Por Narciso Isa Conde
El mismísimo Leonel.
Neoliberal y, en consecuencia, privatizador en gran escala del patrimonio público y natural del país.
Auspiciador de un gran número de concesiones mineras y contratos onerosos con corporaciones transnacionales, entre ellos el contrato-estafa con la Barrick Gold de los Bush y Cisneros.
Reciente anfitrión del canalla Álvaro Uribe Vélez.
Corrupto y corruptor.
Presidente de la FUNDACIÓN GLOBAL DEMOCRACIA Y DESARROLLO-FUNGLODE, montada con dinero robado al país y considerada en expediente judicial y en nuestra sociedad como “cuerpo del delito” de la alta corrupción de Estado que auspició Leonel Fernández durante 12 años de gobierno.
Simulador.
“Revolucionario” solo del aeropuerto hacia fuera y específicamente en los escenarios internacionales de izquierda y progresistas.
Reaccionario en los espacios de las derechas.
Fomentador del racismo anti-haitiano y de la alianza con los nazi-fascistas del patio, encabezados por “los Vinchos” o “los Castillos”.
Impulsor junto a los narco-generales del narco-estado dominicano, protector de connotados narcotraficantes como Quirino Paulino, Nelson Solano (El Zar de la heroína), Figueroa Agosto, Toño Leña…
Creador de una dictadura institucionalizada, altamente gansterizada y protector de sus personeros más corruptos: Félix bautista, Díaz Rúa, Diandino Peña…
Sobre esta realidad y mucho más, el gobierno venezolano y la alta dirección del PSUV no deben ni pueden alegar ignorancia. Todo esto ha sido debidamente denunciado y fundamentado.
Nuestro pueblo se siente muy mal con esta actitud complaciente de la alta dirección del partido socialista venezolano, la cual contribuye a fomentar la impunidad de uno de los expresidentes más perverso y corrupto de nuestra América.
No hay argumentos que puedan justificar que todavía a estas altura, incluso después de las grandes manifestaciones de finales del 2012, en la que nuestro pueblo le coreaba en las calles a ex-presidente Leonel LADRON, LADRÓN, LADRÓN…el presidente Maduro y la dirección venezolana se empeñen en recibir con honores y le den al presidente del PLD, tribuna de izquierda (ya sin ser jefe de estado), para exhibirse ante el mundo como un político supuestamente progresista, siendo en verdad un gran delincuente de Estado.
Es injustificable sobretodo porque no se trató de una invitación diplomática, inscrita dentro de protocolares relaciones de Estados, sino de una participación en el Congreso del PSUV marcada por las relaciones entre ambos partidos, el que encabeza Leonel Fernández y el partido revolucionario fundado por el comandante Chávez.
Esta situación resulta tragicómica, además confusionista. Promuévala quien la promueva.
Provoca vergüenza ajena y genera a la vez justificada reacciones críticas en el pueblo dominicano que ha sufrido las fechorías y traiciones de la cúpula peledeísta.