Opinión
¿Corrupción = Expresión cultural?
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11 años agoon
El tres es un número encallado en nuestra expresión cultural, utilizado para darle forma a la dominicanidad.
Tres padres de la Patria. Una bandera de tres colores: blanco, azul y rojo, que con gotas de sudor, de llanto y de sangre fueron derramadas y sumadas para la Constitución de nuestra identidad nacional.
Mientras que el isleño de La Isabela (quien recibió influencias de tres etnias: la taína, la española y la africana) se acostumbraba a la idea de ser llamado dominicano, caminó por trechos de tierra o empedrados, ensilló a los mulos y afiló las espuelas de los gallos.
Valiente y despreocupado el quisqueyano buscó con cuidado las pequeñas piezas que le formaran. Con su música típica, su sazón característico y coloridas fiestas carnavalescas se divide y organiza en tres zonas con sus respectivas provincias, municipios, parajes, secciones y barrios.
El cibaeño enamora´o y exigente recopiló de la Zona Norte y de su forma de hablar una rima cómica al ser cortés: Poi´ favoi´. Un caballero en la cima del Monumento mirando hacia la iglesia de la Altagracia, hacia las Carreras o hacia la Capitai´.
El sureño que se protege de las guasábaras con el misterio del Polo Magnético, las Dunas y los terrenos de arena fina y cuarzo. El suroesteño se baña con aguas azufradas y respira hondo el olor fresco del lado de los manglares y de las resinas que se convierten en ámbar para perdonar a San Cristóbal por haber parido al Tirano.
Los del Este promovieron de repente su fortaleza y atractivo turístico, aportando peloteros, azúcar prieta y religiosidad. El suresteño se refugia en los campos de béisbol para tratar de olvidar las ilusiones y los amores perdidos en el ingenio.
Al encuentro de estos tres puntos cardinales el dominicano logra un sancocho con arroz blanco y aguacate en su punto, salpicado con agrio de naranja o picante, al gusto.
Como expresión cultural: Algarabía, risas estridentes, talento, hambre e ignorancia, gestos heróicos, históricos y lamentables, épocas dictatoriales y grandes caudillos, rituales religiosos y de buen corazón.
Les invito entonces a que hagamos un recorrido de igual forma: tripartita.
El primer recorrido desde el río Masacre hasta la Boca de Yuma.
Tomaremos café en Dajabón y desayunaremos batata, yuca y guineítos, con leche de vaca, jugo de chinola o morirsoñando en San José de las Matas; o podría ser mangú con huevo frito, salami y jugo de lechosa en San Juan.
Haremos una parada para refrescarnos en la confluencia del río Yaque y del Ámina, o en la Ventana del Inoa.
De comida, chivo picante y arroz liniero con habichuelas. Limoncillos de postre o dulce de leche con café y un juguito de naranjas de Bonao y un par de vejigazos veganos.
Hablaremos inglés y rezaremos el rosario en la Bahía de Samaná.
Tomaremos fotos en las Caritas taínas, vecinas del Lago Enriquillo.
Veremos caer la tarde sobre el Puerto Sans Soici o en el Faro a Colón.
Terminaremos este largo primer recorrido con olor a cañaverales, durmiendo en Higüey para encender una vela en la Basílica por nuestro destino nacional.
El segundo recorrido lo haremos en una pista de baile.
El mismo despliegue que hacemos al bailar ante el repiqueteo de la tambora, la güira, el acordeón, el trombón y las trompetas.
Bailar como lo hace la bailarina de merengue típico al ondear la falda tricolor de su vestido al compás de Compadre Pedro Juan, Juana Mecho, Arroyito cristalino, Carmela linda, Pena, y otras.
Lo que nos hace llegar al tercer recorrido. Para el cual solicito su valiosa ayuda para el esclarecimiento de mi confusión.
Los funcionarios públicos se pasean por el poder de manera empírica en su primer año con buenos planes e intenciones, el segundo y tercer año olvidan hasta su apariencia original, cambian sus domicilios, clase social y medio de transporte, piensan en dólares y en euros, lo compran todo con dinero ajeno y aquel capital que no logran utilizar lo desaparecen como acto de magia del Circo del Sol.
El último y cuarto año esos mismos funcionarios siguen siendo malabaristas que construyen ilusiones para que no se vean los hilos de robo y tendencias corruptas que los sostienen.
¿Formará entonces parte de la expresión cultural dominicana la corrupción en la administración pública?
¿La amnesia histórica del pueblo dominicano? ¿O es que no tenemos memoria?
¿Es que apoyar a los funcionarios corruptos y a sus programitas de caridad para limpiar sus nombres forma parte de nuestra expresión cultural?
Opinión
Cuando el conocimiento y el intelecto se diluyen en el estiércol.
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3 días agoon
septiembre 27, 2023Por Edgard Paniagua Miguel
Por Isaías Ramos
Nuestro pueblo dominicano se encuentra navegando por un mar de confusiones, atrapado entre el anhelo de “progreso económico” y el imperativo de la integridad moral y social. Mientras la élite política pinta un cuadro de un futuro próspero, nuestros corazones nos dicen que estamos perdiendo nuestros valores y principios fundamentales, aquellos que dan vida a una sociedad justa y equitativa.
El sueño del progreso económico se ha desvanecido en un desierto moral. Soñábamos con una patria donde la justicia y la tranquilidad fueran el pan de cada día, pero hoy nos vemos sumergidos en un ambiente cada vez más violento, hostil y desigual entre los que “tienen” y los que “no tienen”. La insaciable codicia de esta élite ha agrandado la brecha entre ricos y pobres, dando vida a una clase baja que subsiste en la miseria, despojada de servicios esenciales y de su propia dignidad, mientras una pequeña élite se baña en opulencia.
Esta dolorosa realidad es el fruto de gobernantes que, carentes de conciencia social, han elegido favorecer el capital y oprimir al pueblo. Con una crueldad perversa, han hipotecado el futuro de nuestros hijos y nietos para incrementar sus fortunas y las de sus allegados, sacrificando la salud, la educación, las pensiones de nuestros trabajadores y nuestro medio ambiente en el altar del “crecimiento económico”. Han disfrazado la explotación y opresión de la mano de obra con sueldos de miseria como “competitividad”, convirtiéndola en un reclamo para “inversiones”, una forma moderna de vender esclavitud.
El neoliberalismo salvaje ha intensificado estas atrocidades, promoviendo una visión del mundo donde el crecimiento se sustenta en la pérdida de la dignidad humana, dando vida a una sociedad donde el dinero es un “Dios” amoral, donde la riqueza se acumula en pocas manos, ignorando las necesidades de la mayoría. Han transformado nuestras naciones en desiertos sociales, donde el éxito se esconde tras altas vallas y guardianes armados.
La realidad de países vecinos, nos muestra el devastador final de modelos económicos que, prometiendo prosperidad, solo traen destrucción y abandono. Si seguimos este camino, nuestro destino no será diferente.
En el Frente Cívico y Social creemos que, en este panorama desolador, es la ciudadanía quien tiene el poder y la responsabilidad de forjar un nuevo destino. Es crucial exigir integridad y transparencia, revaluar el camino que estamos construyendo y rectificar nuestro rumbo. Reconstruir una sociedad más justa, equitativa y moral es una misión compartida, y el momento de actuar es ahora.
El verdadero progreso no se mide por indicadores económicos, sino por la calidad de vida de nuestras gentes, el bienestar colectivo y la preservación de nuestros valores y principios. Buscar el crecimiento económico no debe ser un fin en sí mismo, sino el medio para edificar una sociedad más justa y equitativa.
En el FCS, sabemos que acostumbrarnos a vivir entre el desierto moral y el progreso vacío podría empujarnos a un abismo sin retorno. Es hora de construir el camino hacia un futuro en el que el éxito se mida no por la riqueza de unos pocos, sino por el bienestar de todos, por la preservación de nuestra humanidad y nuestros recursos naturales, y por el legado que dejemos a las futuras generaciones. Es hora de reflexionar y actuar para construir el futuro que soñamos, un futuro donde el progreso y los valores morales y sociales florezcan en armonía.
¡Despierta, RD!
Opinión
El Estatuto de Roma y la Cooperación de los Estados
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3 días agoon
septiembre 27, 2023Por Rommel Santos Díaz
El artículo 86, de la parte 9 del Estatuto de Roma estipula que todos los Estados deberán cooperar plenamente con la Corte Penal Internacional en relación con la investigación y el enjuiciamiento de crímenes de su competencia.
La palabra ¨cooperar plenamente¨ fueron escogidas cuidadosamente por los redactores del Estatuto de Roma, para enfatizar el papel importante que tienen los Estados en el funcionamiento efectivo y eficiente de la Corte.
El artículo 86 del Estatuto de Roma también prevé que los Estados Partes deberán cooperar plenamente ¨de conformidad con lo dispuesto en el Estatuto. Por consiguiente, toda previsión del Estatuto que requiera la participación de un Estado deberá interpretarse como cooperación plena, salvo que se especifique lo contrario.
El mismo artículo 86 estipula que los Estados Partes deberán ¨asegurar que en el derecho interno existan procedimientos aplicables a todas las formas de cooperación especificadas en esta parte del Estatuto de Roma.
En otros términos, se prevé que los Estados utilicen sus leyes nacionales para establecer todos los procedimientos necesarios que les posibiliten asistir a la Corte Penal Internacional. Todos estos procedimientos deberán permitir a los órganos estatales responder tan rápido como sea posible a los requerimientos de la Corte.
Los Estados deben de considerar que si no cumplen con un requerimiento de la cooperación de la Corte Penal Internacional, en contravención a los dispuesto en el Estatuto, impidiéndole ejercer sus funciones y atribuciones de conformidad con el Estatuto, la Corte podrá hacer una constatación en ese sentido y remitir la cuestión a la Asamblea de los Estados Partes o, al Consejo de Seguridad, si este le hubiese remitido el asunto.
El Estatuto de Roma no prevé específicamente ninguna sanción. Sin embargo, un Estado Parte que se niegue a dar curso a una solicitud de cooperación formulada por la Corte, estará incumpliendo con sus obligaciones al tratado en la mayoría de los casos, y podría haber consecuencias políticas perjudiciales contra ese Estado.
Todo lo planteado anteriormente tiene un impacto directo en cuanto a la competencia de la Corte Penal Internacional, en tanto el artículo 12 del Estatuto de Roma establece que un Estado, al aceptar ser parte del Estatuto, se adhiere por ende a la jurisdicción de la Corte respecto a los crímenes estipulados en el articulo 5 (genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y crimen de agresión). Esto significa que una vez que un Estado se convierte en Estado Parte, éste acepta automáticamente la competencia de la Corte, a partir del día en que entre en vigor el Estatuto.
Cabe destacar que los Estados que no sean parte del Estatuto de Roma también podrán aceptar la competencia de la Corte respecto a un crimen en particular, por medio de una declaración de conformidad con el artículo 12.
Finalmente, los Estados que no sean parte deberán cooperar plenamente una vez que acuerden asistir a la Corte Penal Internacional en una investigación en particular. Si incumplen el acuerdo especial realizado con la Corte, esta podrá informar a la Asamblea de los Estados Partes o al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, según sea el caso.