Santo Domingo .- El Gobierno de República Dominicana lamentó y condenó este martes el enfrentamiento hace cuatro días entre estudiantes y autoridades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) que dejó una decena de heridos.
«Hechos como ese constituyen un fiel ejemplo de que, lamentablemente, hay sectores en la sociedad dominicana que no terminan de madurar», manifestó el director de Prensa de la Presidencia, Rafael Núñez.
Criticó a quienes consideran que con acciones vandálicas se pueden resolver los conflictos o las diferencias de criterios entre diversas partes.
Este lunes fue suspendida la inauguración del nuevo edificio administrativo de la UASD, a la cual tenía prevista su asistencia el jefe de Estado dominicano, Leonel Fernández.
El enfrentamiento, que tuvo un fuerte componente de violencia desde el primer momento con el uso de armas de fuego, causó además daños a edificaciones y cuatro vehículos quedaron rotos.
Se produjo cuando alumnos protestaban por la expulsión de 11 compañeros, tres de la sede universitaria en San Francisco de Macorís, quienes rechazaron el aumento de la tarifa para las matrículas en la institución.
Los educandos, en vigilia contra la medida durante gran parte de este mes, aprovecharon una reunión de las autoridades para manifestarse, y tuvieron como respuesta la intervención de las fuerzas de seguridad del rector, Mateo Aquino Febrillet.
Según el testimonio de la joven abogada y activista social Elizabeth Mateo, del movimiento Toy Jarto, los agentes empuñaron sus armas y dispararon contra los estudiantes, en cuyas filas hubo tres heridos.
Lo vi todo, la seguridad del rector empezó a tirar, así no se resuelven las cosas, estábamos en apoyo y nos disparan, los alumnos tomaron piedras para defenderse, describió.
Fuentes de la UASD precisaron a Prensa Latina que siete trabajadores del centro resultaron dañados físicamente y la protesta no tuvo nada de pacífica pues peligraron las vidas humanas.
A juicio del rector, la falta de recursos obligó a las autoridades universitarias a incrementar «casi simbólicamente» los créditos para mantener los servicios.