Opinión
Amnistía Internacional, CODUE y el impacto del racismo en RD
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11 meses agoon
Por Narciso Isa Conde
En este país, ser pobre, ser negro, ser mujer o ser niña o adolescente -y ser todo esto y tener además pinta o ascendencia real haitiana- es una gran desgracia. Negar esa realidad, es querer tapar el sol con un dedo.
Amnistía Internacional-AI es un organismo de Derechos Humanos al servicio del sistema occidental, del orden mundial capitalista-occidental, nutrido por la ideología liberal y/o neoliberal. Hostil, al final de cuentas, a otros modelos político-sociales, especialmente adverso a aquellos de orientación socialista.
A.I. lanzó una fuerte crítica a los abusos de corte racistas y solicitó al presidente Luis Abinader «poner fin a las violaciones de derechos humanos hacia personas haitianas, dominicanas de ascendencia haitiana, y personas negras».
En carta abierta dirigida al mandatario y a otras instituciones estatales, la entidad criticó también la «implementación de políticas migratorias de facto racistas con base en discriminación racial, las cuales generan efectos discriminatorios para la exclusión racializada de personas haitianas y dominicanas».
Recordó que «el propio gobierno dominicano ha comunicado que deportó a más de 250,000 personas haitianas en 2023, incluyendo a personas que están en necesidad de protección internacional».
Amnistía Internacional destacó que «la exclusión de personas negras de origen haitiano y dominicano es el resultado de un conjunto de políticas migratorias discriminatorias, principalmente de detenciones y expulsiones colectivas de personas haitianas, incluyendo niños, niñas y mujeres embarazadas y puérperas»
“Tenemos información -agregó- de actos graves que habrían sido cometidos por funcionarios estatales dominicanos, contra la dignidad e integridad física de personas haitianas, dominicanas negras y de ascendencia haitiana afectadas por prácticas racistas. En vez de proteger a estas personas del acoso, estigmatización y amenazas, las autoridades dominicanas han favorecido discursos y políticas que discriminan en su contra”,
· ES PEOR LA REALIDAD QUE LA DENUNCIA DE AMNISTÍA.
De todas maneras, comparados con las redadas abusivas y atropellantes, el maltrato físico, los hacinamientos en cárceles inmundas, los allanamientos ilegales en los bateyes, las golpizas filmadas, la prostitución de adolescentes, las deportaciones de menores o de padres y madres de menores, el trabajo semi-esclavo, la negación de ciudadanía a descendientes de padres o madres haitianas, la negaciones a la asistencia médica de mujeres embarazadas, el tráfico de mano de obra barata, la afrenta del muro fronterizo, las extorciones policial-militares, las quemas o destrucción de viviendas, los linchamientos y asesinatos recurrentes …poco ha dicho AMNISTÍA INTERNACIONAL y en bajo grado ha condenado la dimensión y el volumen de la saña racista desplegada en esta parte oriental de Quisqueya.
Se trata de una saña alimentada por la militarización represiva y el tratamiento ominoso que se le da al fenómeno socio-económico de la migración de nacionales haitianos, calificándola de “invasión pacífica”, “carga económica” y “agresión a una soberanía inexistente”; en tanto EEUU y UE han aplastado hace siglos la autodeterminación de nuestros dos pueblos en ambas partes de la isla.
La larga hegemonía de una supremacía blanca de corte colonialista, transferida a la cultura dominante en nuestro país, desprecia el enorme aporte del trabajo, mercado y talento haitiano a la economía, al arte y la cultura dominicana; así como desprecia, discrimina y agrede los valores de la negritud y el importante componente africano en nuestro sincretismo cultural. Los grupos de “gagá” han sufrido en carne propia la represión.
El eurocentrismo y el nort-centrismo -ambos con una fuerte dosis de racismo- no cesan de invadir la manera de pensar y actuar de las clase dominante- gobernante dominicana y sus medios, alimentando y contaminando a la vez variadas conductas racistas a diferentes niveles de la pirámide social; muchas veces no percibidas por una parte de sus propios sustentadores, incluidos sectores que en el colmo de los colmos vinculan la población haitiana a todo lo malo y a todo lo despreciable, hasta considerarla integrada por “seres inferiores”.
El racismo inunda la historiografía tradicional y el sistema de enseñanza del país.
El racismo anti-haitiano -apoyado en una historia insular colonialista y mentirosa- deprime el salario, empobrece y discrimina.
· EL SOL NO SE PUEDE TAPAR CON UN DEDO.
En este país, ser pobre, ser negro, ser mujer o ser niña o adolescente -y ser todo esto y tener además pinta o ascendencia real haitiana- es una gran desgracia. Negar esa realidad, es querer tapar el sol con un dedo.
El Consejo de la Unidad Evangélica (CONUE), presidido por el pastor Feliciano Lancen Custodio -entidad conectada al evangelismo racista estadounidense de extrema derecha- se ve obligado a calificar las críticas de A.I. de “injustas e inaceptables”. Eso se llama pretender “tapar el sol con un dedo”; obviando hechos incontrovertibles en el contexto de ciertas pugnas entre facciones imperialistas semi-liberales y ultra-conservadoras.
Amnistía Internacional se queda corta en la crítica a la negación de derechos de migrantes y descendientes de emigrantes haitianos/as radicados aquí, guarda silencio frente a las violaciones de derechos a la mayoría de nuestros connacionales y CONUE miente cuando se empeña en combatir una modalidad limitada de defensa de los derechos humanos de la negritud con raíces haitianas radicada en nuestro país.
Opinión
Estados Unidos se queda sin moral para exigir a otros respeto por la ley.
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1 día agoon
febrero 21, 2025Por José Cabral.
Este pasado 5 de noviembre se celebraron elecciones en los Estados Unidos en las que fue escogido como presidente de la nación más poderosa del mundo un criminal convicto.
Donald Trump ha sido condenado por una serie de delitos civiles y penales y todavía tiene otros pendientes, los cuales de seguro serán sobreseídos hasta que ocupe la jefatura del Estado.
Pero poca importa que las cosas ocurran de ese modo, porque ya Trump tiene un sello como un criminal convicto que desde cualquier perspectiva que se vea impacta negativamente a los Estados Unidos.
Es la primera vez que en este país se escoge un presidente condenado por la comisión de delitos comunes, lo cual deja mucho que decir.
Esta elección tiene dos aristas a analizar, la primera es que la alta votación del ciudadano norteamericano en su favor no deja dudas de que este hombre recibe todo el apoyo de su pueblo, lo que quiere decir que aplaude y aprueba sus andanzas.
Lo otro es que, con la elección de un criminal convicto, los Estados Unidos no pueden pedirles a los demás países una conducta diferente a la que ha tenido Trump.
Presionar y exigir que los actores políticos, por ejemplo, de Latinoamérica que usan la corrupción administrativa en el manejo del Estado, sería como pedir lo que no se puede dar, es decir, demandar una conducta moral que difiere de la que ha exhibido el jefe del Poder Ejecutivo en la potencia de norte.
Se puede decir, entonces, que de ahora en adelante no se le puede tolerar a los Estados Unidos que publique informes sobre la corrupción que se produce desde los gobiernos en Latinoamérica y el mundo, porque no tiene la moral para ello.
Cómo pedirle, por ejemplo, a los haitianos que no involucren el Estado con acciones al margen de la ley cuando su presidente está metido hasta los tuétanos en esos asuntos.
Lo otro es que los ciudadanos de los Estados Unidos deben sentirse orgullosos de su presidente electo, pese a sus condenas por la comisión de una serie de actos que riñen con la ley.
Las cosas son así de sencillas, pero también de complejas.
Por Isaías Ramos
En una era marcada por el caos y la desilusión, la fatiga de la indignación se ha infiltrado profundamente en nuestras vidas, amortiguando la llama de la empatía y la acción colectiva.
Nos rodeamos de injusticias que, aunque nos afectan diariamente, a menudo no logran despertar nuestra indignación. Este adormecimiento emocional no solo amenaza nuestra moralidad individual, sino también el tejido de nuestra sociedad democrática.
La indignación, lejos de ser un sentimiento negativo, es un catalizador poderoso para el cambio y una respuesta vital ante la injusticia. En el corazón de cada movimiento significativo que ha cambiado el curso de la historia, ha estado la indignación convertida en acción.
Así fue con nuestro padre de la patria, Juan Pablo Duarte, cuya respuesta a las provocaciones despectivas fue transformar su indignación en una fuerza constructiva que desafió el status quo y forjó un camino hacia la democracia y la justicia social.
Juan Pablo Duarte, enfrentado a desafíos y provocaciones, encarnó la respuesta más fértil a la injusticia. Su experiencia es emblemática; durante una ocasión notable, un capitán español, en un acto de desprecio flagrante, le espetó a Duarte y a sus compatriotas: «Ustedes no tienen nombre, porque ni ustedes ni sus padres merecen tenerlo, porque son cobardes y serviles, inclinan la cabeza bajo el yugo de los esclavos». Estas palabras, lejos de quebrantar el espíritu de Duarte, encendieron una chispa de indignación que se transformó en un impulso revolucionario.
Hoy, nos enfrentamos a una encrucijada crítica: podemos seguir siendo testigos pasivos de la erosión de nuestros principios y valores fundacionales, o podemos optar por reavivar nuestra capacidad de indignarnos.
Cada uno de nosotros posee el poder de efectuar cambios significativos. Las grandes olas de reforma social siempre han comenzado con el despertar de la conciencia colectiva, tal como lo demostró Duarte.
Es hora de rechazar la resignación y la apatía que han calado en nuestras vidas. Debemos conectar con nuestros sentimientos más profundos de justicia y equidad para reclamar un sistema en el que la corrupción y la opresión no sean las normas, sino la excepción; un sistema donde la igualdad de oportunidades no sea un lema vacío, sino una realidad palpable.
Este cambio comienza con la educación y la información. Debemos estar informados sobre las acciones de aquellos en el poder y ser críticos con la información que consumimos. Participar activamente en los procesos cívicos y sociales es crucial. El derecho a elegir y ser elegibles para los cargos, consagrado en nuestra Constitución y reafirmado por sentencias judiciales, es un faro de luz que no debemos desperdiciar.
La pasividad nos convierte en cómplices del deterioro de nuestro entorno. Pero al optar por la indignación activa, nos convertimos en arquitectos de nuestro futuro. Desde el Frente Cívico y Social, te invitamos a indignarte no solo por ti, sino por aquellos que han perdido su voz en el estruendo de la indiferencia. Transformemos esa indignación en un movimiento imparable hacia un futuro donde prevalezca el orden, la justicia y la igualdad de oportunidades bajo un Estado profundamente comprometido con el bienestar de todos sus ciudadanos.
Estamos convencidos de que este es nuestro momento para actuar y redefinir el curso de nuestra historia, tal como hizo Duarte en su tiempo. La fatiga de la indignación puede ser superada; solo requiere que cada uno de nosotros decida despertar y actuar. La esperanza de un mañana mejor está en nuestras manos.
¡Despierta, RD!
Opinión
Derechos de las personas durante la investigación de la Corte Penal Internacional
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2 días agoon
febrero 20, 2025Por Rommel Santos Diaz
En las investigaciones realizadas de conformidad con el Estatuto de la Corte Penal Internacional nadie será obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable.
De acuerdo con el Estatuto de Roma nadie será sometido a forma alguna de coacción, intimidación o amenaza, a torturas ni a otros tratos o castigos crueles, inhumanos o degradantes.
En el proceso de investigación de la Corte Penal Internacional , quien haya de ser interrogado en un idioma que no sea el que comprende y habla perfectamente contará, sin cargo alguno, con los servicios de un intérprete competente y las traducciones que sean necesarias a los efectos de cumplir el requisito de equidad.
De conformidad con el Estatuto de Roma nadie será sometido a arresto o detención arbitrarios ni será privado de su libertad salvo por los motivos previstos en el Estatuto y de conformidad con los procedimientos establecidos en él.
Cuando haya motivos para creer que una persona ha cometido un crimen de la competencia de la Corte Penal Internacional y esa persona haya de ser interrogada por el Fiscal o por las autoridades nacionales, o en cumplimiento de una solicitud hecha de acuerdo las disposiciones del Estatuto de Roma tendrá el derecho a ser informada.
Dentro de los derechos que tiene una persona en el proceso de investigación de la Corte Penal Internacional el Estatuto de Roma señala el de ser informada de que existen motivos para creer que ha cometido un crimen de la competencia de la Corte.
Antes del interrogatorio la persona también deberá ser informada de que tiene derecho a guardar silencio , sin que ello pueda tenerse en cuenta a los efectos de determinar su culpabilidad o inocencia.
Cabe destacar que en el proceso de investigación de la Corte Penal Internacional la persona tiene derecho a ser asistida por un abogado defensor de su elección o, si no lo tuviere, a que se le asigne un defensor de oficio, siempre fuere necesario en interés de la justicia y , en cualquier caso, sin cargo si careciere de medios suficientes.
Finalmente, la persona tendrá el derecho a ser interrogada en presencia de un abogado, a menos que haya renunciado voluntariamente a su derecho a asistencia letrada de conformidad con lo establecido en el Estatuto de Roma.