WASHINGTON .- A pesar de que el tema de las armas de fuego tomó un lugar preponderante en la campaña presidencial de Estados Unidos tras la matanza de Colorado, la Casa Blanca y el demócrata más importante del Senado aclararon el jueves que el programa político de este año no incluirá iniciativas de ley en ese rubro.
En cambio, el presidente Barack Obama tiene la intención de centrarse en otros medios para luchar contra la violencia ligada a las armas: una posición no muy diferente a la de su rival republicano en las elecciones de noviembre, Mitt Romney.
Seis días después de los muertos a disparos en un cine de Colorado, el portavoz de la Casa Blanca Jay Carney dijo que Obama todavía apoya la idea de prohibir la venta de armas de asalto, una restricción que expiró en 2004. Sin embargo, «hay cosas que podemos hacer a falta de legislación y a falta de leyes de armas que puedan reducir la violencia en nuestra sociedad», dijo.
Las declaraciones de Carney se produjeron un día después de que Obama, durante un discurso en Nueva Orleáns frente a un grupo que aboga por los negros estadounidenses, apoyó que se apliquen ciertas restricciones adicionales a la propiedad de armas.
Reconoció que no había hecho lo suficiente para mantener las armas fuera de las manos de los delincuentes y se comprometió a trabajar con los legisladores de ambos partidos para avanzar en el tema.
Carney también habló mientras una organización destacada en la lucha por reforzar el control de armas —The Brady Campaign to Prevent Gun Violence— le pidió a Obama y a Romney que encabecen la búsqueda de soluciones a la violencia armada.
La organización dijo que ambos candidatos le deben a los votantes planes concretos y los exhortó a no eludir la cuestión.