El informe de 306 páginas elaborado tras cuatro años de investigación alimenta la narrativa victimista del expresidente sobre sus casos judiciales
Washington .-John Durham, el fiscal especial encargado de investigar si hubo irregularidades en la apertura de una investigación sobre la trama rusa de la campaña de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016, ha hecho público este lunes el informe con el resultado de cuatro años de trabajo. El informe Durham critica duramente a la Oficina Federal de Investigación (FBI) por una actuación parcial y por “falta de rigor analítico”. Asegura que los indicios existentes no justificaban la apertura del caso y que se desecharon las pruebas en contra de las premisas establecidas en la investigación.
Aunque el informe Durham no aporta grandes novedades ni desvela ninguna conspiración como la que el expresidente aseguraba que sacaría a la luz (lleva anunciando años que se desvelaría “el crimen del siglo”), sirve para alimentar la narrativa de Trump de que es objeto de una persecución injusta por el uso político del FBI y del Departamento de Justicia. El expresidente está imputado en un caso en Nueva York y está siendo investigado por varios posibles delitos en otros casos más. El informe también da bazas a los republicanos, que acusan al Gobierno de Joe Biden de uso político de las instituciones para investigar a Trump
El expresidente
ha reaccionado enseguida en su red, Truth Social: “¡¡¡VAYA!!! ¡Después de una extensa investigación, el abogado especial John Durham concluye que el FBI nunca debería haber lanzado la Investigación Trump-Rusia! ¡En otras palabras, el público estadounidense fue estafado, solo como está siendo estafado en este momento por aquellos que no quieren ver GRANDEZA para AMÉRICA!”, ha escrito. “¡EL CRIMEN DEL SIGLO!”, ha publicado luego en otro mensaje. “¡TRAICIÓN!”, ha añadido
El Departamento de Justicia y el FBI “no cumplieron su importante misión de estricta fidelidad a la ley”, concluye Durham en su informe de 306 páginas más portada e índices. Durham, exfiscal federal en Connecticut, fue nombrado en 2019 por el fiscal general de Trump, William Barr, poco después de que el fiscal especial Robert Mueller hubiera completado su investigación sobre si la campaña de Trump de 2016 había coludido con Rusia para mover el resultado de las elecciones a su favor.
Durham critica al FBI por abrir una investigación completa basada en “inteligencia cruda, no analizada y no corroborada”, y sostiene que la velocidad a la que lo hizo fue una desviación de la norma.
“Parece muy probable que, como mínimo, el sesgo de confirmación desempeñara un papel importante en la aceptación por parte del FBI de acusaciones extraordinariamente graves derivadas de información no corroborada que no había sido sometida al análisis exigente típico empleado por el FBI y otros miembros de la comunidad de Inteligencia”, señala el informe en sus conclusiones.
“En resumen, la Oficina evalúa que el FBI descartó o ignoró voluntariamente información relevante que no apoyaba la narrativa de una relación colusoria entre Trump y Rusia. Del mismo modo, el informe de la División de Inspección del FBI dice que los investigadores ‘ignoraron o descartaron repetidamente las pruebas contrarias a la teoría de que la campaña de Trump (…) había conspirado con Rusia (…) Parecía que (…) había un patrón de asumir una intención nefasta’. Una evaluación objetiva y honesta de estas hebras de información debería haber hecho que el FBI cuestionara no solo la predicción de Crossfire Hurricane [el nombre de la investigación de la trama rusa], sino que también reflexionara sobre si el FBI estaba siendo manipulado con fines políticos o de otro tipo. Desgraciadamente, no fue así”, continúa Durham.
El informe se publica después de que la investigación del fiscal especial haya dado en realidad pocos resultados. Los fiscales solo consiguieron una declaración de culpabilidad de un empleado poco conocido del FBI, que confesó haber manipulado un correo electrónico para solicitar vigilancia a un exayudante de la campaña de Trump. En cambio, Durham y sus fiscales perdieron los dos únicos casos penales que llevaron a juicio tratando de acusar de irregularidades en la investigación de la trama rusa: un abogado de la campaña de Clinton y un analista de un think tank ruso-estadounidense fueron absueltos de los cargos de mentir al FBI.
Algunas de las deficiencias descritas en el informe ahora publicado ya fueron examinadas a fondo por el inspector general del Departamento de Justicia. Además, el FBI anunció docenas de medidas correctoras para evitar fallos como los de entonces. “Si esas reformas hubieran estado en vigor en 2016, los errores señalados en el informe podrían haberse evitado. Este informe refuerza la importancia de garantizar que el FBI continúe haciendo su trabajo con el rigor, la objetividad y la profesionalidad que el pueblo estadounidense merece y con razón espera”, ha dicho el FBI en un comunicado.
La investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones se abrió en julio de 2016 después de que el FBI supiera por un diplomático australiano que un asociado de la campaña de Trump llamado George Papadopoulos había afirmado conocer “trapos sucios” que los rusos tenían sobre la candidata demócrata Hillary Clinton en forma de correos electrónicos pirateados.
Ahora, Durham insinúa que el FBI se dejase llevar por los deseos de la campaña de Clinton: “Nuestra investigación también reveló que el personal superior del FBI mostró una grave falta de rigor analítico hacia la información que revisaron, especialmente la información recibida de personas y entidades políticamente afiliadas. Esta información en parte desencadenó y sostuvo el [caso] Crossfire Hurricane y contribuyó a la posterior necesidad de la investigación del fiscal especial Mueller”.
La investigación de Mueller dio lugar a unas tres docenas de cargos penales, incluidas condenas de media docena de asociados de Trump, y concluyó que Rusia intervino en favor de Trump en la campaña y que la campaña agradeció la ayuda. Pero el equipo de Mueller no encontró indicios de una conspiración para manipular las elecciones. Eso dio lugar a quejas sobre que la investigación se había abierto sin base suficiente para ello.
El mandato de Durham consistía precisamente en escrutar las decisiones del Gobierno e identificar posibles conductas indebidas en los primeros días de la investigación de la trama rusa. Trump y sus partidarios esperaban que sacara a la luz una conspiración contra él en las altas instancias del FBI y otras agencias gubernamentales. Deseaban, además, que se publicase antes de las elecciones presidenciales de 2020, en las que Trump fue claramente derrotado por Joe Biden (306 a 232 votos electorales).
Pese a cuatro años de trabajos exhaustivos e investigaciones dentro y fuera de Estados Unidos, el resultado no ha dado para tanto. Sin embargo, las conclusiones de su informe son suficientes para alimentar el victimismo de Trump, que sostuvo que la investigación de la trama rusa era una “caza de brujas” y asegura lo mismo de los casos ahora en marcha.
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