Opinión
Alzamos nuestra voz contra el perverso plan imperialista contra la Venezuela bolivariana
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9 años agoon
Por Narciso Isa Conde
El MOVIMIENTO CAAMAÑÏSTA DE LA REPÚBLICA DOMINICANA HA DECIDIDO ENFRENTAR LA PERVERSA CAMPAÑA MEDIATICA QUE ENCUBRE Y DEFORMA LA REALIDAD VENEZOLANA, A LA VEZ DENUNCIAR RESPONSABLEMENTE LOS SINIESTROS PLANES DE LAS DERECHAS Y DE EEUU PARA IMPONER UN GOLPE DE ESTADO A SU FAVOR EN ESE HERMANO PAÍS
Nos preocupa e indigna que casi todos los medios de comunicación de nuestro país (escrito, radiales y televisivos) -incluidos no pocos espacios con participación de comunicadores progresistas- oculten a plena conciencia o confundidos la verdadera naturaleza de la oposición venezolana al chavismo, su pasado y su presente perverso, sus componentes fascistoides, su carácter violento, sus conexiones con el paramilitarismo colombiano, su condición de instrumento del plan de EEUU contra la soberanía venezolana y del propósito imperialista de apropiarse de las enormes reservas de petróleo y valiosos recursos naturales venezolanos y continentales, a cómo de lugar.
Obvian, que más allá de todos los defectos, debilidades, burocratismos, incapacidades, limitaciones, errores, deformaciones, desgastes, prácticas de corrupción que se les quieran endilgar o se le puedan detectar al Gobierno que preside Nicolás Maduro, la oposición de derecha y de extrema derecha al mismo representa el neoliberalismo radical, las mafias fascistoides, las fuerzas más corruptas y represivas, el coloniaje, el saqueo, el despotismo, la intervención de la CIA y el Pentágono, la contra-reforma social, la contra-revolución política
Obvian que el fondo del conflicto es entre soberanía y vasallaje imperialista, entre pobrecía reivindicada o a reivindicar y gran burguesía lacaya, entre independencia y recolonización neoliberal, entre capitalismo brutal y emancipación social en el contexto de la destructiva globalización imperialista.
Dejan a un lado lo que está pasan en Argentina, en Paraguay, en Brasil, en Honduras después del reemplazo de sus desgastados gobiernos progresistas por las derechas pro-imperialista. Los cambios han sido para peor.
Ignoran que los propósitos de los jefes de las derechas venezolanas apadrinados por los Clinton, los Obama y los Trump respecto a VENEZUELA, serían incluso peores que los resultados obtenidos con la imposición de los Macri, los Temer y sus nefastos gobiernos.
Silencian las grandes conquistas sociales del proceso bolivariano, pretendiéndo sepultarlas con una orquestada campaña de descredito apoyada en la operaciones de desabastecimiento puesta en práctica por las grandes empresas comerciales e industriales y de servicios privadas
Silencian que estamos de cara a una oleada de golpes de Estado de nuevo tipo auspiciados por EEUU contra gobiernos progresistas, reformadores o simplemente reformistas, que lamentablemente han pecado de falta de radicalismo transformador y coherencia política y etica.
Callan que la vergonzosa PAX en Colombia ha estado seguida de la intensificación de guerra sucia (económica, mediática, paramilitar ) contra Venezuela.
Obvian que la baja del petróleo, como la ausencia del liderazgo de Chávez (posiblemente fraguadas por la inteligencia gringa), responden a esa estrategia sediciosa
Ocultan que el chavismo y las izquierdas venezolanas son mucho más que Maduro y sus circunstancias, sometido su gobierno a un proceso de degradación y social-democratización interna que lo ha debilitado. Esas fuerzas son todavía, dentro de su gran diversidad, un gran torrente popular, que independientemente de su relativo desgaste electoral por la hegemonía y límites de la actual cúpula del PSUV, tiene un gran poder convocante y está dotada de una combatividad mayor que la que poseen las derechas.
Ocultan, por tanto, que el chavismo popular -presente también en las fuerzas armadas bolivarianas- es un adversario difícil de derrotar, al cual es necesario respaldar.
Se guían por lo que difunde la maquinaria de mentiras y semi-verdades de las grandes agencias y medios al servicio de la superpotencia estadounidense y de los poderosos grupos burgueses locales.
Y no faltan los analistas y comentaristas, que bajo influencia de esas pautas, aquí en Dominicana son capaces de comparar el movimiento de calle de la Marcha Verde con las movilizaciones sediciosas de la ultraderecha terrorista venezolana, como si fuera igual impugnar sin violencia a un régimen neoliberal, subordinado a EEUU, a la gran burguesía dependiente y a las mafias de todo tipo (como el del PLD), al plan desestabilizador desplegado por el Comando Sur del Pentágono, la CÍA y el Departamento de Estado de EU junto a FEDECAMARA, las derechas venezolanas, la cúpula eclesial católica ultraconservadora y el paramilitarismo colombiano.
En tales circunstancias llamamos a nuestro pueblo a que no se deje confundir, que de ninguna manera les haga el juego a los enemigos del proceso bolivariano y de la nueva independencia continental.
Advertimos que el plan desplazamiento violento del chavismo conlleva una confrontación de impredecibles consecuencias en ese país, una intensificación de las agresiones imperialistas contra la independencia de Bolivia, Ecuador, Cuba y una creciente tendencia a la ingobernabilidad en la región.
Los comunistas-caamañistas dominicanos estaremos siempre del lado del pueblo chavista en esa confrontación, cuales sean las circunstancias y los riesgos
¡FRONTALMEMTE CONTRA EL IMPERIALISMO AGRESOR Y SUS ALIADOS!
Narciso Isa Conde
Movimiento Caamañista-MC
Opinión
La Corte Penal Internacional y la Justicia Internacional (2 de 3)
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5 horas agoon
diciembre 28, 2025Por Rommel Santos Diaz
Otro importante avance del Estatuto de Roma es la formulación de una definición internacional de género asi como la incorporación de normas especiales de procedimiento y prueba con relación a víctimas y testigos de crímenes de violencia sexual.
Lo anterior incluye la prohibición de entregar evidencias sobre la conducta sexual anterior o posterior de la víctima así como no exigir la corroboración del testimonio de la víctima.
Teniendo en cuenta la complementariedad del Estatuto de Roma , la Corte Penal Internacional no podrá juzgar a todos los perpetradores de crímenes internacionales. Esto implica que la responsabilidad de procesar a la mayoría de esas personas recaerá sobre las instancias nacionales.
Un posible impacto de la Corte Penal Internacional podría ser atraer a la luz pública ´´conflictos olvidados´´ en el mundo a través del inicio de sus investigaciones para que se le de la atención debida y canalice el financiamiento necesario para afrontar estas situaciones, especialmente las necesidades de la población.
Dada la sensibilidad y polarización que puede llevar este tipo de procesos en el ámbito interno, los juicios que la Corte Penal Internacional pueda efectuar servirán de plataforma para que los Estados realicen esta labor.
Cabe destacar que las principales víctimas de los conflictos armados generalmente son las mujeres y los niños. Estos mambiseños fueron reclutados forzosamente, siendo sometidos a tratos inhumanos y degradantes.
Los informes del Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para la cuestión de los niños y los conflictos armados, más de dos millones de niños han muerto y seis millones han quedado desaparecidos de por vida como consecuencia de los conflictos.
Opinión
Navidad de dignidad: la fe que rompe el silencio
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6 horas agoon
diciembre 28, 2025Por Isaías Ramos
En esta Navidad, cuando las familias intentan reencontrarse con lo esencial, vale la pena detenernos un instante y preguntarnos qué celebramos de verdad. La Navidad no es solo una fecha ni un conjunto de costumbres: es un llamado al renacimiento, a volver a la fuente de nuestros valores y a recordar que la esperanza no es ingenuidad, sino una decisión.
Cerramos el año con señales que duelen. Las denuncias e investigaciones por corrupción han herido la confianza pública y, cuando ese deterioro toca instituciones llamadas a proteger derechos fundamentales, el golpe se vuelve más profundo y más personal para el pueblo.
El caso de SeNaSa, por lo que representa, nos recuerda que la salud no es un privilegio: es un derecho. Por eso, exigir que se investigue a fondo y que se sancione conforme a la ley, caiga quien caiga, no es venganza: es justicia; es respeto al Estado de derecho.
A esto se suma una realidad económica que obliga a la sobriedad. La CEPAL proyecta un crecimiento de 2.9%, insuficiente para responder a la magnitud de las necesidades acumuladas en tantos hogares. Pero el problema no es solo el porcentaje: es el sentido del crecimiento. ¿De qué sirve hablar de avance si no llega al salario ni fortalece los servicios esenciales?
Durante demasiado tiempo se ha sostenido un modelo que, en buena medida, descansa en la explotación laboral y en la extracción intensiva de recursos del pueblo. Zonas francas donde el trabajo no siempre dignifica; minería que presiona recursos y comunidades sin la transparencia y el control ambiental que la nación merece; turismo que produce divisas, pero que no siempre deja prosperidad equitativa y sostenible en los territorios que lo sostienen.
Nadie pide apagar la producción ni cerrar oportunidades; lo que el país exige es justicia: trabajo decente, valor que permanezca en la comunidad y progreso que se convierta en vida digna. El desarrollo real no se mide solo por el PIB: se mide por la dignidad.
Y aquí debemos hablar con claridad, con firmeza y con respeto. No estamos ante fallas aisladas, sino ante un sistema corroído de arriba abajo, donde la impunidad se vuelve costumbre y lo público se usa como botín, mientras al pueblo se le pide paciencia y silencio como si la paciencia pagara la comida, el medicamento y la educación.
Tras tres décadas de un sistema político que, en vez de educar y formar ciudadanos útiles a la patria, ha pervertido la vida pública, endeudado la nación, desmantelado las instituciones productivas del Estado y saqueado los fondos del pueblo bajo un manto de impunidad —donde demasiadas veces los casos se han convertido en “pan y circo”: titulares y medidas de ocasión para calmar al pueblo, pero sin condenas firmes, sin recuperación de lo robado y sin desmontar las redes de impunidad— ha llegado la hora de que el pueblo se ponga de pie, rompa el silencio y se organice para recuperar su dignidad y su futuro.
Sí, existen hombres y mujeres de bien dentro del Estado. Pero cuando el sistema castiga al que denuncia y premia al que abusa, el silencio deja de ser prudencia: se convierte en complicidad. Hoy el país necesita valentía moral y coherencia, no neutralidad cómoda.
Por eso esta Navidad nos importa tanto: nos devuelve al centro. Que esta Navidad nos sirva para asumir un compromiso con una fe inquebrantable en el Niño que nació en Belén. Él nació en humildad, conoció la opresión y, aun así, depositó su confianza en el Padre, más grande que cualquier poder terrenal.
Cristo nos prometió la paz que solo Él puede dar. Esa paz no es anestesia ni silencio ante el abuso; es fortaleza para hacer lo correcto. Es la paz que sostiene el carácter cuando todo alrededor quiere quebrarlo y que impide que la indignación se convierta en odio.
Aunque a veces parezca que los opresores lo tienen todo bajo control, la fe nos recuerda que hay un Dios que ve y toma nota, porque solo Él tiene el control último. Pero esa certeza no nos adormece: nos exige; nos llama a esforzarnos y ser valientes, y a cumplir la parte que nos corresponde.
Nuestro Señor Jesucristo vino a proclamar libertad a los oprimidos y a anunciar buenas nuevas a los pobres. Por eso, la fe verdadera no puede quedarse en consuelo privado ni en indignación sin rumbo: no es solo señalar; es organizar; no es solo criticar; es participar; no es solo esperar; es servir. Y desde el Frente Cívico y Social entendemos que esto incluye comprometerse con una economía que dignifique: apoyar la producción local, exigir trabajo decente, fortalecer encadenamientos para que el turismo se integre a la economía real, compre más a manos dominicanas, y que ningún proyecto de “desarrollo” se construya a costa del agua, la tierra o la vida comunitaria o la explotación humana.
Que esta Navidad sea un punto de inflexión: el inicio de un renacimiento colectivo donde la fe se convierta en responsabilidad, la paz se convierta en unidad con propósito y la esperanza se convierta en acción perseverante. Porque, aunque Dios tenga el control último, a nosotros nos corresponde el deber moral de ser instrumentos de justicia, de libertad y de dignidad para la República Dominicana.
¡Despierta, RD!
Por Oscar López Reyes
Son 13 los días -entre el 24 de diciembre y el 6 de enero- de la temporada más festiva y dinámica de término de diciembre y comienzo de enero, la Navidad, simbolizada en el lenguaje de cantar villancicos, adornos especiales, arbolitos con luces multicolores, gustosos manjares, regalos y tarjetas, belenes, encuentros, el icónico atronar de alegría y felicidad de Papá Noel: «¡Jo, jo, jo!» y servicios religiosos. Y, en esa magia en lienzo de aguinaldos y frescura, se aviva el pedido de perdón por los pecados y el apaciguar del alma para espantar la ambición monetaria y carbonizar, en vitriolo de cobre, la codicia que estrangula la dignidad.
¡Qué lástima, corruptos!,
¡Oh, exclusión de la violencia!
¡Ah, deterioro mental!,
¡Vaya, individualismo extremo!
¡Caray, aislamiento!
¡Guau, pérdida del decoro!
¡Uy, discriminación!
¡Caramba, crisis de valores!
¡Ay, cambio climático!
Estos son sintagmas o enunciados que se deletrean con rituales en la Corona de Adviento: Ramas verdes y cuatro velas, que representan a Jesús como luz de esperanza en una vida de amor eterno. Ese signo litúrgico -que evoca las cuatro semanas del Adviento y las estaciones del año- grita para que se deshagan las tinieblas de esas malignidades que socavan la vergüenza y el pundonor, la lealtad y la generosidad, la integridad y la decencia, el orgullo y la autoestima en el abolengo de la aristocracia y el linaje de la plebe.
Cristianos y ateos participan gozosos en la fiesta anual de la Navidad (proviene del latín Nativitas, que quiere decir nacimiento), que conmemora la venida al mundo de Jesucristo (el 25 de diciembre, entre los años 7 y 4 a.C., en Belén de Judea, y la celebración fue estatuida siglos después para coincidir con los jubileos romanos y paganos.
Belén está enclavada en Palestina (región de Cisjordania), a unos 10 kilómetros al Sur de Jerusalén. Desde 1995 está bajo el mando de la Autoridad Palestina (Estado de Palestina), conforme los Acuerdos de Oslo, pero separada de Jerusalén por un muro de hormigón, ocupado por Israel.
Ese Patrimonio de la Humanidad y otros territorios de Oriente Medio, ubicado entre el mar Mediterráneo y el mar Muerto, se sitúa en el epicentro de un conflicto bélico entre Israel y Palestina. La primera entiende a Jerusalén como su capital “eterna e indivisible”, y la segunda reclama a Jerusalén Este (incluyendo la Ciudad Vieja) como la capital de un futuro Estado.
La mayoría de las naciones no reconoce la anexión de Jerusalén Este por Israel, que entre octubre de 2023 y diciembre de 2025 ha matado a cerca de 70 mil palestinos, en el Genocidio de Gaza: horribles violaciones a niños y mujeres, el bloqueo de la ayuda humanitaria para afrontar la hambruna, la destrucción de hospitales, sistemas de agua, escuelas y hogares, y el permanente desplazamiento forzado de sus habitantes por los bombardeos.
¡Oh, violencia…!
A sus discípulos y otros adeptos, Jesucristo predicó, imperturbablemente, contra la violencia y los exhortó a quebrar la cadena del odio y la venganza, a perdonar en la misericordia, a no utilizar la espada o la ley del más fuerte, a amar a sus enemigos y orar por quienes los persiguen; a poner la otra mejilla a quienes les golpeaban y a dar más de lo que les piden.
Como costumbres festivas, en la víspera -el 24 de diciembre- del nacimiento de Jesús, la Iglesia Católica celebra la “Buena Noche” o Nochebuena a la espera de la conmemoración del Mesías, como banquetes: platos típicos -pavo y cerdo asado-, dulces y frutas secas, bebidas, villancicos, compartir de regalos, la Misa de Gallo y vigilias en templos, hasta el amanecer.
Oficialmente, entre el 25 de diciembre y el 6 de enero las iglesias cristianas evangélicas efectúan el período de la Natividad con misas del día, celebración de la Sagrada Familia, solemnidad de Santa María, de la Epifanía, el Bautismo del Señor, los Santos Inocentes (28 de diciembre), Año Nuevo (fuegos artificiales y música navideña) y el Día de los Reyes Magos. Marginalmente, han sido agregados vacaciones y viajes.
En ciertas épocas y territorios, la Navidad fue prohibida por puritanos y congregaciones protestantes, pero se han impuesto la memoria festiva, las texturas crujientes y la tradición, como estímulo para el bienestar psico-emocional -por la alegría-, para renovar la expectativa y la esperanza en nuevos proyectos, fomentar el amor y la gratitud, y como un canal para robustecer nexos familiares, religiosos y sociales.
En esencia, la Navidad equivale a llegar, dar, recibir y tocar. Y para perdurar, ¡qué suba más y más, hasta la Estrella de Belén, en el solsticio de invierno, trazo de luz, banquetes, diversión y júbilo!
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El autor: Periodista, escritor, catedrático, gremialista y columnista de El Nacional y decenas de medios digitales.
