Por Narciso Isa Conde
Es malo prometer las tres causales y defender los derechos de las mujeres como oferta del PRM, para no cumplir.
También lo es candidatearse para diputada para asaltar la Superintendencia de Seguros, traspasar la diputación al hijo y defender a la nuera que está siendo investigada por enriquecimiento ilícito.
Es malísimo modificar una ley para nombrar un abogado, partidario de las Alianzas Público Privado, que aspiraba a un cargo propio de ingenieros hidráulicos.
Es indefendible que ejerza funciones de Administrador del Banco de Reservas un conocido cómplice de la estafa de los Supertucanos, por haber sido jefe de recolectores de dinero para la campaña electoral del Presidente Abinader.
No tiene madre la abundante publicidad pagada para la promoción de la Dirección de Aduanas, Contraloría General de la República, Autoridad Portuaria, Presidencia de la República y otras instituciones del Estado que no tienen nada que ofertar al mercado.
Es aupar el tráfico de influencia, aceptar vender acciones y propiedades del Estado, siendo miembro del grupo económico más poderoso del país interesado en comprarlas.
Es fuerte que el abogado defensor de “El Fantasma”, beneficiario de las ventas fraudulentas de Antena Latina, sea el Ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Es terrible lo de BELFOND e ingeniero Estrella (Acero/Acero) en Barahona y lo de Barrick en los Siete picos de Yamasá.
Es vergonzoso lo del Gobierno y las vacunas, sobre todo aquello de orinar en la vasija china para luego beber en ella, cuando los vietnamitas nos han recomendaron “nunca mear en el recipiente que ha de beber”. Es estúpido el lacayismo frente un imperio senil y decadente como EE.UU.
Todo eso es malo, malísimo, indefendible, denunciable, repudiable, vergonzoso, terrible, estúpido… Pero no se trata de que Pacheco, Josefa, los diputados/as “cristianos”, Pereyra, Orlandito, Manuel Estrella, el Canciller… sean los más malos de este esta película tipo “clavo”.
Es peor quien los/as nombra, protege y le abre cancha en Ministerios, Superintendencias. Quien, aconsejado por asesores mercadológicos y expertos en marrullas, proclama estar con las “tres causales”; mientras lanza la carnada tramposa de la “ley especial” y la idea del “referéndum” para por debajo de la mesa negar derechos fundamentales.
Es peor quien declara “personal” su convicción sobre el aborto, junto a su imposibilidad de “imponérsela a los demás”; aunque no fue así cuando pactó con Leonel lo del Consejo de la Magistratura, o cuando le hicieron la ley a la medida a W. Arnaud. El cuentecito del “Presidente bueno rodeado de funcionarios malos”, no es creíble.