En las últimas décadas he repetido que en elecciones no presidenciales se produce mayor abstención que en las presidenciales y que, en países de mucho clientelismo como la República Dominicana, el partido en el poder busca arrasar en todos los niveles de elección.
Lo novedoso de las elecciones municipales del pasado domingo 18 de febrero no fue que el PRM arrasara. Así lo hizo también el PRD en el 2002 y el PLD en el 2006 y 2010, cuando las elecciones municipales-legislativas iban separadas de las presidenciales a dos años de diferencia.
La novedad fue que, en estas elecciones de 2024, sin pandemia, la abstención electoral fuera ligeramente mayor (53.3%) que en el 2020 (50.9%). La abstención de 2024 es también mayor que en las elecciones separadas municipales-legislativas de 1998 (48%), 2002 (49%), 2006 (42%) y 2010 (44%).
En las elecciones de 2020, lo que más sorprendió fue el alto nivel de abstención en las elecciones presidenciales-legislativa, que alcanzó 44.7%, algo inusual en la República Dominicana donde el promedio de abstención electoral de 1978 a 2016 era 28% (30% en el 2016). La alta abstención a nivel presidencial en el 2020 se atribuyó a la pandemia.
Hay que esperar a mayo 2024 para saber si la alta abstención de 2020 a ese nivel fue solo producto de la pandemia, o si entran en juego otros factores.
Dos puntos importantes pueden señalarse en torno a la abstención en las municipales de 2024.
El primero es que la abstención en el nivel de elección de alcaldes fue de 56.1%, mientras en la elección de directores de distritos municipales fue de 42.1%. El segundo es que, si tomamos los 10 municipios con mayor cantidad de inscritos en el padrón electoral, la abstención es 60.8%. O sea, mientras más grande es el territorio, mayor fue la abstención.
La explicación política de la abstención en 2020 y 2024 (fuera del efecto de la pandemia en el 2020) podría ir en la siguiente dirección:
Por un lado, el peledeísmo está dividido y descarriado. Aunque acordaron una alianza táctica parcial a nivel municipal (Rescate RD), no muestran real unidad ni inspiran confianza. Por el otro, el PRM está ganando elecciones, pero con una franja electoral menor. Para ayudar a bajar la abstención el PRM necesitaría expandir su base electoral.
Tanto para la oposición como para el PRM el desafío en mayo 2024 y en el 2028 es encantar electores que antes votaban y no lo están haciendo, e integrar al proceso electoral a nuevos votantes.
Las elecciones municipales del pasado domingo muestran que la separación de elecciones no impide el arrastre: el PRM arrasó. Por tanto, los defensores de la separación de elecciones deben buscar otras razones para justificarla.
Finalmente, elegir regidores en voto preferencial no facilita el ejercicio democrático, Son demasiados candidatos porque hay muchos escaños por demarcación (son posiciones plurinominales) y muchos partidos políticos con boletas propias en las regidurías. La ciudadanía no puede conocer ni siquiera superficialmente tantos candidatos.