Narciso Isa Conde
La derrota del nazi-imperio fue aprovechada por los imperios vencedores para establecer el Estado sionista en tierra ajena. Desde entonces lo malo se tornó peor en Palestina.
La víctima pasó a ser victimaria, o más bien instrumento de exterminio del gran capital ensañado contra los pueblos oprimidos rebeldes y sus recursos naturales; decidido desde el Norte Brutal a engordar sus monopolios del petróleo, del oro, del uranio, del gas, del níquel, del titanio, de las armas… y hasta del opio. Todo esto vía saqueo y guerra.
Palestina ocupada. Cruel y ascendentemente ensangrentada. Ahora nuevamente invadida y masacrada.
Expresión dolorosa y señera de una política propia de la decadencia capitalista-imperialista, cada vez más destructiva; diseñada y ejecutada desde el gran negocio de las minas y las armas, la conquista y reconquista; aun sembrando el caos en los países agredidos. El caos de los otros –piensan- al servicio de su opulencia.
Palestina y el Medio Oriente agredidos ya hace tiempo. Yugoslavia después. Afganistán e Irak luego y todavía. Libia no podía faltar. Siria por igual y presente también las operaciones y planes en Haití, Cuba, Venezuela, Colombia, la Amazonía…Y en nuestra Quisqueya, hoy bajo la sombra tenebrosa de Xtrata Niquel, Barrick, Gold Corp, Uni Gold…
Sí, Palestina –no simplemente sus túneles que volverán a crecer- descuartizada, masacrada más que antes. Chorreando sangre y lágrimas.
Pero siempre altiva. En digna e irrenunciable pelea. Inderrotable pese a todos los pesares.
Aquí la observo desde Miranda, con regio dolor. Desde mi sangre y la de mis ancestros.
Pleno de rabia y de orgullo.
Clamando porque nos levantemos a enfrentar este nuevo e indignante holocausto que amenaza la existencia de la humanidad y aquí apunta contra la vida de Miranda, ríos Cordilleras y valles.
Palestina es el más conmovedor de los espejos que muestran como desde el orden imperialista capitaneado por EEUU, en medio su irreversible multi-crisis, la sobre-explotación del trabajo se mezcla con racismo, ecocidio, machismo, xenofobia, homofobia, desprecio por la niñez y la juventud… para excluir y exprimir al preterido mundo empobrecido que rodea a sus elites agitas de lujos y orgías.
Y aun con esa muestra de inhumanidad, de inmensos cementerios y horripilantes fosas comunes sepultadas en las ruinas de escuelas y hospitales bombardeados, el flamante Embajador del sionismo y de la muerte incursiona persistentemente en los grandes medios del país para echarle la culpa a los túneles de la resistencia y la rebeldía Palestina que emulan al Cu-Chi del heroico Viet-Nam. ¡Ojala éstos y la Intifada tuvieran la virtud de expandirse como la verdolaga!