del campo antiimperialista y progresista; la fuerte gravitación imperialista en nuestro Caribe y en nuestra isla; las  herencias dogmáticas, euro-céntricas y seguidistas; los déficits organizativos y logísticos acumulados mezclados con prácticas divisionistas e individualistas enraizadas.

Ha tenido que ver con errores en las políticas de alianza, con la gravitación en su seno de corrientes reformistas e inclinaciones a aliarse con una parte de las derechas (o a parecerse a ellas no impugnando vigorosamente sus reglas de juego), y con déficits significativos en la formulación de alternativas al capitalismo neoliberal, en el programa de transición hacia una nueva democracia y en la nueva propuesta socialista a partir del derrumbe del denominado socialismo real.

Las debilidades, pues, no  han sido ni son exclusivamente electorales, menos podrían referirse solamente a decisiones propias de las izquierdas, sin tener en cuenta los regímenes políticos impuestos, la fuerza de la contrarrevolución e intervención externa en esta zona del mundo, las características de las fuerzas opresoras y las mutaciones negativas del PRD y el PLD (renegando incluso de todo progresismo).

Las izquierdas han sido diversas y siguen siéndolo, los procesos también. Y existió una izquierda,  que aun llamándose así, dejó de serlo, lo que siembra desconfianza en el pueblo. Todo eso influye y debe ser tenido en cuenta para no meter a todo el mundo en la misma funda.

Las izquierdas no solo son los agrupamientos políticos que se formaron  en el siglo pasado. Hoy debemos hablar de izquierdas y de fuerzas transformadoras de carácter social, ambiental, cultural, socio-política muy diversas, entre las que debe incluirse la izquierda histórica partidista que ha perdurado en el combate al sistema de dominación y otros sujetos políticos en procesos de gestación muy propios de la era neoliberal y de la multi-crisis capitalista.

                                                              RECOMPOSICIÓN

De un tiempo acá se viene produciendo un lento pero sostenido proceso de recomposición y fenómenos interesantes en el proceso de gestación de una nueva izquierda social, medio-ambiental, política y cultural.

En nuestro caso después de resquebrajarse el proceso de fusión del Partido Comunista Dominicano (PCD) con otras tres organizaciones marxistas –proceso que creó la Fuerza de la Revolución (FR)– la mayoría de los  que integramos ese proyecto fallido y otros camaradas sin partido, formamos el Movimiento Caamañista (MC), que asume la lucha por una nueva democracia y un nuevo socialismo..

Recientemente, desde hace apenas dos año, el MC forma parte de la Izquierda Revolucionaria (IR), integrada por el Frente Popular Aniana Vargas (FEPAV), el Movimiento Caamañista, el Movimiento Popular Dominicano (MPD), la Fuerza Popular Duartiana (FPD), la Liga Socialista de los Trabajadores/Congreso/Unitario de Revolucionarios y Revolucionarias (LST-CURR), además por un conjunto movimientos juveniles, estudiantiles,  comunitarios.

Este proceso unitario sigue avanzando, confrontando con las derechas de todos los colores (PLD-los PRD-PRSC y grupos satélites) y diferenciándose de una parte de la izquierda que tiende a dejarse absorber por el sistema y a pactar o con el PLD o con una de las facciones del PRD, por seguir aferrada a una línea unilateralmente electoralista y no entender que a nivel de Estado todo ha cambiado para peor, entronizándose una dictadura institucional.

Esa realidad exige más que antes ejercer la democracia de calle para crear fuerza propia, enfrentar la dictadura institucional, cambiar esa JCE, las llamadas altas cortes y desbrozar el camino de una Constituyente Popular y Soberana… al compás del impulso a las luchas por las demandas nacionales vitales a laque se resiste el gobierno y el gran capital: Loma Miranda-parque nacional, nacionalización de la mina de Pueblo Viejo-Barrick Gold, anulación de las concesiones mineras destructivas, fin de la impunidad, combate a la carestía, salarios dignos, alto a la violencia de género, superación de la crisis del sistema de salud, acción pública contra la inseguridad ciudadana y el estado delincuente, ampliación de las libertades y los derechos laborales…

Específicamente, el gran acierto en la asunción del tema Loma Miranda-Parque Nacional (frente a la Xstrata Niquel-FALCONDO, la Cámara Minera, la Cámara Americana, el CONSEJO NACIONAL DE LA EMPRESA PRIVADA-CONEP y el Gobierno del PLD-Danilo Medina), la manera consecuente con la democracia de calle como ha asumido esa lucha, la línea de la unidad en la diversidad social, cultural y política desplegada, su vinculación con otros sectores en lucha y otras demandas vitales, el papel desempeñado en la EXPEDICIÓN y en el CAMPAMENTO, la combatividad demostrada por el MOVIMIENTRO CAAMAÑISTA-MC y por la IZQUIERDA REVOLUCIONARIA-IR de la cual forma parte… han determinado un crecimiento de su autoridad e influencia de esta original coalición revolucionaria en dirección a contribuir a crear contra-poder popular frente al poder del gran capital transnacional y local y el régimen vigente. 

Las izquierdas electoralistas-reformistas lucen rezagadas, con bajísimo perfil en la luchas socio-políticas actuales. Es el caso del llamadoFrente Amplio-FA que apuesta a ser satélite del denominado Partido Revolucionario Mayoritario-PRM en busca de cuotas institucionales y el de la Alianza País de Guillermo Moreno-AP, que sin propiciar esa relación subordinada, está impregnada de una posición conservadora que la desvincula de las grandes luchas en desarrollo.

Ahora el chance para una izquierda renovada y ampliada con nuevos actores políticos, sociales y culturales, es mayor (por la situación crítica del dividido PRD y todo el sistema tradicional de partidos),  sobretodo si  se prioriza la impugnación de estas instituciones y se procura crear otra situación política, que posibilite resquebrajar los  amarres de la dictadura política peledeísta y su sistema de trampas, desde una opción nítidamente alternativa, anti-neoliberal, antiimperialista, anticorrupción y transformadora, como en su momento y con sus peculiaridades simbolizaron las corrientes lideradas por Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa…

La IR está llamada a jugar un papel relevante en ese proceso de acenso de las luchar, de reagrupamientos de las fuerzas transformadoras y reconformación de la nueva vanguardia en el contexto de una creciente rebeldía socio-ambiental y popular de nuevo tipo.

ACORRALAR AL REGIMEN CREANDO CONTRAPODER POPULAR

Hay que desechar la concepción del que el éxito político se relaciona exclusivamente con las victorias o avances electorales, sin menospreciar esa perspectiva.

El PRD, en algunos casos, perdió ganando elecciones (en 1982 y en 2000), y el país perdió mucho. El PLD en todos los casos lo ha empeorado todo. Ambos se convirtieron en instrumentos de una partidocracia corrompida y de un capitalismo neoliberal. Sus cúpulas se enriquecieron y sus estructuras se infectaron de lo peor. Eso indica que más importante que ganar unas elecciones es lo que se hace desde el gobierno y otros resortes de Estado y, sobre todo el poder popular que lo sustente.

A mi entender, en las actuales circunstancias, primero hay que encabezar la lucha de calles y acorralar el régimen apuntando contra el gran capital que lo atrapa y lo usa a su favor, crear poderes paralelos, para luego –si es preciso y oportuno- catapultar en un sufragio medianamente democrático todo lo acumulado y disponerse a transformar este infierno de país. No hay de otra para avanzar sustancialmente.

Si el fracaso o el éxito se miden por el grado de bienestar para el pueblo que pueda garantizar el ejercicio político, hay que decir que el fracaso del PRSC, PRD, PLD y aliados ha sido  estrepitoso y trágico, aunque ciertamente en diferentes aspectos y magnitudes en cada caso.

La derecha originaria y las derechas adoptivas son las responsables del drama de nuestra nación y nuestra sociedad.

A las izquierdas que no han claudicado se le puede crucificar por sus reducidas mediciones electorales pasadas dentro de este ordenamiento jurídico-político excluyente y antidemocrático, pero nadie puede negarles su extraordinaria contribución –a contracorriente del tipo de dominación– a todos los logros políticos, sociales y culturales del país; así como su liberación de culpas en la sangre derramada, libertades truncadas, la corrupción desplegada, la soberanía mancillada, el empobrecimiento expandido y las penurias sufridas por el pueblo. En estas vertientes las derechas, los renegados de la izquierda tienen todas las medallas habidas y por haber.

Nuestras culpas se relacionan con nuestras incapacidades en la necesaria contribución para la creación del poder del pueblo, para sembrar socialismo. Pero estamos dedicados a superar a superar esos límites históricos.

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Opinión

Cuando el privilegio pesa más que el salario

Published

on

Por Isaías Ramos

En el artículo anterior, “Cuando trabajar no alcanza”, mostramos lo esencial: en nuestro país hay trabajadores a tiempo completo que, aun cumpliendo con todo, no alcanzan el costo de la canasta básica. Hoy toca cerrar el círculo con una pregunta inevitable: si el Estado asegura que no tiene margen para indexar el ISR ni para acercar los salarios a la canasta, ¿cómo sí lo tiene para blindar exenciones y subsidios que ya rondan el medio billón de pesos al año?

La comparación es contundente: alrededor de RD$19 mil millones para cumplir la indexación —lo mínimo para que la inflación no se coma el salario por la vía del impuesto— frente a más de RD$500 mil millones en gasto tributario y subsidios no focalizados. Esa diferencia no es técnica; es moral. Es un impuesto silencioso al trabajo para sostener privilegios que casi nunca rinden cuentas.

No hablamos de milagros, sino de coherencia constitucional.

Primero derechos; después privilegios.

La indexación es justicia básica; que el salario cubra la canasta es dignidad mínima. Cuando eso no ocurre, todo lo demás se convierte en una transferencia regresiva: recursos públicos arriba y salarios de subsistencia abajo.

Lo vemos en historias como la de Marta, cajera en una tienda que abre seis días a la semana. Gana el salario mínimo del tramo superior y aun así no le alcanza para transporte, alimentos y educación básica de sus hijos. Todos conocemos una Marta. Su caso no es la excepción; es el reflejo de un modelo.

Reconocemos, sin ambigüedades, que ciertos sectores han traído inversión y empleo. Pero en un Estado Social y Democrático de Derecho, la prioridad no se discute: derechos primero, incentivos después. Si un sector recibe exenciones millonarias durante décadas, la contrapartida mínima es un salario mediano por encima de la canasta y una reducción verificable de la informalidad. Y si los beneficios se justifican por su aporte, ese aporte debe comprobarse con datos públicos.

Las preguntas son simples, y las respuestas deberían serlo también:

  • ¿Cuál es su salario mediano y qué parte de la canasta cubre?
  • ¿Cuál es su aporte fiscal neto, descontadas exenciones y transferencias?
  • ¿Qué metas salariales y de formalización han cumplido —auditadas y con plazos—?

Si esas respuestas no existen, la falla no está en quien critica, sino en un modelo que evita mirarse al espejo.

Cuando miramos la región, el panorama se vuelve más claro y más crudo. Llevamos décadas creciendo alrededor de 5 % anual, más del doble del promedio latinoamericano. Sin embargo, datos del Banco Mundial muestran que menos de 2 % de los dominicanos ascendió de grupo de ingreso en una década, frente a un 41 % regional. Es una de las movilidades más bajas de América Latina: un motor económico de alta potencia montado sobre una carrocería social demasiado frágil.

A eso se suma un mercado laboral con alrededor de 55 % de informalidad, superando un promedio regional que ya bordea la mitad. Millones de personas trabajan sin contrato, sin protección y sin capacidad de negociación. Mientras tanto, el salario mínimo formal del sector privado no sectorizado —según el tamaño de la empresa— oscila hoy entre unos RD$16,000 en las microempresas y cerca de RD$28,000 en las grandes, y ni siquiera en su tramo superior alcanza el costo de la canasta familiar nacional, que ronda los RD$47,500, ni la canasta del quintil 1, situada en torno a RD$28,400. La mayoría de los trabajadores informales ni siquiera se acerca a esos montos.

Ahí está el nudo del modelo: un PIB que corre por delante del promedio regional, con salarios más bajos, más informalidad y menor movilidad que casi todos. Ahí es donde la retórica del “milagro” deja de coincidir con lo que millones viven cada día: jornadas largas, ingresos insuficientes y un crecimiento que no se traduce en dignidad.

Y, mientras tanto, la indexación —que solo evita que el impuesto castigue el salario— se presenta como inalcanzable. No lo es. Lo inalcanzable es pretender estabilidad congelando la protección del trabajador mientras se blindan privilegios que nadie revisa con lupa desde hace décadas. Eso no es estabilidad; es un subsidio a la precariedad.

La discusión no es “si hay dinero”, sino de dónde es justo que salga.

¿De quienes ya no pueden más, o de exenciones que llevan medio siglo sin evaluación seria?

¿De la nómina de la clase trabajadora, o de regímenes especiales convertidos en vacas sagradas?

En el Frente Cívico y Social entendemos que la guía es simple y está escrita en la Constitución. El artículo 62 establece, entre otras cosas, que es finalidad esencial del Estado fomentar el empleo digno y remunerado y, en su numeral 9, consagra el derecho a un salario justo y suficiente para vivir con dignidad. No es poesía; es mandato. Si el salario mediano de un sector no cubre la canasta, ese sector no cumple con la dignidad mínima. Y si además recibe exenciones, la obligación de rendir cuentas es aún mayor.

Y porque no hay dignidad sin desarrollo, no olvidemos lo esencial: salario digno es demanda interna, productividad futura y estabilidad social. Con sueldos de miseria no se construye un mercado interno robusto, no se fortalece el capital humano, no hay escalera de movilidad. Lo que se “ahorra” hoy en salarios bajos se paga mañana en menor crecimiento y mayor conflictividad.

En una frase: un país que se respeta no pone el privilegio por encima del salario, ni el incentivo por encima de la dignidad. Cuando la política honra esa jerarquía, la estadística deja de ser consuelo y se convierte en vida vivible.

Despierta RD.

Continue Reading

Opinión

Fidel Castro, RD y poder de ideología

Published

on

Oscar López Reyes
Las escaseces de divisas, alimentos, medicamentos, salarios y servicios públicos, como la electricidad, etc., predominan y se agravan en Cuba, donde no ha estallado una poblada contra el orden socio-político instaurado principalmente por la comprensión ciudadana del inhumano bloqueo económico-financiero y comercial de Estados Unidos y su inspiración en el líder histórico de su Revolución, Fidel Alejandro Castro Ruz. Ese prodigio comprueba el poder de la ideología y la herencia de los sistemas de valores como pilares para mantener el control del Estado.
Al no conseguir el reino de cosas deseadas y por las carencias, miles de cubanos emigran a distintos países, entre ellos la República Dominicana, donde son recibidos con respeto y fraternidad, en una reciprocidad que se remonta a la concurrencia de dominicanos en la guerra por la independencia de Cuba, comenzando con Máximo Gómez, quien ostenta el título de Generalísimo del Ejército cubano.
En el exterior, en vez de levantar las espadas conspirativas, la mayoría de los nativos de la patria de José Martí emprenden negocios privados y se asumen como asalariados, para mandar remesas a la mayor isla de las Antillas, por online o redes ilegales, desconociendo las sanciones impuestas por Estados Unidos.
A nueve años del fallecimiento de Castro Ruz (25 de noviembre de 2016) y en la antesala del centenario de su nacimiento (13 de agosto de 1926, en Birán, Cuba), la Revolución se ha mantenido contra viento y marea. Capea los golpes bruscos de las olas en el navegar por aguas turbulentas, bajo los pilares de su liderazgo inspirador: visionario en su convicción de justicia social, creativo en su arrojo con inteligencia emocional, optimista y carismático en la autenticidad del desprendimiento, pasión en el pensamiento crítico y estratégico, integridad en la solidaridad, capacidad organizativa y responsabilidad en la prédica con el ejemplo heroico.
Castro Ruz, el más asombroso internacionalista latinoamericano, encarnó el anhelo de cambio y, en esa determinación, cautivó a una valiosa legión de jóvenes insurrectos de América Latina, inducidos por la ideología revolucionaria. Su capacidad de persuasión e influencia fueron perspicaces.
Su grandeza en la cooperación supranacional, que se llenó de decoro y gloria, fue asumida bien temprano con su mira en la República Dominicana. Se alistó para venir en la expedición de Cayo Confites -un islote de Camagüey- para destronar a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina. El 21 de septiembre de 1947 fueron arrestados por unidades de la Marina de Guerra de Cuba, y para evitar ser capturado, Castro Ruz -teniente jefe de un pelotón del batallón Máximo Gómez- se lanzó a las aguas del océano Atlántico y con su armamento nadó hasta la costa del cayo cubano de Saetía.
Asimismo, el 19 de junio de 1949 participó en el entrenamiento de exiliados dominicanos en Cuba, que integraron la expedición de Luperón contra la tiranía trujillista, pero fueron emboscados y ejecutados después de desembarcar en la República Dominicana. La incursión armada, que tuvo el respaldo de autoridades de Guatemala, Costa Rica y México, atizó las llamas de la libertad hacia el derribamiento de la satrapía.
Igualmente, ya en el poder dispuso de la finca Mil Cumbres, en Pinar del Río, para el adiestramiento en guerra de guerrillas de los componentes de la invasión de Constanza, Maimón y Estero Hondo -dominicanos, cubanos, venezolanos y otras nacionalidades- que, desde Cuba, arribaron a la República Dominicana el 14 y 20 de junio de 1959. La inmolación de los miembros de La Raza Inmortal significó el principio del fin de la caída del régimen oprobioso.
Aunque “No era nuestro deseo que regresara” (Castro Ruz), también brindó apoyo logístico y militar al ex comandante de la Revolución Constitucionalista de 1965, Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien el 2 de febrero de 1973 desembarcó por playas Caracoles, en Azua, con el propósito de derrocar al presidente Joaquín Balaguer. Fue ejecutado, junto a dos de sus nueve compañeros, el 16 del mismo mes.
Cuando optó por participar en la expedición de Cayo Confites, estudiaba derecho en la Universidad de La Habana, y esa hazaña parece haberle alentado, ya como jefe de Gobierno, para concretizar su misión internacionalista, con la asistencia militar en favor de la independencia de Angola, Etiopía y Siria, y respaldar movimientos de liberación de naciones africanas, como el Congo y Guinea-Bissau.
Diplomáticamente se adhirió a la República Dominicana, Costa Rica, China y la Unión Soviética. En la VI Cumbre, efectuada en La Habana en 1979, fue designado presidente del Movimiento de Países No Alineados, integrado por estados de África, Asia y América Latina, con el objetivo principal de mantener la neutralidad frente a los bloques de la Guerra Fría, liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética.
Junto a Joaquín Balaguer, embajador y ministro plenipotenciario de la República Dominicana en Colombia, presenció El Bogotazo, denominado así a la ristra de disturbios, con saqueos, incendios y muertes, escenificados en Bogotá el 9 de abril de 1948, a raíz del magnicidio del candidato presidencial liberal Jorge Eliécer Gaitán.
A los 50 años, Castro Ruz y Balaguer volvieron a ser testigos de otros eventos -académicos y culturales- durante la primera visita del líder cubano a la República Dominicana, entre el 20 y el 24 de agosto de 1998, en ocasión de la Segunda Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC). Intercambiaron piropos, en el hogar del segundo. “Castro: siga con su inteligencia preclara”, y “Balaguer: Ojalá yo tener la suya”, y luego visitó al expresidente Juan Bosch, quien por un tiempo vivió exiliado en Cuba, como otros dominicanos.
Castro Ruz volvió a la República Dominicana por segunda vez el 17 de abril de 1999, en el transcurso de cuya gira se reunió con Hugo Chávez, presidente de Venezuela, y Ernesto Zedillo, presidente de México.
Tres años después -1950- de Cayo Confites, encabezó -el 16 de julio- el frustrado asalto armado al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba, en un intento por llegar a hostilizar la ignominia en la Sierra Maestra. Enjuiciado por la acción militar y condenado a 15 años de cárcel, pronunció la frase lapidaria: “La historia me absolverá”. A los cinco años -1955- tras ser amnistiado por el dictador Fulgencio Batista, salió hacia México, donde fundó el movimiento clandestino “26 de Julio”.
Y al año siguiente -1956- desembarcó en Cuba junto a 81 hombres en el yate Granma, para la guerrilla de Sierra Maestra. El 1 de enero de 1959, Batista huyó a la República Dominicana y Castro Ruz asumió como primer ministro del Gobierno Revolucionario.
El 3 de enero de 1961 rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos, proclamó el socialismo y condujo los combates de milicianos y tropas regulares en bahía de Cochinos, desde donde exiliados invasores, entrenados y financiados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, pretendieron derrocarlo. Esa victoria consolidó su gobierno y los nexos de Cuba con la Unión Soviética.
En octubre de 1962, en Cuba se instalaron bases de misiles nucleares de la Unión Soviética, en contestación por el despliegue de proyectiles autopropulsados de Estados Unidos en Italia y Turquía, lo que colocó a la humanidad al borde de una confrontación atómica. Ese enfrentamiento de 13 días terminó con la recogida de los misiles soviéticos de Cuba y el compromiso norteamericano de no invadir a la nación caribeña y retirar sus misiles de Turquía.
Desde 1963, el Gobierno de Cuba nacionalizó empresas, bancos y recursos naturales, implementó campañas de alfabetización y distribución de tierras a campesinos, y progresó en el acceso gratuito a la educación y la salud, la igualdad de género, la cooperación médica internacional, en biotecnología, en la industria farmacéutica, la preservación del medioambiente y proclamó que “La deuda externa es impagable”.
Más que seguir avanzando en los proyectos socio-políticos y en la universalización de los servicios básicos, estos han marchado con lentitud y obstáculos. Y, en la piel y el esternón de esas precariedades perturbadores, el pensamiento y la obra de Castro Ruz han sido un aliciente para la mayoría de cubanos sobrevivir con dignidad en el anca de yerros propios de gestiones complejas y principalmente por un bloqueo que ha dejado pérdidas estimadas en mucho más de 2 billones de dólares en más de 6 décadas.
Incontrovertiblemente que resplandecen como luz en la tiniebla la creación sistemática de conciencia, la articulación de una estructura político-militar y la rememoración de los discursos extensos, motivantes y emocionantes nocturnos que comúnmente duraban tres y cuatro horas del comandante en jefe de la revolución cubana. Ultimamente, esos factores han sido la clave para que las protestas callejeras, particularmente por la suspensión prolongada de la energía eléctrica, se conviertan en pobladas y el régimen se derrumbe.
En esta coyuntura en que Cuba urge de solidaridad, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) anuncia un ciclo de actividades para conmemorar el centenario del natalicio del líder histórico que el 24 de agosto de 1998 recibió de esa alta casa de estudios el título de Doctor Honoris Causa. Esos eventos invitan a un respaldo con el compromiso solemne, la valentía y la gratitud de quien se desvivió por una Cuba preferible, una República Dominicana libre de un tirano y un Tercer Mundo más óptimo.
…………………………………………
El autor: expresidente Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), catedrático, escritor y columnista de El Nacional y decenas de digitales.

Continue Reading

Opinión

La Corte Penal Internacional y los tribunales penales internacionales (2 de 2)

Published

on

Por Rommel Santos Diaz

La naturaleza sui generis de los tribunales Ad-Hoc los constituye al mismo tiempo como jurisdicciones que tienen un carácter limitado tanto ratione temporis como ratione loci.El Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia solo tiene competencia para juzgar los crímenes cometidos  a partir del 1 de enero de 1991 en el territorio de la Ex República Federal Socialista de Yugoslavia mientras que el Tribunal Penal Internacional para Ruanda tiene una competencia  temporal aún más restringida dado que sólo puede juzgar los crímenes cometidos durante el año 1994 en el territorio de Ruanda.

Por su parte, la Corte Penal Internacional es un tribunal permanente que tiene una competencia ratione temporis  de carácter prospectivo, vale decir, se aplica sólo a los crímenes cometidos luego del 1 de julio del 2002, fecha de la entrada en vigor de su Estatuto. Además, su competencia ratione loci se basa en el principio de territorialidad y no en el principio de jurisdicción universal.

Por otro lado, conviene destacar que la forma de creación de los tribunales penales internacionales determina a su vez el modo como estos tribunales internacionales se relacionan con las jurisdicciones internas.

Así por ejemplo, la Corte Penal Internacional se rige por el principio de complementariedad en relación a la jurisdicción interna de los Estados. Esto tiene particular relevancia en los casos de competencia concurrente con la jurisdicción nacional, dado que la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional  para la Ex Yugoslavia y del Tribunal Penal Internacional  no es complementaria de la jurisdicción nacional, sino que en su lugar se trata de una jurisdicción internacional que tiene primacía sobre las instancias nacionales.

Lo anterior permite que en cualquier estado de un proceso ante un tribunal nacional tanto el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda puedan requerir a los tribunales nacionales la remisión del caso a sus respectivas competencias.

En relación a la existencia de mecanismos de cooperación judicial entre los tribunales penales internacionales, es pertinente subrayar que esta instituciones responden a principios distintos de aquellos que son propios del derecho penal internacional propios del derecho internacional privado y es en esta línea conservadora que ninguno de los estatutos de los tribunales internacionales contiene disposiciones específicas sobre cooperación entre ellos.

Así por ejemplo, el Estatuto de Roma regula las relaciones de cooperación y asistencia judicial sólo entre los Estados Parte y la Corte Penal Internacional  y conforme al Artículo 2 de su Estatuto, se prevé en virtud del acuerdo entre la CPI y las Naciones Unidas, relaciones de cooperación con esta organización internacional.

Por tanto, el tratado de Roma no contiene referencias relativas a la forma como la Corte Penal Internacional podría vincularse con otros tribunales del sistema de justicia penal internacional.

Finalmente, tal como se observa en las líneas precedentes no existe un vínculo normativo entre la Corte Penal Internacional y los tribunales Ad-Hoc .  No obstante, es innegable que la valiosa y extensa jurisprudencia del Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia y el Tribunal  Penal Internacional para Ruanda servirán como referente en el desarrollo del trabajo jurisprudencial de la CPI.

Rommelsantosdiaz@gmail.com

Continue Reading

Edificio La República: Restauración No. 138, cuarta planta, Santiago, República Dominicana. Teléfono: 809-247-3606. Fax: 809-581-0030.
www.larepublicaonline.com  / Email: periodico@larepublicaonline.com
Copyright © 2021 Blue National Group