Emilio es de La Vega y emigró muy joven buscando mejoría.
SANTO DOMINGO. Es domingo por la tarde y Emilio Gómez, de 69 años, está sentado en una silla plástica -vieja, rota- custodiando una mesa repleta de zapatos usados y nuevos en la calle Duarte con París. Lleva camisa remangada, pantalón largo y sandalias. Pese al calor primaveral del Caribe, a Emilio la tarde debe parecerle fría: mientras atiende la entrevista, nadie se detiene a ver su mercancía.
Un cuarto de hora pasadas las 3, lonas azules cubren las mesas con los artículos de muchos de los buhoneros de la Duarte con París, señal de que han cerrado. Pero Emilio sigue allí y apenas ha colocado unos cartones para proteger sus artículos del sol inclemente, mientras sus lonas están en el suelo, debajo de una mesa hecha de pedazos de madera estropeada que le sirve de mostrador.
A Emilio le gusta el negocio informal porque «la libertad no tiene precio», pero dice que hay días en los que vende o muy poco o nada de su oferta de zapatos y zapatillas deportivas porque ahora hay más vendedores en la Duarte con París que en el pasado. Vive en el sector Mejoramiento Social y afirma que a las 9 de la mañana ya está en la zona para vender su mercancía, hasta 6:30 ó 7 de la noche.
Desde joven -cuenta- ha tenido este negocio. Hasta hace ocho o 10 años aún trabajaba en un almacén, pero siempre lo conservaba -lo atendía otra persona- para «ganar algo extra» porque tenía una familia que dependía de él y el salario no le alcanzaba. Ahora tampoco le alcanza una pensión de RD$5,000 del Seguro Social.
Como él, en el país hay 2, 276,260 personas trabajando en el sector informal, que representan el 56.16% del total de empleados, según el Observatorio del Mercado Laboral Dominicano (OMLD).
El estudio «Impacto del sector informal en la economía dominicana», presentado por el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), explica que entre 2000 y 2012 el empleo en el sector formal creció en 19.8%, mientras el informal se incrementó en 41.5%.
Juan Francisco Gómez, un hermano de Emilio, es vendedor a domicilio desde que dejó de trabajar en un almacén. Él explica que las ofertas salariales que recibió entonces, hace unos 20 años, no le convenían.
Así que puso su «negocito informal»: compra a suplidores para revender a la gente que se lo requiere. Y asegura que cada ocho o 15 días gana alrededor de RD$10,000.
Los problemas del mercado laboral del país no son causados únicamente por la falta de trabajo -la tasa de desempleo ampliada a 2013 era de 15.04%.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la baja calidad de los empleos «quizás» aporta pocos incentivos para que las personas acepten los trabajos, a menos que los salarios sean atractivos.
En el «Crecimiento y empleo en la República Dominicana», el FMI afirma que la informalidad del mercado laboral es un signo de la baja calidad de los empleos y registra que el ingreso real por hora de los asalariados del sector privado y de los trabajadores por cuenta propia ha caído alrededor de un 27% en 2011, comparado al 2000.
Un informe del 2013 de la Red de Observatorios del Mercado Laboral, sobre «La economía informal en Centroamérica y República Dominicana» señala que la carencia de oportunidades conduce «a la necesidad de generar su propio empleo» y que la informalidad se debe a una falla del mercado que no puede ofrecer empleo a todas las personas ni los salarios demandados. Y esto lleva a muchas personas a dedicarse a negocios informales y hasta a preferirlos al sector formal, donde el 33.21% tiene ingresos de RD$5,000 a RD$10,000 y el 34.95% gana entre RD$10,000 y RD$20,000.
Reforma laboral
Para el Conep, el Código de Trabajo vigente «impone elevadas cargas económicas a las empresas» y fomenta la informalidad, según un artículo de su revista Conexo de marzo.
Y mientras la propuesta de la Confederación Patronal Dominicana (Copardom) busca que los trabajadores tengan límites en sus derechos laborales, el presidente de la Asociación de Empresas Industriales de Herrera (AEIH), Víctor Castro, considera que para enfrentar la informalidad se debe cambiar el modelo económico porque -sostiene- las empresas pagan «muchos tributos».
Castro piensa que «andan por las ramas» quienes entienden que la reforma reduciría la informalidad sin tocar el modelo económico y afirma que quizá el Código sea «el aspecto menos influyente» del problema.
Propuesta de la patronal
Como los empresarios del CONEP consideran que las «cargas económicas» a las empresas fomentan la informalidad, proponen elevar de tres a seis meses el período de prueba de los empleados, limitar la cesantía, establecer las posibilidades de «pactar una terminación de mutuo acuerdo con una empleada embarazada»; y poder sobrepasar la jornada de ocho horas diarias para extenderlas hasta a 12 horas en empresas de funcionamiento continuo, con la única condición de pagar horas extras a partir de las 48 horas semanales.
DIARIO LIBRE.