El Gobierno de Luis Abinader si una cosa ha proyectado ha sido su incapacidad para manejar idóneamente el país, iniciándose con una serie de nombramientos que han generado dudas entre todos los sectores que conforman la vida nacional.
Cualquiera pudiera pensar que Luis Abinader sufre de alzheimer porque no bien pisó el Palacio Nacional se le olvidaron todas las primesas que había hecho durante antes y después de la campaña electoral.
Es como si hubiera sido arropado por el síndrome que afectó al presidente Danilo Medina, quien no tenía forma de corregir los errores que cometía y finalmente sale del Gobierno totalmente desacreditado.
Abinader se inicia con el nombramiento de una serie de tecnócratas, que más que cualquier otra competencia, son genuinos y expertos representantes de unos grupos económicos que son los principales promotores de las asimetrías sociales que hoy se comen el país.
El segundo paso de Abinader es el nombramiento de personas vinculadas políticamente con el Partido Revolucionario Moderno (PRM), hasta tal punto que no para y hoy hay familias perremeistas con ingresos que llegan hasta los dos millones de pesos entre varios de sus miembros.
Un verdadero bochorno a la inteligencia de la gente, lo cual no tiene asidero desde el punto de vista moral y ético, valores que tanto reclama la sociedad en momentos tan difíciles.
La desfachatez ha sido de tal magnitud que Abinader habla que el Estado no es un botín cuando se trata de responderles a los perremeistas que buscan un empleo, pero nombra a representantes de los grupos económicos en los puestos más importantes de la administración pública.
Y para colmo coloca en el tren burocrático a personas muy cuestionables, como por ejemplo, el administrador del Banco de Reservas, estrechamiento vinculados con el escándalo de los Super Tucanos, pese a que conoce muy bien las demandas de la sociedad en lo que respecta a la corrupción
Todo esto ha matado la esperanza de un pueblo que reclama que se haga justicia con los que han desfalcado el Estado, pero esa confabulación con los responsables de lo mal hecho ha prácticamente arruinado una gestión de Gobierno que la gente esperaba que diera una respuesta a sus reclamos.
El caso de Abinader no se sabe si atribuirlo a sus vínculos con sectores que no tienen escrúpulos para hacer lo mal hecho, como uno que opera a lo interno del PRM y de otros que conforman algunos empresarios que sólo ven sus propios intereses, o sencillamente todo puede ser atribuible a un problema de ineptitud, negligencia o complicidad.
Es un asunto que en la medida que avanzan los días no hay forma de que el Gobierno se pueda desvincular de esos intereses malsanos que hoy rodean el Palacio Nacional, pese que podría pensarse también que la causa del problema radica en el propio PRM, cuyo partido es experto en autodestruirse por lo que se puede ver hasta ahora, herencia que proviene del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), su mentor
El 2024 es una fecha clave para que el país de un paso cualitativo en su situación política, económica y social y el mismo debe estar asociado a la idea de promover nuevos proyectos partidistas que procuren convertir el país en una nación donde se mejore la calidad del gasto para salir de los grandes problemas que se sufren en los ámbitos de la educación, la salud y en otros renglones vitales para tener una República Dominicana mejor.