Opinión
Los sobernados, los enlodados…
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9 años agoon
Por: Andrés L. Mateo
En el país hay un nuevo estado de espíritu. Un pensar inclinado sobre la realidad social dominicana contra los que se creían seguros en el nicho del poder, guindando placenteros del amplio manto de la impunidad. El pueblo ha descubierto su propio poder, y ha obligado al bestiario político dominicano a actuar. ¿Tenía Danilo Medina la intención de perseguir a los involucrados en el caso ODEBRECHT? ¿El poder pétreo del buró político del PLD iba a permitir esa fisura, tres de sus miembros frente a los tribunales, acusados de recibir sobornos por la justicia corrompida de su propio partido? ¿Concebían límites, en la práctica de la hipercorrupción, los miembros del partido hegemónico que se han enriquecido sin piedad, en medio de la sumisión, la obediencia y la complicidad del aparato del Estado que han manejado a su antojo?
Hay un libro de Guy Lardreau, de los nuevos filósofos franceses, que tiene una cita de Mao Tzé Tung que dice: “El simio de oro blandió su cetro fabuloso/ y el palacio de jade fue limpiado de polvo”. El verso alude al poder del pueblo, a la fuerza inconmensurable de las masas, al descubrimiento de lo que reposa como capacidad de transformación en la multitud dormida. Nada de lo que está ocurriendo en el país se debe al bestiario político, a los partidos tradicionales; al contrario, lo que más nítidamente expresa la crisis actual es el cuestionamiento a todo el sistema político. Si cuantificamos por los sometidos en el caso ODEBRECHT, los dos partidos mayoritarios del sistema se bambolean en la picota. El país tiene que abocarse a cambiar sus estructuras políticas tradicionales, esclerotizadas, corruptas, y sin ninguna vocación verdadera por el bien común. “El palacio de jade fue limpiado de polvo”. Es de eso que se trata, que las movilizaciones populares, la indignación, el asco de ver a un “liderazgo” corrompido y cínico administrando el destino de todos; han empujado al país a la protesta más amplia y significativa del último medio siglo de la historia republicana. Sin marcha verde, no hubiera habido juicio a los sometidos por el caso ODEBRECHT. Todos debemos profundizar para que el “El palacio de jade sea limpiado de polvo”.
ODEBRECHT no es el único caso de hipercorrupción en el país, jamás un gobierno había tenido tantos casos de hipercorrupción al mismo tiempo. Voy a citar algunos para que se pueda apreciar lo que verdaderamente ocurre en este momento . Los Tucanos es un modo de corrupción que implica una gran capacidad organizativa, el caso del Consejo Estatal del Azúcar parece un acontecimiento de Macondo, el pueblo místico de Gabriel García Márquez; el de INAPA está en juicio todavía, el tremendismo de la reparación del hospital Darío Contreras tiene boquiabiertos a ingenieros que lo han evaluado, jamás habían conocido algo tan desvergonzado; el caso de Diandino Peña bordea lo fantástico, los escáneres de la Junta Central Electoral dejan turulatos a cualquiera, el negocio con “Triple A” y la CASSD no tiene madre ni padre, OISOE duerme el sueño de los justos, la venta de un barrio completo por CORDE a la empresa Titulatec se inscribirá como el epítome de lo absurdo en alguna enciclopedia mundial; una gigantesca madeja de corrupción que caracteriza al gobierno de Danilo Medina. A todos estos casos la impunidad les tiende un manto impermeable, pero sumados arrojan cifras obscenas, estratosféricas, robadas a la felicidad ciudadana.
Estamos viviendo el efluvio refrescante de un auto reconocimiento del poder de las masas. Y lo que se tambalea es el sistema político. La corrupción peledeísta ha alcanzado niveles inimaginables, y debe repudiarse el falseamiento que se ha hecho de lo que un político debe representar. Visitando a sus compañeros de partido presos, Reynaldo Pared Pérez, dijo a los periodistas que él no aparecía en el expediente de los sobornados por ODEBRECHT porque “Cruzé por el lodo y no me enlodé”. Y uno piensa que el cinismo de los políticos dominicanos nos hace saltar de espanto, porque él es quien preside ése lodazal, el mismo que firmó sesenta contratos con ODEBRECHT(y ni siquiera aparece en las indagaciones del juez de instrucción), el “Marqués del barrilito”, el “Zar de la prepotencia”; quien después de lo dicho miró uno de sus relojes Rolex de colección, y se montó en su Rolls- Royce, para irse a descansar en su villa de Los mogotes.
Opinión
Trump ordena, Abinader se arrodilla y el Pentágono invade
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3 días agoon
diciembre 11, 2025Por Narciso Isa Conde
Santo Domingo.– Al aceptar la determinación de Trump y del Pentágono, de intervenir militarmente los aeropuertos de San Isidro y Las Américas, el espacio aéreo y aguas territoriales de nuestro país, para agredir militarmente a Venezuela y a otros países de la región, Luis Abinader ha cometido el delito de traición a la patria dominicana y la peligrosa afrenta de sumarse al plan de guerra e intervención de EE.UU. en esta región.
¿Qué implica la intervención militar en bases dominicanas?
La base militar de San Isidro es la más grande del país, concentra el mayor poder de fuego (aviación, cuerpo de paracaidistas, infantería y blindados) y pasa a ser intervenida por el Comando Sur del Pentágono.
No se había visto una cosa parecida luego de la intervención militar de abril de 1965: en los últimos 60 años la intervención militar de EE.UU. se mantuvo camuflada como «asesorías», «visitas», «ejercicios» y «operaciones» puntuales; pero ahora la intervención se asume directa, invasiva, indefinida y con tropas especializadas.
La Constitución vigente -a pesar de lo conservador, autoritario y neoliberal de su contenido- obliga a Abinader a rechazar cualquier agresión a nuestra soberanía y cualquier intervención en los asuntos internos de otros países.
¿Cuál es el contexto político y regional de esta acción?
En verdad, no se trató de un «acuerdo», sino de una orden de Trump y el Pentágono, fielmente cumplida por Abinader, en medio de un despliegue naval en el Caribe y áreas del Pacífico; apuntando contra Venezuela y Cuba, en primer lugar y sucesivamente.
Pero también contra los gobiernos de México y Colombia (Colombia ya invadida por 10 bases militares), sin descartar Nicaragua, ni a otros países que no se le dobleguen a un imperio furioso por su decadencia, empecinado en saquear petróleo, gas, minerales estratégicos, biodiversidad y fuentes de agua en Nuestra América.
El cartel mayor del Hemisferio Occidental es Wall Street y el mercado más grande es el Norte Revuelto y Brutal, mientras aquí abundan las narco-complicidades en altas instancias del Estado.
Este es un narco-estado y si no lo creen, examinen los largos años de impunidad de altos funcionarios civiles, militares y empresarios protectores de los capos Quirino, Figueroa Agosto, Toño Leña, Cesar El Abusador, Arturo del Tiempo, Nelson Solano, Miguel Gutiérrez, Miki López, Yamil Abreu y los capos del Cartel del Cibao, que primero financió al PLD y luego al PRM.
Examinen la narco-política del PRM y por qué las conexiones del narco con sus jefes políticos en funciones gubernamentales no se atacan ni se sancionan.
Opinión
Educación y carácter: deuda que RD no puede posponer
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3 días agoon
diciembre 11, 2025Por Isaías Ramos
Santiago nos golpeó con dos tragedias que el país no puede normalizar. Noelvin Jeremías Cabrera, de 14 años, murió tras un conflicto vinculado al entorno escolar luego de salir del Politécnico Simón Antonio Luciano Castillo; otro adolescente guarda prisión preventiva mientras se conoce el proceso.
Días después, Stephora Anne‑Mircie Joseph, de 11 años, falleció por ahogamiento durante una excursión escolar del Colegio Leonardo Da Vinci. Según informó el Ministerio Público, el caso se investiga como homicidio involuntario y se detuvo a cuatro personas, alegando presuntas fallas graves de supervisión y seguridad.
Estos episodios no son accidentes desconectados. Son síntomas de un deterioro profundo: en demasiados entornos escolares se ha debilitado la fuerza formativa, la autoridad moral y la coherencia institucional. Durante casi treinta años, la formación moral y cívica ha sido relegada y, al mismo tiempo, la disciplina ha sido malinterpretada como autoritarismo, dejando un vacío que hoy se expresa en conductas violentas, negligencia, irrespeto y una cultura escolar sin límites claros.
El Gobierno reaccionó anunciando una mesa interinstitucional “permanente” entre el Ministerio de Educación y la Procuraduría, enfocada en prevención, monitoreo y protocolos de actuación. Es un paso necesario. Pero debemos ser honestos: la República Dominicana está cansada de anuncios que no pasan de la rueda de prensa. La ciudadanía exige resultados medibles, responsables identificables y continuidad real. Lo que no se supervisa se pierde; lo que no se mide se diluye.
El problema de fondo excede cualquier mesa técnica. La Constitución es clara: el artículo 63, numeral 13, ordena como obligatoria en todas las escuelas —públicas y privadas— la formación social, cívica y ética, la enseñanza de la Constitución, los derechos fundamentales y la convivencia pacífica. La Ley 66‑97 insiste en principios como el respeto a la vida, la democracia, la solidaridad, la verdad y los valores que sostienen la dignidad humana. Sin embargo, entre la teoría legal y la práctica cotidiana hay un abismo que seguimos pagando con vidas jóvenes.
Hay, sin embargo, una señal alentadora: la Ordenanza 02‑2025 del Ministerio de Educación, que establece la implantación formal de la asignatura Educación Moral, Cívica y Ética Ciudadana en todos los niveles a partir del año escolar 2025‑2026. Es un avance importante, pero no será suficiente si no se acompaña de tres elementos indispensables: formación docente rigurosa, coherencia institucional y supervisión real. Una asignatura sin cultura institucional es como sembrar sin preparar la tierra.
En el Frente Cívico y Social entendemos que volver a educar el carácter implica recuperar la disciplina como virtud cívica, no como castigo. Disciplina significa dar estructura, sostener límites razonables y construir hábitos que fortalezcan la voluntad. Significa ser coherente —los adultos primero—, persistente —todos los días— y consistente —consecuencias claras, justas y previsibles—. La disciplina bien aplicada protege al alumno, dignifica la convivencia y devuelve a la escuela su papel como taller de ciudadanía.
Esta visión ha sido afirmada desde perspectivas distintas pero convergentes. Elena G. de White advirtió que la verdadera educación desarrolla la facultad de pensar y hacer, evitando que los jóvenes sean “simples reflectores del pensamiento de otros”. Y Camila Henríquez Ureña alertó contra reducir la educación a instrucción técnica, recordándonos que formar el ser es más decisivo que enseñar destrezas.
Hoy, en plena era de la inteligencia artificial, esta verdad es más urgente: la información se obtiene en segundos; el carácter se forma con esfuerzo cotidiano y con entornos que sostengan lo correcto cuando haya presión.
En medio de tanta preocupación, pude ver una señal de esperanza. Recientemente compartí con el personal docente y administrativo del Colegio Adventista Salvador Álvarez de Jababa, Moca: la escuela donde estudié de niño, fundada en 1925 y portadora de cien años de legado educativo y cristiano. Allí, en una actividad anual organizada por la familia Álvarez‑Piantini‑Schliemann, reafirmamos un compromiso: trabajar juntos para que este colegio rural se convierta en un referente nacional de educación integral y disciplina con propósito. En tiempos de crisis, los ejemplos valen más que los discursos.
Si queremos honrar a Noelvin y a Stephora, debemos transformar el duelo en acción verificable. Necesitamos un protocolo nacional obligatorio para excursiones escolares y actividades de riesgo, con auditoría anual y sanciones claras cuando se incumpla. Necesitamos indicadores públicos de convivencia —con estricta protección de identidad— y, más importante aún, que se publiquen de forma trimestral por distrito educativo: incidentes reportados, tiempos de respuesta, medidas aplicadas y avances en prevención. Y necesitamos la ejecución seria, no decorativa, de la formación moral y cívica, con acompañamiento docente, supervisión independiente y continuidad sostenida.
Porque una sociedad que educa el carácter reduce la violencia. Y una que renuncia a esa tarea termina llorando a sus hijos.
Despierta, RD!
Por Rommel Santos Diaz
Otro de los derechos accesorios al derecho a la participación es el derecho a la notificación. Una vez que las víctimas sean reconocidas como tales frente a la Corte Penal Internacional, en una situación o en un caso, directamente o a través de sus representantes legales, las víctimas tienen derecho a ser notificadas e informadas de los avances del procedimiento, de las decisiones de la Sala correspondiente, de las fechas de las audiencias, de la interposición de recursos por las partes , entre otras diligencias.
Tanto la publicidad de los procedimientos como la notificación a las víctimas son claves para garantizar que esta pueda ejercer su derecho a la participación.
Esta importancia es reconocida por algunas disposiciones que hacen expresa la necesidad de que las víctimas tengan conocimiento del estado de los procedimientos; por ejemplo la norma 87 establece la obligación explícita del Fiscal de notificar a las víctimas de acuerdo a la regla 50(1) y la regla 92(2). Igualmente, derivado del artículo 15 del Estatuto de Roma, la Secretaría podrá asistir en esta notificación si así es requerida por la Fiscalía.
Igualmente, existe la obligación de notificar y dar adecuada publicidad de las actuaciones por medios generales de acuerdo a las reglas 92(8) y 96(1).
Esta función se encuentra regulada en el Reglamento de la Secretaría de la Corte Penal Internacional en donde se reconoce la importancia de que esta información sea accesible a las víctimas para facilitar el ejercicio de sus derechos.
Finalmente es importante mencionar que los jueces al ser los garantes del debido proceso y el ejercicio de las víctimas, tienen la facultad de rechazar una solicitud de participación si consideran que en ella no se ha acreditado la calidad de víctima frente a la Corte Penal Internacional.
Sin embargo, las víctimas podrán presentar otra solicitud en una etapa ulterior de acuerdo a la regla 89(2).Finalmente las víctimas si así lo desean, podrán retirar su solicitud de participación en cualquier momento si así conviniere a sus intereses.
