Opinión
De las promesas al fracaso
Published
13 años agoon
Por: HamletA Hermann
Nada hay como la prensa diaria para contrastar las promesas que hacen los políticos con los resultados que logran.
Cuando estos especímenes y sus socios de aventuras quieren crear opinión pública a favor de una obra multimillonaria, adoptan un procedimiento universal: minimizan los costos reales, ocultan los riesgos y prometen soluciones imposibles. Convencidos de que la emboscada está montada, arman una algarabía durante el inicio de los trabajos en el terreno y, de ahí en adelante, no hay quien los detenga.
Da gusto revisar los periódicos del mes de mayo de 2009. En éstos el Ministro de Obras Públicas, Víctor Díaz Rúa, anunciaba “la construcción de elevados que compondrían el corredor Duarte y agilizarían el tránsito de alrededor de 800,000 vehículos diarios”. El conjunto de obras “se extendería desde la entrada de Los Alcarrizos en el Oeste, hasta la intersección de la avenida Charles de Gaulle con la carretera de San Isidro, en Santo Domingo Este”. Como ya es habitual, anunció que “la construcción de los elevados estará a cargo del consorcio Norberto Odebrecht, brasileño, y la empresa Ingeniería Estrella, dominicana”. Anunció además que este corredor Duarte apenas costaría 163 millones de dólares y “será ejecutado con financiamiento privado gestionado por las propias empresas”. Hasta ahí la esencia de esa megaobra del presidente Leonel Fernández.
Para un sector profesional desvinculado de la política partidaria, aquella cadena de pasos a desnivel lucía aberrante. Urbanistas prestigiosos como Eric Dorrejo, Emilio Brea y Cristóbal Valdez advirtieron que no se habían tomado en cuenta los efectos dañinos provocados por los elevados construidos con anterioridad. Los urbanistas advertían, además, que las vías circundantes a la avenida “27 de Febrero” no se habían ampliado ni mejorado para compensar el colosal acceso que se propiciaba con el Corredor Duarte. Sin lugar a dudas, la aglomeración de vehículos sería mayor y la obsolescencia de esa obra se adelantaría ante el incontenible aumento del flujo de vehículos livianos por esa vía.
Tres años después, en 2012, los medios de comunicación se hacen eco del fin de los trabajos del último tramo de esa mega obra. Durante la campaña electoral presidencial, predominaba un festival incontenible de inauguraciones que buscaban satisfacer el insaciable ego del presidente Fernández. Entonces empezaron a confirmarse las contradicciones entre lo prometido y lo ejecutado.
Lo primero es que la promesa de que el Corredor Duarte llegaría hasta el corazón de Santo Domingo Este, no se cumplió. La realidad es que se quedó a mitad de camino en la intersección de la avenida “27 de Febrero” con la calle “Ortega y Gasset”. Nada hubiera que criticar si no fuera porque la obra completa fue propuesta por 163 millones de dólares mientras la mitad construida exigió “una inversión superior a los 203 millones de dólares”, con el agravante del financiamiento privado a altos intereses bancarios. Vale decir: él todo fue prometido por 163 millones y la mitad costó más de 203 millones, relativamente dos veces y media más de lo anticipado.
Peor aún, la incapacidad del Corredor Duarte se ha evidenciado desde antes de la terminación total de la obra. En vez de reducir los tapones de tránsito, éstos se han intensificado y ya alcanzan hasta más allá de las horas pico. El empeño del gobierno y sus contratistas de siempre en “cruzar la ciudad de Este a Oeste, sin semáforos, en menos de 10 minutos” es una estupidez tan grande que debió ser callada por el Poder Ejecutivo.
Con una frivolidad que espanta, el Consorcio Corredor Duarte trata ahora de convencer a la opinión pública de un proyecto de reordenación del tránsito en el Polígono Central. En momento alguno admiten que la infinidad de problemas que, supuestamente, quieren solucionar fueron provocados por ellos con el diseño irracional de la megaobra. Por eso hay que advertir a los niveles de decisión, de la capital y del país, que los pirómanos no pueden ser bomberos. Mal podrían ahora alegar inocencia ante el daño que han provocado al tiempo que quieren beneficiarse con nuevos contratos y absolverse por el crimen urbanístico cometido.
Este turbio proceder descalifica por entero al Consorcio para, siquiera, opinar sobre soluciones del tránsito en cualquier lugar de República Dominicana.
Artículo original publicado en el periódico HOY
Por Isaías Ramos
Hay épocas en la vida de un pueblo en las que tolerar el abuso y la indiferencia se convierte en una forma silenciosa de autodestrucción. Tolerar el abuso es normalizarlo.
En esos momentos, la historia se vuelve espejo y advertencia: cada generación decide si honra su pasado o lo traiciona. La República Dominicana, nación nacida del sacrificio y la visión de quienes pusieron la patria por encima de sus vidas, enfrenta hoy una crisis moral que amenaza los cimientos de su identidad.
Durante las últimas décadas, una élite política y económica ha cultivado una insensibilidad inquietante ante el hambre, la miseria y el sufrimiento del pueblo, mientras sus lujos y excesos contrastan con la lucha diaria de millones de dominicanos que sobreviven entre salarios precarios, servicios públicos debilitados y promesas que no se cumplen.
Esa élite, escoltada por oportunistas de turno, parece dispuesta a conducir al país al deterioro antes que renunciar a su avaricia o asumir la responsabilidad de sus actos. Su respuesta ante el llamado a rectificar es la burla; su reacción ante la crítica, el desprecio. Duarte lo dijo con precisión: “Sed justos lo primero, si queréis ser felices; y sed unidos.”
Cada aniversario de la Constitución se ha convertido en un doloroso espectáculo. Funcionarios que deberían ser guardianes de la legalidad celebran la Carta Magna mientras la ignoran, como si la ley fuera un adorno y no la columna vertebral de la República.
Sánchez murió fusilado defendiendo la legalidad; Duarte murió pobre defendiendo la dignidad; Mella murió joven defendiendo la libertad. Y, sin embargo, hay quienes se pasean como dueños de un país que no les pertenece, creyéndose inmunes al juicio ciudadano y a las consecuencias de la historia.
Lo que vivimos no es sólo una crisis económica o política. Es una crisis de sentido, una degradación profunda del alma colectiva. La corrupción normalizada, la impunidad y el desprecio por la verdad han erosionado la fibra ética de la nación.
Luperón lo expresó con contundencia: “No hay patria donde no hay civismo.” El ejemplo de los que mandan educa; y cuando educa en la arrogancia impune, siembra desorden.
Pero este país nació de una visión moral. Nació para ser una república libre, una sociedad justa, una patria donde la dignidad humana sea sagrada. Los padres de la patria no buscaron privilegios: buscaron redención nacional.
Este no es un llamado a la confrontación ni al odio ni a la división. Es un llamado a despertar. Convoca a todos —también a quienes sirven con honestidad— porque la patria necesita suma, no excusas.
Hoy, más que nunca, debemos recuperar la conciencia moral que movió a los fundadores, recordar que ningún poder es eterno y que ninguna injusticia prevalece cuando un pueblo abre los ojos. Defender la Constitución no con discursos vacíos, sino con acciones.
Acción cívica, aquí y ahora: Infórmate. Exige. Participa. Cada gesto cuenta; cada voz recta fortalece la República.
Duarte habló sin rodeos: “Vivir sin patria es lo mismo que vivir sin honor.” Y hoy añadimos: vivir sin conciencia es dejar la patria en manos de quienes desangran la dignidad de la República. La República Dominicana no está perdida. La patria está herida, pero no vencida; espera que sus hijos tengan el valor de salvarla con la fuerza de la ley y la altura del ejemplo.
Un país vale lo que vale la dignidad de su pueblo. Este pueblo —trabajador, creyente, noble y resistente— merece un futuro que honre su historia. La patria no está perdida si cada uno da un paso hoy. En el Frente Cívico y Social trabajamos día a día para elevar la conciencia moral y patriótica de nuestra nación, convencidos de que la restauración de la dignidad nacional es una tarea colectiva y urgente.Si la dignidad despierta, despierta la República.
Despierta, RD
Por Oscar López Reyes
El Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) ha estado galopando bajo un ruido ensordecedor, como aquel que se escucha cuando los vagones cruzan sobre los rieles de acero de un sistema ferroviario. Un nuevo presidente (2025-2027), el profesor Luis Pérez Novas, ha aceptado la apuesta de tirarse encima un pesado equipaje en un viaje que, para arribar a buen puerto, urge la eficiencia, la fiabilidad y la rentabilidad.
El CDP yace en la camilla del moribundo. Echarse a un lado en esta circunstancia, para que la locomotora de combustibles fósiles lo aplaste y triture, agravará todos los sistemas de señalización, un obstáculo rodante para vadear puentes y túneles. Al asumir el cargo, a los presidentes se les conceden 100 días para ver qué pasará por las estaciones. El buen juicio recomienda que coadyuvemos en el diseño de un enfoque holístico, para que haya una prueba de mutación o, por lo menos, una mejora tangible.
Tenemos que ayudar a superar los lastres pretéritos, que nos han estado socavando. Para finiquitarlos, se precisa conocerlos, y transitar sobre ellos en la autocrítica sin sectarismo grupal. Estos son ellos:
Primero: Apuro ético-moral
1.- Ausencia de educación ético-profesional y de sanción acogiéndose al Código de Ética.
2.- Pérdida de autoridad del CDP.
3.- Disminución del activismo gremial y la movilización socio-comunitaria y profesional.
Segundo: Incapacidad gerencial
1.- No ha sido lograda ninguna conquista de trascendencia en el CDP en últimas décadas.
2.- Mostrada incompetencia para cobrar el 0.5 de la publicidad insertada por los medios de comunicación.
3.- Incapacidad para dar seguimiento a viejos proyectos y poner en marcha otros, con base en la planificación estratégica.
Tercero: Ausencia de liderazgo motivador
1.- Postura conservadora e individualista de periodistas con vasta experiencia profesional y gerencial, porque rehúyen al sacrificio y a las injurias y desconsideraciones de colegas en la competición electoral.
2.- Permanencia de la misma cúpula en la dirección del CDP, que se exhibe anquilosada y desgastada.
3.- El tradicional liderazgo idealista y revolucionario ha sido diezmado por el cruce del tiempo y por su desaparición física, junto con la reducción del dinamismo socio-gremial. No ha emergido una robusta generación de jóvenes con un liderazgo carismático y transformacional, en virtud de que la inmensa mayoría de los egresados universitarios en comunicación social piensa primero en la faceta monetaria, orillada en el activismo de las redes sociales y el lenguaje de la viralidad. Este fenómeno refleja una desconexión del CDP con los nuevos valores de la comunicación.
Cuarto: Crisis de imagen y credibilidad
1.- Bajísima asistencia a actividades institucionales y a las votaciones electorales. En las elecciones celebradas el viernes 29 de agosto de 2025, apenas sufragó el 27% de la membresía del CDP.
2.- Imperceptible nivel de pago de las cuotas mensuales de los miembros del CDP.
3.- Un alto porcentaje de egresados de las escuelas de comunicación social no ingresa a la organización, señalando que no le aporta ningún beneficio, e integrantes de la vieja guardia solo recuerdan al CDP cuando sufren persecución, agresión o apresamiento, o para solicitar auxilio por enfermedad y pensión.
Cinco: Casa Nacional del Periodista
1.- Deterioro físico muy pronunciado de la Casa Nacional de Periodistas. Se cae a pedazos.
2.- El local ha sido hipotecado parcial e ilegalmente.
3.- Los miembros del CDP no se animan a celebrar cumpleaños, bodas ni otras actividades en sus instalaciones, porque no tiene una buena imagen de marca.
Respuestas con las valijas sobre los trenes de las vías férreas:
1.- Imperiosidad de renovación en el cambio intergeneracional, comenzando con la modificación de la Ley 10-91, que creó al Colegio Dominicano de Periodistas (CDP).
2.- Forjar y proyectar a una nueva generación gremial, con la renuncia aspiracional de la vieja cúpula.
3.- Lograr el ingreso al CDP del mayor número de egresados de las escuelas universitarias de comunicación social.
4.- Establecer una alianza con el sector empresarial mediático en todas las áreas.
5.- Dar apertura a una Escuela de Formación Gremial.
Juzgue usted…
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Autor: Expresidente Instituto de Previsión y Protección del Periodista (IPPP), del Tribunal Disciplinario (dos veces) y del Comité Ejecutivo del CDP.
Opinión
Reforma de las Naciones Unidas: perspectivas (1 de 2)
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2 días agoon
noviembre 13, 2025Por Rommel Santos Díaz
Uno de los procesos más difíciles, y a la vez necesarios , es impulsar un profundo sistema de reforma de las Naciones Unidas. Hasta ahora es muy poco lo que se ha podido hacer debido a que las disposiciones de la Carta establecen que cualquier proceso de reforma debe contar con la aprobación de las 2-3 parte partes de los miembros de las Naciones Unidas, asi como el voto afirmativo de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
La primera crítica que se hace se refiere al estado actual del Consejo de Seguridad, y especialmente al derecho de voto permanente y veto que tienen Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Reino Unido. En varias ocasiones la Naciones Unidas ha dejado de actuar con rapidez debido a que algunos de estos países no está dispuesto a apoyar una medida determinada.
A pesar de que las propuestas de cambio son muchas, una que debe ser descartada es la posibilidad de que se suprima el derecho de veto puesto que ello requeriría de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad accedieron a ceder su privilegio.
La única posibilidad de modificar la actual estructura de dicho órgano es ampliar el número de miembros permanentes y no permanentes. Sobre esto, existen dos propuestas principales (i) que Alemania y Japón se conviertan en miembros permanentes del Consejo de Seguridad, o (ii) que se cree un puesto permanente para cada una de las tres regiones que no están representadas , a saber, América Latina y el Caribe, África y Asia. De esta forma las regiones podrían ser miembros permanentes del Consejo de Seguridad con derecho a veto.
Dentro de los otros cambios que se están debatiendo, destaca el de dar un mayor poder al Presidente de la Asamblea General , para que tenga un mayor nivel de incidencia en la agenda de las Naciones Unidas, así como una mayor capacidad para proponer acciones que el Consejo deberá tomar en cuenta.
Gran parte de estas propuestas se encuentran en la Resolución 58-126 sobre Revitalización del trabajo de la Asamblea General, incluyendo la cooperación y coordinación entre la Asamblea General y el Consejo de Seguridad , así como el papel del Presidente de la Asamblea General.
Otro cambio, se refiere a la creación de una fuerza militar permanente de Cascos Azules, con la capacidad de tomar acciones de manera inmediata. Para agilizar su proceso, se viene discutiendo la posibilidad de que, bajo ciertas circunstancias, la Asamblea General pueda autorizar el accionar de estas fuerzas.
Cabe destacar que dentro de este debate, se ha venido trabajando en propuestas para una mayor participación de transnacionales y de organismos de la sociedad civil. Con relación a las transnacionales, y de acuerdo con la Declaración del Milenio, se pretende involucrar a las empresas para que participen activamente en la implementación de ciertos programas sociales de la ONU.
rommelsantosdiaz@gmail.com
