Agencia Efe
SAN FRANCISCO.- Con la competencia cerrada por la pandemia de COVID-19, Amazon ha disparado su volumen de negocio y ha visto su cotización bursátil marcar el máximo histórico, pero este momento dulce también ha sacado a relucir tensiones con trabajadores, socios y reguladores.
Con el confinamiento, la empresa reina del comercio digital está viviendo una suerte de Navidad perpetua -tradicionalmente, la época navideña es en la que más factura- y podría salir de esta crisis más fuerte que nunca.
En el otro lado de la balanza, los trabajadores se quejan de que no se les está garantizando su seguridad y de que la empresa no se preocupa por su salud; mientras que sus socios comerciales ven cómo se recortan sus márgenes y los reguladores temen que un incremento de su dominio del mercado pueda alentar aún más las tentaciones monopolísticas.
UN GIGANTE QUE NO PARA DE CRECER
Y es que si ya antes de la crisis de COVID-19 Amazon tenía un control abrumador del comercio digital, las últimas semanas no han hecho más que reforzar su posición, y ha contratado a 175.000 nuevos empleados solo en EE.UU.
Según los datos más recientes, las compras por internet se han disparado hasta la fecha más de un 90 % respecto al año pasado en EE.UU. y Canadá, y un 82 % en Europa, los principales mercados de Amazon.
“Es importante averiguar si estamos viviendo un incremento de la demanda o tan solo un cambio en el canal elegido para una demanda igual o incluso menor”, explica a Efe William Harris, estratega de comercio electrónico y fundador de la empresa especializada Elumynt.
Con los datos de los que se dispone actualmente, resulta complicado responder a la pregunta de Harris, puesto que si bien queda claro que el comercio electrónico se ha disparado, habrá que ver qué ocurre cuando la emergencia sanitaria amaine y se reabran las tiendas.
QUEJAS DE SEGURIDAD Y DESPIDOS EN REPRESALIA
En cualquier caso, el crecimiento precipitado de Amazon a raíz de la pandemia no está siendo un camino de rosas, y el papel destacado que está desempeñando en tiempos de confinamiento también la ha convertido en objeto de intenso escrutinio.
Nada ilustra mejor esta situación que lo sucedido el martes, cuando mientras que en Wall Street la compañía fundada por Jeff Bezos registraba su máximo histórico de cotización bursátil, en paralelo se le abría una crisis de relaciones públicas al conocerse que había despedido a dos empleadas por quejarse de la falta de medidas de protección a los trabajadores ante el coronavirus.
Amazon alegó que esas empleadas habían violado “repetidamente” sus políticas internas al hacer públicas sus discrepancias con el funcionamiento de la firma, pero sus casos no son aislados y se suman a otros despidos desde que comenzó la crisis por quejas de las condiciones laborales o participar en parones en sus almacenes como muestra de protesta.
Estos casos, unidos al hecho de que se han producido infecciones de COVID-19 en al menos 74 almacenes y otras instalaciones de Amazon en EE.UU., han llevado a varios congresistas a escribir una carta a la empresa pidiendo explicaciones, y al alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, a ordenar la apertura de una investigación por el despido de un trabajador que organizó una protesta en un almacén de la firma.
LA SOMBRA DEL MONOPOLIO
Las inquietudes de los políticos ante el trato que Amazon está dando a sus empleados por el coronavirus se unen a las que ya existían en relación a posibles abusos monopolísticos y por los que se le han abierto varias investigaciones en EE.UU.
Amazon concentra aproximadamente la mitad de todas las ventas por internet de EE.UU., seguida muy de lejos por empresas especializadas o por lo menos con un abanico de productos más limitado como Walmart o Apple.
Y con la pandemia de COVID-19 consolidando todavía más su dominio, ya está utilizando su posición de fuerza para rebajar sustancialmente la comisión que paga por cada venta a los llamados “asociados de Amazon”, según el canal económico estadounidense CNBC.
Los “asociados” son empresas de internet, en su mayoría medios de comunicación -algunos tan destacados como el diario The New York Times- o blogs, que promueven productos de Amazon para generar tráfico y ventas en la plataforma a cambio de una comisión.
Pese a todo, el experto en comercio electrónico Harris no cree que Amazon vaya a ser la única gran beneficiada de la crisis, y asegura que precisamente el hecho de que esta sea tan grande, “crea oportunidades para que emerjan empresas más pequeñas y centradas en productos o públicos muy concretos”.