Reportaje A Fondo
El misterio de las mariposas que aparecieron al otro lado del Atlántico
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1 año agoon
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LA REDACCIÓNReconstrucción de los 10 años de investigaciones que han demostrado el insólito vuelo transoceánico de tres ejemplares de ‘Vanessa cardui’, desde África a la Guayana Francesa, en un viaje de 4.200 kilómetros
Barcelona.-En octubre de 2013, Gerard Talavera, investigador del Instituto Botánico de Barcelona, encontró tres ejemplares de mariposa cardera (Vanessa cardui) en una playa de la Guayana Francesa, en Sudamérica. Este era un hallazgo sorprendente, pues este lepidóptero denominado así por alimentarse principalmente de cardos está presente en Europa, África, Asia y Norteamérica, en casi todo el planeta, salvo en Australia, la Antártida y el continente suramericano. ¿Cómo habían llegado estas mariposas hasta la Guayana francesa? “Tenían las alas bastante dañadas y se encontraban en la arena sin poder volar”, recuerda Talavera de aquel momento especial en el que empezó una investigación de más de 10 años por todo el mundo hasta conseguir reconstruir el increíble viaje de estos insectos a través del océano Atlántico, un trabajo publicado este verano en la revista Nature.
Por cercanía, la alternativa más lógica sería que hubieran llegado a la Guayana Francesa desde Norteamérica, sobrevolando Centroamérica y sus selvas tropicales o por el mar del Caribe. Sin embargo, para el entomólogo catalán, esta mariposa común de entre 5 y 9 centímetros de envergadura, con alas de color marrón, naranja, negro y blanco, era ya una vieja conocida y tenía una explicación algo más radical para su misterioso viaje: que hubieran salido de África. Un año antes, Talavera junto con otro investigador del CSIC, Roger Vila, habían lanzado la hipótesis de que la Vanessa cardui migraba cada año desde nuestro continente, Europa, hasta África subsahariana. Esta idea parecía increíble pues supondría que este pequeño insecto alado debería atravesar el desierto del Sáhara, pero fue confirmada en 2016. “La cardera hace un circuito migratorio multigeneracional, es decir, cada mes una nueva generación de mariposas reemplaza a la anterior (los ejemplares adultos viven entre tres y cinco semanas) y van haciendo escalas. Así, cada año recorren 15.000 kilómetros de distancia entre Escandinavia y el ecuador africano”, resume Vila.
Aunque no resultara intuitivo, tras encontrar los ejemplares de la Guayana Francesa, Talavera pensó enseguida en África. “En 2013 sabiendo o intuyendo la existencia de los movimientos migratorios masivos a través del Sáhara pensé que lo más lógico era que las tres mariposas no hubieran llegado desde EE UU sino desde África”, cuenta el investigador. Por entonces, era una simple corazonada. Y la pregunta era qué tipos de vientos se habrían tenido que producir como para hacer posible un hipotético vuelo de las mariposas a través del océano Atlántico.Lo primero que hizo Talavera al regresar de viaje fue estudiar los vientos que habían soplado en la zona de forma previa al hallazgo de los lepidópteros. Con la ayuda del investigador predoctoral Eric Toro Delgado y, durante los siguientes años, lograron desarrollar varios modelos complejos que combinaban la circulación de los vientos con la capacidad fisiológica de las mariposas. Así, pudieron reconstruir la trayectoria de las corrientes de aire gracias al programa informático HYSPLIT, perteneciente a la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de los EE UU (NOAA). “Los resultados mostraron que en las horas anteriores a la observación de las mariposas en la Guayana Francesa, las corrientes de aire tenían su origen en la costa africana, a la altura de Mauritania y Senegal. Esto era así de consistente en toda la capa altitudinal, desde los 500 hasta los 2.000 metros. Y la velocidad media de estos vientos era de 27 kilómetros por hora”, resume Toro Delgado.
“Ya conocíamos que las carderas pueden llegar a volar a esa altitud cuando migran. Aprovecharon los vientos alisios, los mismos que utilizó Cristóbal Colón para llegar a América”, apunta Vila. Sin embargo, aunque hubieran demostrado que el viento soplaba a favor de su alocada teoría del vuelo transatlántico, esto no era un argumento suficiente como para dar por hecho que los tres especímenes de la Guayana Francesa hubieran protagonizado semejante hazaña. Alguien las podría haber comprado por Internet y haberlas dejado allí. ¿Cómo demostrar que habían viajado desde África?
Para seguir colocando piezas del puzle, recurrieron a la genética. Su siguiente paso fue comparar genéticamente esos tres individuos con otros presentes en otras partes del mundo. Para ello, durante tres años tuvieron que recoger especímenes de Vanessa cardui en más de 30 países (EE UU, México, Canadá, Hawái, Senegal, Benín, Costa de Marfil, Malasia, Japón, entre otros) hasta lograr secuenciar el ADN de 1.200 muestras. El trabajo de secuenciación del genoma de estas poblaciones se llevó a cabo en el laboratorio molecular dirigido por la prestigiosa bióloga y entomóloga Naomi Pierce, en la Universidad de Harvard (EE UU), y los análisis posteriores se realizaron en Barcelona. “En 2018 tuvimos listos los resultados genéticos y lo que encontramos fue que los especímenes de la Guayana Francesa pertenecían a la población que migra entre Europa y África”, sentencia Talavera.
La corazonada de África empezaba a ser una opción seria, pero todavía quedaban cabos sueltos para demostrar un viaje que cruzaba un océano. Cabía otra posibilidad. ¿Podía ser posible que fueran descendientes de otras mariposas que hubieran realizado ese recorrido, pero en un momento anterior en el pasado? Para demostrar que los tres ejemplares de la Guayana Francesa habían cruzado ellos mismos el océano Atlántico, los investigadores tuvieron que desarrollar una tecnología propia para rastrear posibles fragmentos de polen en estos especímenes.
Las tres mariposas metidas en sobres individuales fueron enviadas el Instituto de Botánica W. Szafer, en Cracovia (Polonia), al laboratorio del investigador Tomasz Suchan, especializado en filogenética y filogeografía. Nunca antes se había secuenciado el ADN del polen de mariposas migrantes mediante la técnica del metabarcoding. Pero, como cuenta Gerard Talavera, los tres especímenes estaban en manos de un “auténtico mago del laboratorio”. La primera buena noticia fue que los individuos iban cargados de polen, a pesar del “largo periplo que hipotéticamente habían ejecutado“. La segunda es que ese polen también señalaba a África. “Descubrimos varias plantas africanas. La especie más abundante que encontramos fue la Guiera senegalensis, y después la Ziziphus spina-christi, dos arbustos que están restringidos a la zona subsahariana y que no se encuentran en otro lugar del mundo”, explica Suchan. “Son especies que florecen entre septiembre y noviembre, en Senegal, Benín, Costa de Marfil, etc. Justo en la zona y la época en la que tuvieron que salir rumbo a Sudamérica”, apostilla Roger Vila.
Las piezas del puzle encajaban, pero todavía quedaba algún que otro enigma por resolver. ¿Dónde habían nacido las mariposas de la playa de la Guayana Francesa: en África o en Europa? Las pesquisas prosiguieron en Canadá, entre 2018 y 2023, donde los especialistas en geolocalización isotópica Clement Bataille y Megan Reich, de la Universidad de Ottawa, realizaron un hallazgo realmente sorprendente analizando algo muy pequeño: los isótopos de hidrógeno y de estroncio presentes en las alas de las mariposas. “Cuando una oruga se alimenta de su planta huésped, la composición de los isótopos de la que está formada se incorpora al tejido de la oruga, y cuando la mariposa resultante emerge de su crisálida, esta composición isotópica se conserva en las alas”, expone Reich. “Las alas de las mariposas preservan la firma química del lugar donde nacieron. Los resultados que obtuvimos nos indican que el origen de las tres mariposas examinadas correspondía con la zona de Francia, España y Portugal”, concluye Bataille.

Gerard Talavera (izquierda) y Roger Vila (derecha) recolectando mariposas en Benín Martial Kiki
Gerard y su equipo de colaboradores ya podían afirmar haber demostrado por primera vez el viaje transatlántico de la Vanessa cardui. Al menos estos tres especímenes habían recorrido 4.200 kilómetros partiendo de la costa africana entre el Sáhara Occidental y Senegal hasta llegar a la Guayana Francesa. Lejos de llegar a un final, la comprobación de un viaje tan alucinante abría infinidad de nuevos interrogantes. ¿Cómo es un vuelo transoceánico así para una mariposa? Los investigadores sabían que los lepidópteros cuentan con sistemas de orientación que les permiten identificar tanto el norte magnético como la posición del sol según la hora del día. “Debieron de combinar momentos de vuelo activo con otros de batir las alas lo justo para mantenerse en el aire”, apunta Talavera.
Aunque no hayan visto volar a las mariposas en mitad del océano, los investigadores han calculado incluso los modelos energéticos que muestran el coste de la energía de la mariposa y la distancia que pude cubrir. “Sin la ayuda del viento, las mariposas solo podrían haber cubierto 780 kilómetros. Estimamos que pudieron tardar entre 5 y 8 días en hacer el viaje. Aunque lo más destacable es que se produjeron unos vientos particularmente favorables”, asegura Toro Delgado. Pasados 10 años, los científicos han podido resolver el gran misterio de las mariposas Vanessa cardui aparecidas al otro lado del océano, aunque siguen siendo muchas las preguntas. ¿Hasta qué punto ha sido una casualidad? ¿Este tipo de viajes son más habituales de lo que pensamos? ¿Cómo puede afectar a un ecosistema la llegada de insectos migrantes transmisores de virus y bacterias?
elpais.com
Reportaje A Fondo
Las heridas y los interrogantes que siguen abiertos tras 40 años de la toma del Palacio de Justicia
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4 semanas agoon
noviembre 6, 2025El operativo de la extinta guerrilla del M-19 y la reacción militar, en pleno centro de Bogotá, dejaron un centenar de muertos, una docena de desaparecidos y una cúpula judicial masacrada
Bogotá.-“Por favor, que nos ayuden, que cese el fuego. La situación es dramática.(…) Divulgue a la opinión pública eso, para que el presidente dé la orden”, suplicó Alfonso Reyes Echandía, presidente de la Corte Suprema de Justicia de Colombia, en Radio Todelar. Era la tarde del 6 de noviembre de 1985 y la sede de la cúpula de la rama judicial de su país, el Palacio de Justicia de Bogotá, era un campo de guerra. 35 guerrilleros del M-19, un grupo de origen urbano y dado a los golpes mediáticos, había entrado a sangre y fuego con la bandera de obligar a los magistrados a hacer un “juicio” al presidente Belisario Betancur, a quien acusaban de haberlos traicionado en una negociación de paz que ya estaba abocada al fracaso. La reacción, que el mandatario dejó en manos de los militares, fue incluso más sangrienta. El edificio terminó calcinado, 11 de los 25 magistrados de la Corte Suprema fueron asesinados, miles de expedientes de todo tipo se perdieron.
En una larga historia de violencia política como la colombiana, los hechos del Palacio siguen especialmente vigentes. Incluso más que otros episodios más mortíferos y más recientes. En 1989, por ejemplo, el narcotraficante Pablo Escobar hizo estallar un avión que despegaba de Bogotá a Cali, y dejó 110 muertos. En 2000, paramilitares asolaron el corregimiento de El Salado, en la región Caribe, y dejaron más de 100 personas muertas, según la Fiscalía. Y en 2002, la guerrilla de las FARC atacó la iglesia del pueblo de Bojayá, en el Chocó, y asesinaron a por lo menos 74 civiles. Las circunstancias, por el lugar del ataque, la importancia política de las víctimas o la visibilidad de lo ocurrido, marcan la diferencia. Y por eso un episodio que en Colombia se ha denominado “holocausto” ha ocupado una atención en el periodismo o en las artes, solo comparable el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, y el posterior Bogotazo.
Además, la rama judicial ha sentido el ataque como un dolor permanente. Los magistrados asesinados eran colegas, profesores, jefes e incluso familiares de muchos abogados de las siguientes generaciones, y su muerte dejó una impronta que aún hoy lamente la justicia.
Además de esa herida abierta, el debate por la toma y la retoma es tan vigente y pugnaz que de él participa el presidente Gustavo Petro, quien fue miembro del mismo M-19 y, si bien no participó en la toma, ha defendido un relato que reduce la responsabilidad de sus antiguos camaradas. Es tan sensible el asunto que recientemente una juez ordenó eliminar un diálogo de una película sobre el Palacio; es tan vigente que este miércoles el expresidente Álvaro Uribe Vélez ha propuesto una nueva norma “que a los militares que participaron en el rescate del Palacio de Justicia, condenados o todavía en investigación o juicio, les conceda todos los beneficios equivalentes a una sentencia absolutoria”.
La actualidad de lo ocurrido hace cuatro décadas pasa por las preguntas sin respuesta. Una de ellas tiene que ver con la protección de los magistrados. Pese a que se había develado un plan de la guerrilla para atacar el Palacio, una noticia que había llenado titulares de prensa, y a que varios magistrados habían recibido amenazas de muerte, la seguridad del Palacio había sido reducida el 5 de noviembre. “Yo quisiera tener la respuesta a la pregunta de quién dio esa orden”, dice Ángela María Buitrago, exministra de Justicia y quien como fiscal lideró la investigación penal por las desapariciones forzadas de una decena de personas, en manos de militares.
Ceremonia de entrega de los restos mortales de Gloria Isabel Anzola, una de las víctimas femeninas del asalto, en Bogotá, el 10 de diciembre de 2019.Juancho Torres (Anadolu Agency via Getty Images)Otra pregunta sin respuesta clara son los motivos del ataque. El M-19 emitió una proclama desde el Palacio sobre la que llamó Operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre. “Convocamos al juzgamiento público de unas minorías apátridas que han hecho fraude a los anhelos de paz y traicionando las exigencias de progreso y de justicia social a la nación entera”, dice en una de sus frases centrales, para luego exigir a los principales medios de comunicación la difusión del proceso que soñaban. “Señores magistrados: tienen ustedes la gran oportunidad, de cara al país, y en su condición de gran reserva moral de la República, de presidir un juicio memorable”, se lee más adelante.
Pero la sombra del narcotráfico ha planeado sobre lo ocurrido desde 1985, pues los guerrilleros coincidían en una demanda de los narcotraficantes. “Mediante un impopular escandaloso Tratado de Extradición, se entrega nuestra juricidad –la más creciente y novedosa de todas las entregas–, que es golpe mortal contra la soberanía nacional», se lee en la misma proclama. Aunque, sobre todo personas cercanas a Pablo Escobar han dicho que el capo pagó a la guerrilla por el ataque, intentando evitar que la Corte Suprema avalara ese tratado, al que se oponían a sangre y fuego. Quien fuera al lugarteniente, Jhon Jairo Velásquez, Popeye, es una de esas fuentes; otras han sido Virginia Vallejo, amante del narco, o el jefe paramilitar Carlos Castaño. La pregunta sigue en el aire, pues no hay pruebas ni es claro que una atrocidad de ese tipo tuviera el efecto esperado. Lo más cercano a una respuesta, de acuerdo con una Comisión de la Verdad conformada por las altas cortes en 2005 para esclarecer los hechos del Palacio, es señalar esta como una hipótesis probable. “Todo indica, entonces, que hubo conexión del M-19 con el Cartel de Medellín para el asalto al Palacio de Justicia”, se lee en su informe final.
Un tercer interrogante es hasta dónde los militares asumieron el poder real durante esas horas. El entonces ministro de Justicia, el político liberal Enrique Parejo, argumentó que se dio un vacío de poder, en el que fueron los generales quienes decidieron qué hacer. Pero su entonces colega de Gobierno, Jaime Castro, publicó un libro dedicado a argumentar que no hubo tal, y que la decisión de responder con la fuerza vino de Betancur y su Gobierno, que temía que darle juego a los guerrilleros hubiera llevado a que estos lograran un levantamiento popular y se tomaran el poder.
El cuarto interrogante gira alrededor de la responsabilidad por cada asesinato, cada desaparición, cada decisión en las más de 27 horas de combates e incendios. Investigadores, periodistas e interesados se han topado con todo tipo de problemas para encontrar pruebas suficientes de lo ocurrido. En algunos casos, los testigos dan versiones encontradas; en otros, los testigos han muerto -esos días, o en las cuatro décadas que han pasado-; en unos más, la falta de pruebas de balística o la manipulación del Palacio por policías y militares antes de que llegaran los funcionarios judiciales impide tener las suficientes pruebas técnicas.
Quizás la más significativa de las preguntas sin respuesta, que va de lo judicial a lo político, es si los militares sabían que el M-19 iba a hacer el ataque y lo permitieron, para así poder golpear con fuerza al M-19 en lo que algunos han llamado “operación ratonera”. Aunque los generales lo han negado de forma reiterada, los tres magistrados que lideraron entre 2005 y 2010 una comisión para investigar los hechos, le dan crédito a la ida. “La Comisión de la Verdad considera esta hipótesis como una de las más probables”, se lee en su informe final. Jorge Aníbal Gómez, José Roberto Herrera y Nilson Pinilla señalan que el Ejército estaba “vejado en su dignidad” y “herido en su amor propio” por acciones pasadas de una guerrilla especialmente mediática. Otros han adicionado que los militares estaban molestos con el presidente, que había adelantado diálogos de paz sin consultarles y contra su opinión.
Lo más complejo, según la exministra Buitrago, es que las respuestas a esas preguntas han variado, dejando un legado de desconfianza y poca credibilidad, como cuando los militares negaron conocer el plan del M-19. Y eso mantiene vivas y abiertas las heridas.
elpais.com
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Virginia Laparra, exfiscal guatemalteca: “Fui a la cárcel por una persecución política contra mí”
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6 meses agoon
junio 2, 2025Detenida en 2022 tras denunciar corrupción judicial, vive ahora en el exilio y denuncia una estrategia sistemática para silenciar a quienes luchan contra la impunidad
Virginia Laparra (Quetzaltenango, Guatemala, 45 años) luchó durante años contra la corrupción en su país. Miembro de la Fiscalía Especial contra la impunidad, una institución auspiciada por Naciones Unidas para investigar las redes corruptas en las altas esferas del poder, fue detenida en 2022 por denunciar a un juez que había filtrado información confidencial. La acusación le valió una condena de cuatro años de cárcel, de la que cumplió casi la mitad, en un proceso que Amnistía Internacional calificó de represalia política y que finalmente la empujó al exilio. “La experiencia en la cárcel es ensordecedora e inaguantable” e “iban a hacer todo lo posible para no dejarme salir jamás”, afirma durante una reciente entrevista en Madrid, en el marco de un viaje a Reino Unido para recoger el Sir Henry Brooke Award, un reconocimiento internacional a su labor como defensora de derechos humanos.
Pregunta. Desde el año 2000, decenas de funcionarios del Poder Judicial se han exiliado de Guatemala. ¿Existe una persecución política contra los juristas?
P. Usted se exilió tras pasar dos años en la cárcel. ¿Cómo la detuvieron?
R. Tenía que viajar a Ciudad de Guatemala desde Quetzaltenango para una audiencia. Salí temprano de la oficina, pero me encontré con una escena propia de la captura de un narcotraficante: patrullas cruzadas, militares con armas largas y pasamontañas. Me estaban esperando y me dijeron que había una orden de detención contra mí.
P. ¿De qué la acusaban?
R. De haber denunciado administrativamente actos de corrupción cometidos por el juez Lesther Castellanos, que resultó ser efectivamente corrupto. Denunciar administrativamente a un juez no puede ser considerado un delito. Y lo hice, en 2017, porque había filtrado información confidencial de un caso de corrupción ya cerrado.
P. En su primera condena, a cuatro años de cárcel, Amnistía Internacional la consideró una prisionera de conciencia.
R. Fui a la cárcel por una persecución política contra mí, no por una causa jurídica. El fin era mandar un mensaje: que luchar contra la corrupción de alto nivel tiene consecuencias. Yo sabía que podía terminar en prisión, porque desde 2018 y hasta mi detención, sufrí años de hostigamiento constante con campañas de difamación contra mí y mensajes amenazantes en redes promovidos por el juez y la Fundación Contra el Terrorismo.
P. ¿Quiénes forman esta fundación?
R. La crearon militares con el fin de defender a personas acusadas de delitos de lesa humanidad, como al [exdictador Efraín] Ríos Montt.
P. ¿Qué ocurrió tras su detención?
R. Me llevaron a la capital [Ciudad de Guatemala] para mi audiencia [ante el juez] en una patrulla durante la madrugada. En el camino, uno de los agentes me dijo: “No sabemos si va a salir viva de ahí”. Más que amenaza, fue una advertencia de lo que sabían que podía pasarme en el sistema penitenciario. Me aconsejaron que hablara lo menos posible. Yo era la quinta de cinco fiscales que capturaron aquel mes. Pero mientras mis compañeras esperaron a su comparecencia ante el juez en un lugar habitual de detenciones, a mí me llevaron a una carceleta.
P. ¿Qué es exactamente?
R. Es donde llevan a los presos peligrosos y es como una jaula en la que no tienes ni espacio para pararte, porque hay demasiadas personas privadas de libertad. Me mantuvieron toda una noche y, cada vez que intentaba conciliar el sueño en el piso, me levantaban y me despabilaban. Después me ingresaron en la Cárcel Militar Mariscal Zavala y, tras unos días, con mis cuatro compañeras.

La exfiscal guatemalteca Virginia Laparra, en la sede de Madrid de Amnistía Internacional.
Álvaro García
P. Estuvo presa casi dos años.
R. Fui la primera de mis compañeras en recibir la condena y la última en salir. Pero todas nosotras nos negamos a aceptar los cargos que nos imputaban.
La experiencia en la cárcel es ensordecedora e inaguantable.
P. ¿Otras personas sí los aceptaron?
R. Sí, eran obligados a aceptar los cargos a cambio de dejarlos en libertad. Les decían que si no lo hacían terminarían como yo. Y no los juzgo, porque la experiencia en la cárcel es ensordecedora e inaguantable.
P. ¿Cómo le afectó?
R. En todos los sentidos. Si con el trato tan cruel que recibí en prisión yo no estoy muerta o [el periodista] José Rubén Zamora no está muerto es porque nos hemos aferrado a algún impulso para seguir viviendo. En mi caso, sobreviví porque mis hijas me hacían prometerles, cada que venían, que seguiría allí la próxima vez que pudieran regresar.
P. Pero su salud se deterioró.
R. Sí, fue degenerando considerablemente. El primer año me negaron totalmente la asistencia médica, y cuando por fin logré que me llevaran al hospital, tuvieron que operarme y quitarme la matriz. Después, me tuvieron que hacer otras cuatro operaciones de emergencia. No me dieron ni la posibilidad de recuperarme, porque tras la operación, me mandaban a la prisión. Pero, además, la estancia en prisión te afecta mucho emocionalmente cuando eres madre y no puedes seguir cuidando a tus hijos.
Nadie se exilia voluntariamente. Es lo último que te queda para poder defender tu vida
P. Otras cuatro mujeres fueron encarceladas con usted. ¿Había un ataque concreto contra las mujeres?
R. Es evidente, porque nosotras éramos más fáciles de encontrar. Tres teníamos hijos menores de edad y otra compañera estaba a cargo de sus papás. Nuestro rol familiar hacía más probable que no nos escondiéramos. Pero, además, nos fotografiaban en las audiencias y difundían nuestras imágenes en redes para difamarnos.
P. ¿En qué momento decidió exiliarse?
R. Tras salir bajo arresto domiciliario, me dediqué a litigar el segundo proceso abierto en mi contra. Me condenaron de nuevo en junio de 2024 a cinco años de prisión y tenían al menos otros cinco procesos abiertos contra mí en el Ministerio Público. Era evidente que en la próxima audiencia judicial iban a ordenar mi detención y que iban a hacer todo lo posible para no dejarme salir jamás.
P. ¿Cómo pudo salir?
R. Estaba en arresto domiciliario y no podía salir del país, pero lo hice. Tuve que dejar a mis hijas y ahora no puedo regresar a mi país. Nadie se exilia voluntariamente. Es lo último que te queda para poder defender tu vida.
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La ONU alerta de «hambre récord» en Haití y asegura que las necesidades se disparan
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8 meses agoon
abril 18, 2025EFE
Proyecta que hasta junio próximo una cifra récord de 5.7 millones de personas, más de la mitad de la población, experimentarán inseguridad alimentaria aguda
Puerto Príncipe.-El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas alertó este jueves de que la escalada de violencia, los desplazamientos, la inestabilidad económica y las interrupciones en la producción local de alimentos están provocando un «hambre récord» en Haití, con millones de personas en riesgo, lo que hace que las necesidades se disparen.
Según un comunicado de esta agencia de la ONU, el último informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC en sus siglas en inglés) proyecta que hasta junio próximo una cifra récord de 5.7 millones de personas, más de la mitad de la población, experimentarán inseguridad alimentaria aguda.
De ellas, se prevé que poco más de dos millones afronte hambre en nivel de emergencia y que 8,400 personas encaren el nivel de catástrofe, el más crítico de inseguridad alimentaria con escasez extrema de alimentos, desnutrición aguda grave y riesgo de inanición.
Ante esta situación, el PMA y sus socios han extendido de forma significativa sus operaciones en Haití, alcanzando a más de 1.3 millones de personas en lo que va de año, de ellas un millón en marzo, lo que supone una cifra récord de ciudadanos asistidos en un solo mes, pero, advirtió la organización, «las necesidades superan los recursos disponibles».
Este 2025 esta agencia de Naciones Unidas ya ha suministrado 740,000 comidas calientes a más de 112,000 personas recientemente desplazadas, así como dinero en efectivo para alimentos y apoyo para prevenir la desnutrición infantil, además de haber conseguido acceder a zonas controladas por los grupos armados y entregar alimentos esenciales a comunidades de difícil acceso en Croix-des-Bouquets, Cité Soleil, Lower Delmas y La Saline.
«En este momento, luchamos para contener el hambre. Sin los inmensos esfuerzos que ya se están realizando, la situación sería mucho peor», dijo la directora de País del PMA en Haití, Wanja Kaaria.
Violencia extrema
«Para seguir el ritmo de la creciente crisis, hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que brinde apoyo urgente; sobre todo, el país necesita paz», agregó Kaaria, quien afirmó que el PMA necesita urgentemente 53.7 millones de dólares para continuar sus operaciones vitales en Haití durante los próximos seis meses.
Haití vive una crisis multidimensional y una violencia extrema, en especial en la zona metropolitana de Puerto Príncipe, en un 85 % bajo control de las bandas armadas.
La Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSSM), liderada por Kenia y con el aval de la ONU, no ha conseguido resultados tangibles frente a esta violencia, que ha obligado a más de un millón de personas a abandonar sus hogares y convertirse en desplazadas.
- En 2024 la violencia causó en Haití al menos 5,626 muertos (un millar más que el año anterior), 2,213 heridos y 1,494 secuestrados, según datos verificados por la ONU.
A finales de marzo pasado, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, informó de que al menos 4,239 personas fueron asesinadas y 1,356 heridas en Haití entre julio y febrero pasados con armas que llegan ilegalmente del extranjero, pese al embargo de armamento impuesto por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
