Esta es la crónica de una final de conferencia anunciada: Indiana Pacers y Miami Heat reeditan la historia de la pasada campaña y vuelven a luchar por el pase al gran baile del campeonato de la NBA.
El rey LeBron James y su corte, que incluye al corajudo Dwyane Wade, al valioso Chris Bosh y a un letal Ray Allen, han estado implacables en la postemporada. Limpiaron el piso con los Bobcats de Charlotte y se llevaron en cinco partidos a los Nets de Brooklyn.
Están dominantes y son los dos veces campeones, por lo tanto no hay que ser un erudito para señalarlos como favoritos en esta serie.
Indiana ha sido otro equipo después de la pausa del Juego de Estrellas. No hay dudas de que llevan un rato atravesando el “Niágara en bicicleta”. Necesitaron de siete juegos para vencer a los Hawks de Atlanta en la primera ronda de los playoffs y sudaron para vencer a un talentoso equipo de Washington en las semifinales de conferencia.
Paul George tiene la encomienda de fajarse con LeBron. Deberá emplearse a fondo ante el tren que nadie puede detener en la liga.
James, que promedia 30 puntos por partido y un imponente 56 por ciento de campo en la actual postemporada, anotó 49 en el cuarto partido de la semifinal ante Brooklyn. George, cuyo average de puntos en la llamada etapa crucial es de 21.9, marcó 39 en el mismo juego cuatro, pero ante los Wizards.
El mejor jugador de Indiana ha sido David West, el veterano que ha dado la cara por el conjunto con actuaciones como la del jueves ante Washington, cuando anotó 29 puntos y en un momento jugó el papel de líder al recordarle en tono alto a George que el partido no era para perder pelotas por estar en malabares.
Si algo necesitan los Pacers es al Roy Hibbert de la pasada campaña y no al centro de actuaciones intermitentes que han perjudicado al conjunto amarillo que comanda Frank Vogel.
La serie se inicia en Indiana este domingo a las 3:30 de la tarde. Si algo ha hecho el Miami de Erick Spoelstra es ganar en todos lados. En la serie regular terminaron empatados 2-2. James promedió 28.8 en esos cuatro partidos, incluidos 38 y 36 puntos en los dos últimos encuentros, respectivamente.
Hibbert promedió 22.5 en los dos triunfos y 5.5 en las derrotas.
Bosh, que no siempre recibe un trato justo, es un dolor de cabeza que la mete de tres a la hora buena.
Wade, que le anotó 28 a los Nets el pasado miércoles, no se amilana, sin importar las lesiones. El veterano siempre da la batalla. Allen ha demostrado que le corre sangre de anfibio por las venas.
Esta serie al mejor de siete promete bastante, aunque los Pacers no deben darse esos lujos de confiarse ante un Miami Heat que busca su tercera corona consecutiva. Si algo han probado LeBron y el Heat en las dos últimas campañas es impedir que nadie se cruce en su camino a la hora de conquistar la corona.