Por Isaías Ramos
Durante su participación en «LA Semanal con la Prensa», el presidente Abinader reafirmó su determinación de modificar los artículos 124 y 171 de nuestra Constitución. Como analizamos en nuestro artículo anterior, el artículo 124 establece claramente una reelección, mientras que el artículo 170 proyecta un Ministerio Público autónomo en lo funcional, administrativo y presupuestario.
Este marcado interés surge justo al inicio de su último período, despertando numerosas preguntas aún sin respuesta y generando inquietudes sobre un presidente que todavía no ha detallado su propuesta.
El mandatario presentó un ambicioso plan que pretende transformar a la República Dominicana en «una nación plenamente desarrollada en apenas una década», destacando que “este proyecto requiere del compromiso y apoyo de todos los dominicanos. Este es un llamado a la unidad y colaboración para alcanzar metas tan ambiciosas como duplicar el Producto Interno Bruto (PIB) para el año 2036”.
Uno de los puntos clave mencionados por Abinader es la necesidad de crear 1.7 millones de nuevos empleos, triplicar el salario medio, eliminar la pobreza extrema y mejorar indicadores como la expectativa de vida y el grado de inversión. Estas metas son loables; sin embargo, surgen interrogantes sobre cómo asegurar un desarrollo que sea inclusivo y beneficie a toda la población.
Desde el Frente Cívico y Social, consideramos que esta propuesta es una réplica de la Ley 1-12, Estrategia Nacional de Desarrollo 2030. Además, Abinader enfatizó la necesidad de reformas estructurales en áreas cruciales como la institucionalidad, la justicia, infraestructura, estabilidad fiscal, salud, educación e innovación — sectores fundamentales para cimentar un desarrollo sostenible y equitativo a largo plazo.
En el FCS estamos convencidos de que nuestro país no necesita una versión distinta al proyecto de nación establecido en nuestra Constitución como un Estado Social y Democrático de Derecho. Las preocupaciones del presidente ya están contempladas en nuestra columna vertebral. Solo se requiere dejar de lado ese modelo de saqueo y endeudamiento establecido en nuestro país a partir de 1997. Este neoliberalismo deshumanizante es totalmente contrario al espíritu establecido en nuestra Carta Magna para impulsar el verdadero desarrollo.
Basándonos en una economía social de servicios básicos, es crucial invertir significativamente en infraestructura esencial como agua potable, energía, transporte público, vivienda asequible y atención médica accesible para todos los ciudadanos, así como en educación en valores y seguridad ciudadana.
La provisión eficiente de estos servicios esenciales es fundamental para el desarrollo y progreso de nuestra nación, y clave para mejorar la calidad de vida de la población y reducir las desigualdades sociales.
Es necesario ejecutar un modelo de economía planificada y coordinada, adoptando una estrategia de planificación económica a largo plazo enfocada en la diversificación del sector productivo y la promoción de sectores clave como tecnología, finanzas y biotecnología, además de atraer inversión extranjera directa.
Un sistema tributario progresivo que grave más a quienes más tienen, junto con una amplia gama de incentivos fiscales para fomentar actividades específicas como investigación y desarrollo, exportaciones o inversiones en sectores estratégicos, son esenciales.
En conclusión, el espíritu que envuelve nuestra Constitución es noble, altruista y justo; solo es cuestión de conocerla, interpretarla e implantarla. ¡Despierta, RD!