Por Narciso Isa Conde
Los dos textos de las confesiones y del acuerdo con Sobeida fueron ocultados; salvo las partes utilizadas en el juicio para cargarle el dado a los/as involucrados en lavado de dinero vía compra de inmuebles, vehículos de lujo y relojes suntuosos.
En verdad no se trató solo de un pacto entre Sobeida y la Fiscalía, que hizo de referente oficial; sino de un acuerdo en el que tuvieron una participación fundamental mandos políticos y militares superiores.
Ese acuerdo no fue concebido para ampliar y profundizar la acción de justicia, ya que ninguno/a de los nuevos implicados por Sobeida fueron acusados. Solo perseguía encubrir las altas instancias asociadas a ese cártel.
Sus términos fueron cuidadosamente pensado, sobretodo en lo que le correspondía decir a Sobeída Félix: solo un partecita de la verdad, implicando de paso a oficiales de la Policía (no gratos para sus jefes, previamente involucrados en el “tumbe” que implosionó el cartel Agosto) y a otras personas de interés para el gobierno, como Miguel Vargas.
Los detalles de ese compromiso se conocen ahora cuando la defensa de Sobeida y Agosto exigieron su cumplimiento y decidieron utilizar su publicación como chantaje.
Su “filtración” indica que el cártel está en disposición de develar otras complicidades mayores todavía ocultas, que colocarían en peor situación al régimen peledeísta; pues los nuevos involucrados por Sobeida tienen culpas, pero no son todos ni los de más jerarquía.
Esto es tan así, que una vez publicados esos documentos, se produjo una nueva reunión entre la nueva incumbente de la Fiscalía DN, el abogado de Sobeida y el de Figueroa Agosto, en busca de una salida al “impasse”; tutelada indirectamente por el Procurador General.
El chantaje, pues, funcionó, sobretodo porque dio señales de la disposición de Agosto y Sobeida a filtrar otros testimonios sobre complicidades mayores, que por cierto son “vox popolis”.
Finalmente quiero responder esta interrogante: ¿Por qué incluyeron al Presidente del PRD y no a otros dirigentes del PLD y PRSC, ni a generales, empresarios y a un diplomático con culpas parecidas o mayores?
Es sencilla la respuesta: les resultaba utilísimo incluir y silenciar esa especie contra Miguelito para asegurar la condición de rehén político, bajo chantaje permanente destinado a forzarlo a jugar el rol de “caballo de Troya” dentro del PRD; mientras excluían a los de su clan.
Esta reciente revelación, si bien emplaza al presidente títere del PRD, también a las autoridades judiciales, al gobierno y a dirigentes de la cúpula del PLD que ocultaron el dato para chantajearlo.
Artículo publicado originalmente en el periódico El Nacional.