Anthony Santos es el Gran Soberano de la bachata, que a lo largo de sus más de 30 años de carrera ha paseado el género de amargue por el mundo, desafiando creencias y discriminación, para una música que nació de las entrañas del pueblo, y que por muchos años era solo cosa de unos pocos, de car wash y bares bautizados como “de mala muerte”.
Al escuchar la noticia de que República Dominicana tenía otro ritmo en la lista de la Unesco, el Mayimbe saltó de alegría recordando quiénes forjaron eso que hoy está siendo reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
“Ellos, los pioneros, no disfrutaron de nada de lo que se ha logrado ahora, no se les pagaba y muchos de ellos han muerto incluso hasta sin dinero, porque en ese momento nunca se le dio importancia a la bachata, la menospreciaban, la sonaban solo en las emisoras AM”, comenta el artista que marcó una generación de músicos y artista bachateros.
Si bien es cierto que siempre se habla del hermetismo del intérprete de “Se acabó el abuso’, en esta ocasión fue tan abierto que se atrevió a defender el trabajo de otros colegas como Luis Vargas y Raulín Rodríguez, quienes hicieron al igual que él grandes aportes para que hoy día la bachata sea conocida en el mundo entero y reconocida por la Unesco.
Defensor del género
“Se puede decir que la bachata tiene tres nombres grabados, y son el mío, el de Luis Vargas y de Raulín Rodríguez”, sostiene Anthony Santos, quien aprovechó para recordar los inicios del género que representa.
“Yo desde niño escuchaba bachata, recuerdo a Leonardo Paniagua, Eladio Romero Santos, que era mi inspiración, Juan Bautista, Luis segura, Aridia Ventura, todos esos bachateros, y otros más que no salieron a la luz, pero que tuvieron bachatas muy pegadas en esos lugares donde sonaba la bachata”, comenta a LISTÍN DIARO.
Como defensor del género que representa, El Mayimbe de la bachata entiende que la verdadera bachata es la de amargue, que hacían esos que iniciaron con el género y que mencionó al inicio de esta entrevista.
“Ellos tuvieron su grandeza, ellos hacían la bachata que la gente escuchaba, con la que se amargaban y eso gustaba”, sostiene mientras pasa a contar cómo fue evolucionando el ritmo luego de los pioneros.
“Cuando llega Luis Vargas trató de seguir línea, la línea de Blas Durán, pero aún así, no dejó de trascender, como bachatero del nuevo género. Luis Vargas era duro, yo tocaba con él, y sé su trayectoria, y lo que él puso para que la bachata cogiera un empuje diferente. Hacía bachata de amargue y pura, pero un poco más moderna. De ahí fue que yo salí”, dice convencido de que hoy no se puede hablar de bachata sin mencionar a Luis Vargas. Reconoce que Luis hizo su historia al momento de salir con su propuesta musical: “Hay que decir la verdad, con esa agrupación éramos los que más fiestas tocábamos. Grabó muchos temas y tocábamos mucho”.
Al salir de la agrupación de Luis Vargas, donde Anthony permaneció por unos 7 años aproximadamente y aprendió a tocar guitarra, formó su propio grupo.
Aunque sus dos primeros temas musicales fueron “Linda morenita”, una bachata, y “No la busqué yo”, un merengue, fue realmente con su primera producción musical que él despega y la bachata toma otra dimensión. Los nuevos arreglos musicales y las letras, sin vulgaridad, le permitieron acaparar nuevos públicos. Anthony nunca apostó a la vulgaridad, aunque antes que él se pegara era lo que existía: bachatas con doble sentido, pero fue muy sincero al confesar que “nunca le vi mucho futuro a hacer bachatas con malas palabras o letras vulgares. Yo pensé que si seguía haciendo los mismo, con letras vulgares, no iba a pasar de ahí, eso fue lo que pensé”.
El relevo
Si algo le falta a la bachata en estos momentos es relevo, dice seguro de que sólo eso basta. “Creo que todos los bachateros han hecho un trabajo fenomenal, creo que mi hijo Romeo le dio el toque que faltaba. No hay ningún género por encima de la bachata”.
Dice que aunque hay muchos muchachos cantando bachata, no tienen el apoyo de disqueras, y la payola ha imposibilitado que el relevo pueda subir o trascender. Cuando El Mayimbe inició no existía la payola. Su hijo Yordy ha iniciado en la música, tratando de recorrer su propio camino, sobre este paso El Mayimbe no está muy de acuerdo, sobre todo porque no quiere que ninguno de sus hijos se enfrente todo lo que ha debido pasar él para ser el artista que es hoy. “No quisiera ver a mi hijo en esa situación, yo se lo dije, pero no me escuchó. Yo lo apoyo porque es mi hijo, pero no me habría gustado que siguiera en la música”.
El Mayimbe: Con “Voy pa´ allá” la bachata tomó otro impulso
La producción musical “Voy Pa’ Allá”, en la que recoge temas como “La pasola” y “La parsela” entre otros, es la que le da a Anthony la pegada; todo comenzó con un cassette que él hacía y distribuía con la intención de que la gente supiera de él. Uno de esos cassettes fue a parar a las manos de un disquero de nombre Rafael Mañón, quien mandó a buscar al artista y le ofreció un contrato por 5 años y mil pesos.
“Yo acepté, pues lo único que quería era seguir haciendo música y poder seguir adelante”, asegura el artista de Santa Cruz de Montecristi.
“Esa producción duró dos años engabetada, no tenía disquero. Yo le pido a Dios que siempre bendiga a Rafael Mañón, porque fue un hombre muy consciente, siempre me ayudó mucho, nunca me trató de engañar con nada, aunque teníamos un contrato, él siempre me pagó más de los mil pesos”, cuenta.
Recuerda que esa producción “Voy Pa’ Allá” explotó, sin promocionarse, y se convirtió en un éxito musical a los pocos días, abriendole las puertas al género de amargue a las emisoras de FM, donde aún no la sonaban y a centros de diversión de otra categoría (ya no solo los bares de mala muerte).
Por eso el Mayimbe “al día de hoy, Voy Pa’ allá está en mi repertorio y cuando la hago la gente la canta y disfruta como si hubiera sido un éxito de este tiempo. Ya tiene 30 años este tema. Creo que aún no existe una bachata que se pegue de esa manera”, sostiene.
Está registrado en muchos libros y expertos en el tema lo señalan, de que a partir del éxito musical de Voy Pa’ allá, la bachata cobró un nuevo impulso. “Esa fue la bachata que le abrió las puertas a esta música, la que le puso saco y corbata al género, aunque algunos no quieran reconocerlo”.
QUE NO HACE
Mencionar al diablo.
Mucha gente sabe que Anthony Santos es famoso por decir frases muy jocosas y especiales en sus fiestas, sin embargo, prometió no volver a mencionar el diablo, porque ya hasta lo estaban tildando de satánico. “Llegué a escuchar de gente que yo había hecho un pacto con el diablo y que por eso lo mencionaba en mis fiestas, ya hace un tiempo que no lo menciono y no lo seguiré haciendo. Es bueno que sepan que yo soy un hombre de Dios”.