Por Rosario Espinal
Para librar batallas partidarias en el futuro hay que sobrevivir esta pandemia ahora. Por eso, este artículo no lo dedico a las elecciones venideras, por más que me hayan preguntado al respecto. El presente es angustiante en la República Dominicana y el mundo.
Los errores y lamentos están a la orden del día en muchos países. Devuélvanme el 2019 que el 2020 llegó dañado resume en un meme la sensación de desconcierto e impotencia de mucha gente. ¡Y no es para menos! El coronavirus Covid 19 ha llegado a casi todos los países, independientemente de ideología, sistema político o económico.
En enero el virus estaba concentrado en China. El 22 de enero había 555 infectados, 17 muertos y 28 curados. En febrero se activaron los brotes en Corea del Sur, Italia, España y Alemania. Ahora hay casos en casi todos los países con cifras totales al 22 de marzo de 335,955 infectados, 14,632 muertos y 97,704 curados. O sea que, del total de los oficialmente infectados ha muerto, a esa fecha, el 4.3%.
En sociedades con sistemas políticos totalitarios como China, el aislamiento forzado fue más fácil de lograr. ¡Con razón lo hicieron! Y es que, el aislamiento, aunque no nos guste, es fundamental para evitar el contagio. Pero, además, China, a diferencia de muchos países latinoamericanos, cuenta con los recursos y la tecnología para orquestar soluciones espectaculares rápidamente.
En la República Dominicana existe ahora el desafío de controlar la propagación del coronavirus. Si se expande, habrá más muertes y colapsará el precario sistema de salud, al que se dedica menos del 2% del PIB anual
Por otro lado, la experiencia con el Ébola no ayudó a enfrentar con rapidez esta pandemia. El Ébola se concentró en una parte de África; a principios asustó el mundo, pero al no propagarse fuera de su zona de origen fue caso cerrado para el resto de la humanidad. La percepción de que el Covid 19 nacería y moriría en China podría ser parte de la explicación de su expansión rápida en tantos países. Ante el mundo, la intervención draconiana en China parecía ciencia ficción solo posible en un país disciplinado por cultura y política.
Controlar el virus en Italia y España probó ser más difícil. La población promedio es de edad avanzada, hay muchos fumadores y la asociatividad es marca de ambos países. Además, los sistemas de salud han sido diseñados para una población con buena atención primaria donde las emergencias son menos comunes, y la dificultad de formar gobiernos efectivos en los últimos años hacía la tarea de control más difícil. Por eso el coronavirus ha puesto a prueba el sistema sanitario de esos países.
En Estados Unidos, la discrepancia entre el Gobierno Federal y los gobiernos estatales, y la división política geográfica entre republicanos y demócratas, ha complicado las soluciones; agregado el alto nivel de privatización de los servicios de salud.
En la República Dominicana existe ahora el desafío de controlar la propagación del coronavirus. Si se expande, habrá más muertes y colapsará el precario sistema de salud, al que se dedica menos del 2% del PIB anual.
Para controlar la propagación se necesita:
1) Redoblar la información y la motivación para que la ciudadanía se quede en casa y mantenga la distancia social necesaria dentro y fuera de la casa.
2) Ofrecer más información sobre las medidas de higiene.
3) Ofrecer mayor subsidio público para la realización de pruebas con el propósito de detectar quién está infectado y aislar los infectados rápidamente. Es vital diagnosticar antes de que aparezcan los síntomas.
Cuando aparecen los síntomas hay que tratar, pero el tratamiento es más costoso en términos humanos, médicos y económicos que la prevención a tiempo.
Artículo publicado originalmente en el periódico HOY